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Las islas más bonitas de Francia

¿Eres de los que sueñan con paisajes paradisíacos, Playas doradas y aguas turquesas, pero no quieres transitar caminos trillados? Francia no tiene nada que envidiar a destinos lejanos y exóticos. El país vecino alberga islas, cada una con su propio encanto e identidad, a la espera de ser exploradas. Olvídate por un momento de la monotonía de la vida cotidiana, respira hondo y déjate llevar en un refrescante viaje en el que descubrir las más bellas islas francesas. Emprendamos un viaje que huele a sal y a mar. ¿Te animas? Aunque, si quieres saber más sobre los tesoros naturales y marinos del país galo, te aconsejamos también nuestro artículo sobre las playas más bonitas de Francia.

1. La isla de Oléron: naturaleza y gastronomía

Situada frente a la costa atlántica, evoca de inmediato imágenes de coloridas ostreras, mercados gastronómicos y una naturaleza salvaje que te dejará sin aliento. Con sus ostras, mejillones bouchot y vinos locales, no te faltarán opciones. Pero Oléron no es sólo gastronomía. También es una sucesión de pinares, playas que se extienden hasta donde alcanza la vista y marismas donde el tiempo parece haberse detenido. No dudes en dar un paseo en bicicleta para ver una garceta en vuelo.

2. Belle-Île-en-Mer: el festín bretón

Sólo el nombre de Belle-Île-en-Mer ya es suficiente para despertar la imaginación… Situada frente a la costa de Morbihan, revela una paleta de coloridos paisajes. Imagina pasear por los escarpados acantilados frente al océano, con el oleaje como única melodía. Si es un amante de la naturaleza, disfrutarás de páramos llenos de flores, calas secretas y pueblos pintorescos con casas de colores pastel. ¿Y qué decir de la gastronomía local? Tortitas, sidra, marisco… ¡Un auténtico festín bretón te espera!

3. Córcega: una isla de belleza con mil facetas

Esta maravilla mediterránea se ha ganado a pulso el sobrenombre de «Isla de la Belleza». Córcega se alza orgullosa entre el mar y la montaña, con sus paisajes particularmente variados. Imagínate playas de un azul intenso que coquetean con calas salvajes, picos vertiginosos que se elevan sobre bosques centenarios y pueblos en lo alto de las colinas que parecen desafiar al tiempo. En cuanto a la gastronomía, prepárate para un auténtico desfile de sabores: embutidos corsos, quesos fuertes y vinos bañados por el sol… ¡Todo para hacerle feliz! En este artículo te mostramos más cosas que hacer en Córcega.

4. Martinica: la perla de las Antillas

Apodada la Isla de las Flores, Martinica es una invitación permanente al cambio de aires. Enclavada en el corazón del Caribe, te deslumbrará con sus playas de arena fina y aguas turquesas donde se mezclan peces multicolores y corales vírgenes. Pero no te equivoques, esta isla tiene mucho más que ofrecer que sus paisajes de postal. Atraviesa sus frondosos bosques y respira los embriagadores aromas de flores exóticas. Deleita su paladar con los dulces sabores de la fruta local y, por supuesto, disfruta de un ti-punch al atardecer. Una sinfonía de colores, sabores y melodías…

5. Île d’Yeu: historia y playas hasta donde alcanza la vista

¿Listo para una escapada inolvidable? Pon rumbo a la Île d’Yeu, una isla de la Vendée donde el tiempo parece haberse detenido. A primera vista, sus playas doradas ofrecen un delicioso contraste entre arena fina y rocas salvajes. Pero la isla de Yeu es mucho más que un paraíso para el ocio. En su corazón se esconde una rica historia de castillos, menhires y dólmenes. Pasea por las callejuelas de Port-Joinville, escucha las historias de los pescadores y disfruta de una galette saucisse frente al mar abierto.

6. Porquerolles: un tesoro natural en el Mediterráneo

Porquerolles: sólo oír su nombre evoca el canto de las cigarras y el romper de las aguas cristalinas… Este edén mediterráneo, la mayor de las islas Hyères, cuenta con playas sacadas de una postal: arena fina, aguas azules… ¡El paraíso! El interior de la isla invita a sumergirse en el corazón de una naturaleza exuberante, con sus pinares, viñedos y senderos perfumados de maquis. Súbete a una bicicleta y sal a explorar todos los rincones, en el corazón de una biodiversidad absolutamente excepcional.

7. Noirmoutier: entre marisma y océano

Nada más cruzar el mítico Passage du Gois, Noirmoutier te sumerge en el corazón de sus secretos bien guardados. Esta isla de Vendée, a veces apodada «l’île aux Mimosas» por su floración precoz en invierno, cuenta con abundantes playas de arena fina y marismas saladas. Pasea por sus encinares, descubre sus pintorescos pueblos y no olvides probar sus deliciosas patatas.

8. Guadalupe: la isla mariposa en el corazón del Caribe

Guadalupe son dos islas en una: Basse-Terre y Grande-Terre, que, como alas de mariposa, flotan delicadamente sobre las aguas turquesas del Caribe. Sumérgete en el parque nacional y explora la selva tropical, o déjate hechizar por las refrescantes cascadas de Le Carbet. En cuanto a playas, la oferta es amplia: arena dorada en Sainte-Anne, negra volcánica en Trois-Rivières… ¡Y Guadalupe es también un carnaval de sabores!

9. Isla de Ré: el chic atlántico

Con sus fachadas encaladas, sus contraventanas de colores pastel y sus calles llenas de flores, la isla de Ré tiene toda la pinta de ser una postal. Es la Saint-Tropez del Atlántico, pero sin bullicio. Imagínate pedaleando por sus carriles bici, con el pelo al viento, la sal en la piel, rodeado de marismas saladas y verdes viñedos. El pequeño mercado de La Flotte en Ré te dará la bienvenida con sus puestos gourmet: ostras, sal marina, pineau des Charentes… ¡Algo para deleitar tu paladar! Para saber más te dejamos nuestro artículo sobre qué hacer en la isla de Ré.

10. Bora Bora

Encuentra un vuelo a Bora Bora y viaja al otro lado del mundo, el lugar más lejano alcanzado por Francia. Nada más poner un pie en la isla, te encontrarás en medio de una ensoñación. Sus aguas cristalinas oscilan entre incontables tonalidades de azul, a veces realzadas por bonitos bungalows sobre pilotes. Es el lugar ideal para bucear entre mantarrayas y peces multicolores. En el interior, el monte Otemanu se alza como un guardián ancestral de la isla. Y cuando el sol se oculta lentamente en el horizonte, los tonos dorados y púrpuras iluminan el cielo.

Entonces, ¿qué isla francesa elegirás para tus próximas vacaciones? .



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