El clásico paisaje del sudoeste de picos desnudos de arenisca y peñascos imponentes que se elevan desde una extensión interminable de arena roja a la deriva es una imagen arquetípica del Salvaje Oeste. No es hasta que llegas a Monument Valley, ubicado a 24 millas al norte de Kayenta en la frontera entre Arizona y Utah, que te das cuenta de cuánto ha moldeado tu percepción del oeste este lugar. Por supuesto, tales paisajes también se pueden encontrar en otros lugares, pero en ningún otro lugar se destila tan perfectamente. Si bien los cineastas han acudido aquí desde los albores de Hollywood, la majestuosidad del lugar aún te deja sin aliento. Agregue a esto el hecho de que sigue siendo un bastión de la cultura navajo y Monument Valley puede ser lo más destacado de un viaje al suroeste.
El par de monolitos más grande e impresionante son The Mittens; un este y un oeste, cada uno con un pulgar distinto astillado de su masa central. Más de una docena de otras torres se encuentran dispersas cerca, junto con arte rupestre y varias ruinas más pequeñas de pueblos ancestrales.
Puede ver los cerros que se avecinan junto a la US-163 de forma gratuita, pero el desvío de cuatro millas hacia Monument Valley Tribal Park es recompensado con vistas mucho más cercanas. Detrás del Centro de visitantes y el View Hotel, un camino de tierra lleno de baches serpentea a través de Monument Valley. La ruta sin conductor de diecisiete millas hace un viaje lleno de baches pero soportable en un vehículo común y toma poco más de una hora. Sin embargo, se recomiendan encarecidamente los recorridos en jeep o a caballo por el campo guiados por navajos; Un viaje en jeep de 90 minutos cuesta alrededor de $ 50 por persona cuando se organiza localmente, con muchas alternativas más largas y potencialmente mucho más caras. La mayoría de los recorridos no solo se detienen en lugares de películas como el tótem, sino que también visitan un hogan Navajo (vivienda de ocho lados) para ver a los tejedores en el trabajo.
