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Qué ver y hacer en Oviedo: un destino que te reconquistará

Oviedo no es una Ciudad tan conocida como debiera si atendemos a la relación que existe entre sus atractivos (algunos de ellos Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) y el volumen de turistas que recibe al año. Sin embargo, se ha posicionado muy bien en la lista de los destinos más frescos de España en verano. Y es que es un match impresionante entre cultura, paisajismo y temperaturas moderadas que tan bien sienta si buscamos huir de los estíos tórridos de la España Mediterránea. Te mostramos cómo sacarle todo el partido. Y, si quieres profundizar más en los encantos de la región, te aconsejamos echar un vistazo a nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Asturias.

Catedral de San Salvador

No se puede comenzar una lista de estas características sin mencionar la Catedral de Oviedo, una de las catedrales góticas más destacadas de España. Comenzada por Alfonso el Casto en el siglo VIII, fue experimentando sucesivas modificaciones y ampliaciones hasta llegar al aspecto que luce hoy en día. Destaca de entre todo el conjunto su imponente torre, que puedes subir hasta arriba del todo (aunque, te avisamos, la subida no es del todo fácil). Su interior no es menos fastuoso dado que toda la catedral está ricamente ornamentada y alberga un Museo Sacro con multitud de arte sacro y manuscritos. Su Retablo Mayor, de estilo renacentista, es una auténtica maravilla y bien vale sentarse un rato en el banco para contemplarlo. Sin embargo, lo mejor de la Catedral viene ahora y le dedicamos un epígrafe propio porque realmente lo merece.

Cámara Santa

La Cámara Santa de Oviedo está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por razones más que merecidas. Consiste en una cripta, la de Santa Leocadia, y una capilla, la de San Miguel, independientes entre sí pero que comparten el honor de ser una obra maestra del estilo prerrománico. Su arquitectura es contundente, severa, pero extremadamente elegante. Y los tesoros que albergan son auténticas reliquias incalculables de toda la Edad Media europea. Nos referimos a la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, obras maestras de la orfebrería medieval y símbolos de Asturias. De hecho la Cruz de la Victoria es la que se incluye en la bandera de la Comunidad Autónoma. Tenemos también la Caja de las Ágatas un relicario finamente realizado en oro y con incrustaciones de ágatas. La última pieza es, tal vez, la más impresionante, el Arca Santa, conocida por sus bellos relieves y por albergar, nada más y nada menos, que el Santo Sudario.

Plaza de la Constitución

Esta plaza es uno de los lugares más importantes del centro de la ciudad. Está presidida por su Ayuntamiento, de líneas elegantes y clásicas, y allí también podrás ver la peculiar escultura a Woody Allen. Cineasta que, desde que fuera premiado con el Príncipe de Asturias, no ha dejado de prodigar muestras de cariño a la ciudad en entrevistas y películas. Los edificios que la rodean son tradicionales y presentan un encanto y son de lo más fotografiables. Muy cerca de la plaza se encuentra la Fuente de Foncalada, mandada construir por Alfonso III, una auténtica maravilla prerrománica. Por lo demás, si quieres tomarle el pulso a la ciudad, a su ambiente vibrante, este lugar es perfecto para hacerlo.

Calle Uría

Para Clarín en La Regenta, Oviedo era Vetusta, una ciudad que dormía la siesta permanentemente, aunque eso, en pleno siglo XXI, ya no es así. De hecho, pocos lugares son tan dinámicos como la Calle Uría. Un lugar donde poder sentarse a disfrutar de un buen cachopo o una fabada asturiana bien regada con sidra. También es una de las arterias comerciales de la ciudad, por lo que si quieres irte de escaparates podrás hacerlo gracias a la gran variedad de establecimientos, desde grandes almacenes a boutiques. Y, si lo tuyo es el ocio, en una de sus travesías, la Calle Pelayo encontrarás el Teatro Campoamor. Un teatro de ópera decimonónico en el que todavía hoy puede asistirse a representaciones. Lo conocerás porque es allí donde tiene lugar la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias.

Calle Gascona

Si hay algo que define a Asturias es la sidra, y en Oviedo tienes una calle con una concentración de sidrerías más que notable. Se llama la Calle Gascona y es el epicentro del tapeo y de la sidra de la ciudad. Tan presente está la sidra que no sólo encontrarás una sidrería a cada paso, sino que también podrás contemplar las esculturas callejeras que representan a escanciadores. Además, es una calle especialmente indicada si quieres disfrutar de algo de ocio nocturno.

Campo de San Francisco

Si te apetece un alto en el camino, nada mejor que pasear o sentarse en el parque Campo de San Francisco. Toma su nombre del convento homónimo cuyas instalaciones y terrenos ocupaban antiguamente este espacio. El parque destaca por ser un remanso de paz, con caminos para pasear a tus anchas (por ejemplo, el Paseo de los Álamos). Te saldrán al paso monumentos sorprendentes como algún que otro quiosco y la escultura de Mafalda. Y si quieres un rincón impresionante, has de dirigirte al arco románico que formaba parte de la antigua iglesia de San Isidoro. Un elemento arquitectónico que ha sobrevivido integrándose a la perfección con la vegetación del campo.

Una escapada a Santa María del Naranco…

Es otro de los monumentos prerrománicos que constituyen los bienes Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se ubica a las afueras de la ciudad, aunque muy cerca, concretamente a 4 km. Fue mandada construir por el rey asturiano Ramiro I como sala de recepciones. Una función que puede apreciarse hoy en día por lo regio de su presencia y también los arcos abiertos al exterior, que confieren al monumento de un aire escenográfico muy propio de este tipo de palacios. Destaca también su decoración escultórica, repleta de animales y detalles ornamentales. Durante mucho tiempo, como te hemos dicho, ejerció como salón de audiencias mientras que los servicios religiosos se llevaban a cabo en la cercana San Miguel de Lillo. Posteriormente se convirtió en iglesia, aunque, como ya ves, conserva un aire majestuoso digno de reyes inconfundible.

… y a San Miguel de Lillo

A pocos metros se encuentra San Miguel de Lillo, un monumento que vale la pena visitar aunque no estuviera tan cerca de Santa María del Naranco. El uso de medias bóvedas de cañón es el que convierte a este monumento en un digno representante del prerrománico. Aunque tal vez lo que más llame la atención sea sus volúmenes exteriores. Su forma y relación con el entorno es, sin duda, singular y forma parte de su irresistible atractivo. Asimismo, conserva relieves e incluso restos pictóricos que delatan la influencia bizantina, algo nada extraño en el arte de la época.

IMG: iStock; Wikipedia.


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