El 8 de junio de 2019, Islandia presentó un Arctic Coast Way renombrado, que conecta muchas de estas áreas. La esperanza era designar la atención sobre las 21 aldeas, las 17 comunidades y las cuatro islas ubicadas a lo espléndido de las 560 millas de la costa ideal que se extiende desde Hvammstangi hasta Bakkafjörður. Mi mama y yo manejamos una buena parte de este 10 meses ayer de que se convirtiera en poco. Así es como lo hicimos.

El alucinación: cinco días, 470 millas

Que conducir

A menos que esté en un todoterreno, un transporte compacto le servirá muy admisiblemente en esta ruta. Poder conducir un manual ahorra un paquete, ya que los automáticos tienden a costar más. Mi mama y yo alquilamos un automóvil en el aeropuerto de Keflavík (KEF) en Reykjavík y lo condujimos hasta el aeropuerto de Akureyri en el ideal. Para el regreso, reservamos un planeo de ida a través de Air Iceland Connect de regreso al aeropuerto de Reykjavík y reservamos un cupón de Flybus para traslados entre los aeropuertos doméstico e internacional.

Cuando ir

Esta mecanismo se realiza mejor entre abril y septiembre, aunque los viajeros con presupuesto condicionado pueden apreciar las tarifas de hotel con un activo descuento en los meses intermedios de marzo y octubre. Solo tenga en cuenta que algunas empresas operan estacionalmente (desde mediados de mayo hasta agosto). Nota: lo único predecible sobre el clima de Islandia es su imprevisibilidad. Consulte los sitios web de la Delegación de carreteras y costas de Islandia y Safetravel todos los días para conocer las condiciones de conducción más actualizadas.

Día 1

Mi mama y yo volamos de Estocolmo a Reykjavík y alquilamos un Ford Focus pequeño de Avis en KEF. A posteriori de acaecer visitado la hacienda en numerosas ocasiones, nos pusimos en camino de inmediato. Fue un alucinación de 264 millas hasta nuestro primer destino noctívago, Siglufjörður, donde habíamos reservado una linda cabaña a través de Airbnb.

Felizmente, hubo muchas distracciones durante el alucinación de casi seis horas. Más o menos de la fracción del camino, nos desviamos tres millas y media de la Ruta 1, además conocida como Ring Road, y bajamos por un camino de rocalla cerca de Kolugljúfur, un desfiladero donde el río Víðidalsá desemboca en una Cascada. Kolufossar no es la cascada más famosa de Islandia, pero aún atrae el set de Instagram; Nos encontramos con una docena de personas que tomaban fotografías y dos operadores de drones, estos últimos encaramados precariamente en los bordes irregulares de los acantilados del cañón.

Sin requisa, esa multitud se perdió el memorando de Blönduóskirkja. El vistoso diseño de la iglesia modernista, a 40 minutos al noroeste de Blönduós, se inspiró en un cráter eruptivo. Otras 36 millas más delante, nos detuvimos en Glaumbær en Skagafjörður. Estas históricas granjas con techo de césped se construyeron durante la era de los asentamientos, en torno a del año 900 d.C., y se han transformado en un museo viviente. Las estructuras de madera se agregaron tan recientemente como en la plazo de 1870, y los últimos habitantes no abandonaron las instalaciones hasta 1947. Pasear por la vieja despensa, los almacenes y el taller de herrería era como entrar en el set de una película de época.

Dia 2

Usamos el pequeño pueblo pesquero de Siglufjörður, con una población de aproximadamente 1.206, como colchoneta para explorar los pueblos vecinos a lo espléndido de la escarpada costa noroeste de la península de Troll. Fiel a su nombre, los trolls fueron lo primero que notamos en Olafsfjörður, la ciudad de al banda. Estaban por todas partes: pintadas en los costados de las casas, una planta computador de pescado y una piscina pública cubierta. Los murales fueron creados por un intérprete estadounidense que había hecho una residencia aquí. Ahora, los excursionistas como nosotros hacemos una parada en la ciudad simplemente para cazar trolls.

A posteriori del desayuno, condujimos 30 minutos cerca de el sur hasta Bjórböðin, un spa y restaurante en Arskógssandur. Inaugurado en junio de 2017, este fue el primer spa de cerveza del país, donde las tinas profundas y ovaladas hechas de madera de kambala se llenan con cerveza mozo a 100 ° C, catalizador de cerveza viva, agua y lúpulo. A posteriori de hornear en la sauna al corriente vacuo, nos metimos en la mezcla espumosa. Durante 25 minutos, nos frotamos con la catalizador arenosa, que se cree que suaviza los folículos pilosos y limpia la piel. A posteriori del baño, nos dirigimos a una sala de laxitud oscura donde un conserje de baño nos envolvió en toallas. Nos acostamos en meditación silenciosa y tratamos de no quedarnos dormidos. ¿La experiencia de vinculación accesible más extraña de la historia? Quizás. Pero además sorprendentemente relajante.

Día 3

A posteriori de salir de nuestro Airbnb, tomamos un desayuno rápido y sustancioso en Fish & Chips Siglufjörður (esta fue una de las pocas comidas económicas que pudimos encontrar en el ideal de Islandia, aunque todavía cuesta en torno a de 4,000 coronas o £ 23 por dos) .

Luego nos detuvimos para tomar pasteles caseros en el encantador café Gisli Eirikur Helgi en Dalvik, a 40 minutos al sur; hizo un intento fallido de examinar Safnasafnið, un museo de arte popular y forastero islandés en Akureyri que mantiene estrictos horarios de temporada; y dio una dorso a través del bosque doméstico Vaglaskógur de 742 acres en Fnjóskadalur, que estaba organizando un espectáculo de color suficiente explosivo a fines de septiembre.

Pero lo más destacado del alucinación, que terminó en la modesta Post-Plaza Guesthouse en la ciudad portuaria de Húsavík, fue Goðafoss, una de las cascadas más épicas de Islandia. Apodada la Cascada de los Dioses, es donde el río veloz Skjálfandafljót cae casi 40 pies a través de una extensión de 98 pies.

Día 4

Pasamos la mañana paseando por las compactas calles del centro de Húsavík. Compramos artículos para el hogar escandinavos en Garðarshólmi; cargado de pasteles rellenos de crema en Heimabakarí Eðalbrauð Ehf; visitado por el Museo de Ballenas de Húsavík, hogar de un esbozo de ballena cerúleo de 82 pies de espléndido; y fotografió la hermosa iglesia de Húsavík de 112 primaveras de pasado.

Continuando con el tema de la vida flota, nos unimos a un tour de observación de ballenas de tres horas por la tarde. Nuestro consejero, un biólogo marino holandés de Salka Whale Watching, calificó la rugosidad del océano ese día como siete sobre 10. Llevábamos abrigos de invierno más trajes térmicos de cuerpo impasible e impermeables y nos deslizábamos por la cubierta, rociando agua de mar. caras, mientras el barco volaba de un banda a otro. Podría acaecer sido una experiencia miserable si no hubiéramos tenido la suerte de ver cinco asombrosas ballenas jorobadas, dos de las cuales llegaron a 20 pies de nuestro pirueta. Aunque el agua estaba agitada, la tripulación cuidó muy admisiblemente de nuestro pequeño asociación de turistas decididos.

Mi mama y yo terminamos el día de la mejor modo imaginable: con comida para sufrir sin complicaciones de Fish & Chips, uno de los favoritos de los pescadores locales de Húsavík, y un espléndido baño en Geosea Geothermal Sea Baths. El spa tiene seis piscinas al corriente vacuo y vistas panorámicas de Skjálfandaflói, la bahía donde nuestro barco de observación de ballenas había sido molido sin piedad como un bártulo en una bañera.

Dia 5

Dedicamos nuestro final día en el ideal de Islandia al lagunajo eruptivo Mývatn. A posteriori de mudarnos a Fosshotel Mývatn, una esclavitud hotelera más inteligente a 40 minutos al sur de Húsavík, nos dirigimos al dominio geotérmica de Namafjall. Podíamos curiosear el azufre incluso ayer de abandonar el coche. Emplazado al pie de la montaña Námafjall, Hverir exhibió una deslumbrante exhibición de fumarolas silbantes, ollas de comedón burbujeantes y tierra agrietada. Observamos con asombro cómo un visitante metía la mano directamente frente a un conducto de ventilación caliente y luego aullaba de dolor cuando se lastimaba los dedos.

Luego tomamos la autopista 862 cerca de Dettifoss, la cascada más poderosa de Europa. Acordado cuando nos acercábamos, un temerario equilibrista comenzaba su aterradora travesía por encima de la furiosa búsqueda. Aparecieron tres arcoíris entre el sol y el rocío, creando una panorama increíble. Otro tramo de media milla a lo espléndido del cañón rocoso de Jökulsárgljúfur y encontramos Selfoss, la cascada hermana más pequeña pero posiblemente más salvaje de Dettifoss.

Por la tarde, mi mama y yo pasamos una hora montando peludos castrados islandeses con Gilli, propietario de Safari Horse Rental en el banda sur del lagunajo Mývatn. Nos enseñó a ‘tölt’, un trote sorprendentemente suave cuando se hace admisiblemente. Atravesamos una hermosa zona de césped con vistas a la montaña y al lagunajo, y subimos por un pseudo cráter. Las crestas tenían desniveles a entreambos lados: si uno de nuestros muchachos resbalaba una herradura, entreambos estaríamos muertos. Mi mamá estaba aterrorizada por las directiva pero le dije lo que me digo cuando me subo a un taxi en Roma o Delhi o Nueva York: hay que tener fe en el conductor.

Para nuestra última comida en Islandia, salpicamos en el popular Vogafjós Cow Cafe cerca de Mývatn. El restaurante está adjunto a una lechería lechera en funcionamiento. Mi mama pidió una hamburguesa, que no pude soportar dados los alrededores; Fui con cordero crudo y mozzarella casera y pan geysir. La cuenta ascendió a casi £ 90. Una vez que pasó la conmoción, nos encogimos de hombros. Mañana estaríamos en un avión de regreso a los Estados Unidos. Saludos como estos valen cada centavo.