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Ruta por los cimborrios del Duero: historia y arte en estado puro

¿Conocías la Ruta de los Cimborrios del Duero? Abarca ciudades tan dispares como Zamora, Toro, Salamanca y Plasencia. ¿Qué tienen en común todas ellas? Nada más y nada menos que albergar al menos una construcción con un Cimborrio. Un elemento arquitectónico, similar a una cúpula, que se alza en el crucero de una iglesia, catedral o colegiata. Su rasgo más distintivo, más allá de sus elementos constructivos, es que exteriormente está recubierta de placas de piedra que se asemejan a escamas. El origen de estos cimborrios ha hecho correr ríos de tinta y, sobre ello, entraremos más adelante. Al margen de todo ello, vale la pena visitar estas ciudades con la vista puesta en estas maravillas constructivas. Además, será una oportunidad para conocer ciudades españolas que, independientemente de sus cimborrios, son de una extraordinaria belleza. Por cierto, muchas de ellas puedes visitarlas dentro de otra ruta, la conocida como Ruta de la Vía de la Plata. En este artículo sobre qué ver y hacer en la Ruta de la Plata te lo comentábamos todo.

Antes de empezar, ¿qué es un cimborrio?

Un cimborrio es una construcción que a menudo toma la forma de una pequeña torre rematada por una cúpula. La función principal es la de proporcionar luz al templo y, a menudo, se coloca en el crucero de la iglesia. Es decir, en la intersección entre las naves principales y el transepto. Su origen, como te comentábamos anteriormente, es un poco difuso. Durante mucho tiempo se pensó que podía ser de influencia bizantina, tesis que corrobora que puedan encontrarse construcciones similares en Lombardía, zona tradicionalmente con influencias e implantación bizantinas. El hecho de que también se hayan encontrado parecidos con algunas cúpulas de Turquía, donde también se establecía el Imperio Bizantino, ha reforzado esta explicación. Sin embargo, entre los historiadores del arte, a día de hoy, esta interpretación se ha puesto entre paréntesis. Sin duda lo que mejor define a los cimborrios del Duero es su aspecto exterior, recubierto de placas de piedra que asemejan escamas. Un recurso decorativo que también tenía una función muy práctica: proteger a la construcción de la erosión. Con todo, es una construcción atípica, difícil de encontrar en otras partes y que, para muchos, son una señal de la originalidad de la arquitectura cristiana en la España medieval.

Zamora

Zamora no se tomó en una hora, reza el dicho, aunque es muy fácil ser conquistado por ella en muchos menos tiempo. Es, sin duda, una de las ciudades españolas más injustamente conocida. No sólo por enclavarse en una provincia repleta de arquitectura románica, sino por la estupenda catedral románica que alberga la ciudad. Es, de hecho, la catedral más antigua de las 11 que embellecen toda Castilla y León. También es el cimborrio más antiguo de todos. Además de admirarla por fuera, vale mucho la pena ver el cimborrio por dentro. Especialmente recomendable es hacerlo durante su Semana Santa, un momento único para acercarse a esta ciudad en el contexto de una Semana Santa diferente a la andaluza, mucho más recogida y severa.

Por lo demás, Zamora es una ciudad muy coqueta con estupendas vistas al Duero. También es una gran ciudad para realizar turismo gastronómico. Si es tu interés, entonces no puedes perderte el famoso arroz a la zamorana, el cocido zamorano y el «dos y pingada». Para saber más, te dejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Zamora.

Toro

Nos movemos de ciudad pero no de provincia. Ponemos rumbo a Toro, ciudad que gozó de bastante importancia en el pasado. De hecho fue sede de las Cortes de Castilla y un punto importante en la Guerra de Sucesión Castellana. Este glorioso pasado todavía se siente en construcciones de alta calidad como la Torre del Reloj y, cómo no, su famosa colegiata, el monumento sobre el que se encarama otro cimborrio de excepción.

La armonía de la colegiata es extraordinaria y pasa perfectamente por ser uno de los monumentos de su tipo más interesantes de todo el país. Además, la Colegiata de Toro tiene la particularidad de conservar parte de la pintura de su portada. Algo poco común, como también lo es la escultura en sí misma, un auténtico libro abierto de cómo era la vida en la Edad Media, sobre todo en lo musical, dado que aparecen representados instrumentos que han brindado a los musicólogos mucha información sobre la música del período. Y, si te pasas por Toro también por el tirón gastronómico, probablemente no tengamos que hablarte de su buen vino. Da igual, insistiremos, porque lo merece: es uno de los mejores vinos del país. Para conocer más a fondo sus encantos, te aconsejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Toro.

Salamanca

Ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo es en buena parte debido a la Catedral Vieja, un templo a caballo entre el románico y el gótico. La construcción coronada por el que quizás sea el cimborrio más elegante. Cuenta con la particularidad de ser más esbelto y alargado. Y uno de los más representativos si nos fijamos en su característica cubierta por placas que simulan ser escamas. Es uno de los motivos, junto con la veleta con forma de gallo que lo corona, de que se lo conozca popularmente como la Torre del Gallo. Una auténtica maravilla que no has de perderte. Una más, por cierto, de una ciudad que está sobrada de encantos. La Catedral Nueva, la Plaza Mayor, la famosa fachada de la Universidad… ¡Son muchas las obras maestras que embellecen la ciudad del Tormes! El cimborrio no es de lo más conocido, así que vale la pena que te detengas para contemplarlo, sobre todo por dentro, dado que es una auténtica maravilla.

Plasencia

Terminamos la lista en Extremadura con el cimborrio más tardío, aunque se planeó casi en paralelo a su hermano salmantino. Y es que ambos cimborrios están muy emparentados por su forma y esbeltez. Por si fuera poco, ambos se alzan en templos denominados como «catedrales viejas». El cimborrio remata la conocida como Capilla de San Pablo y, al igual que ocurre con Salamanca, cumple a la perfección su función de torre linterna. La curiosidad es que exteriormente, además de las escamas, está rematado por una bola estriada que le ha valido el sobrenombre de Torre del Melón. En lo arquitectónico es bastante audaz dado que se encarama sobre una capilla octogonal y la transición que realiza entre el polígono y la forma circular del cimborrio es armoniosa y muy bella. Sin duda, una obra maestra.

IMG: Wikipedia; iStock.


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