Contemplar las estrellas es una vieja afición humana, aunque no ha sido hasta los últimos dos siglos que hemos podido escudriñar distancias enormes. Sobre todo a día de hoy cuando los Observatorios astronómicos están a la orden del día. Si eres un aficionado a la astronomía, la física y la ciencia en general te mostramos un puñado de observatorios que vale mucho la pena conocer. Todos ellos son visitables y no pocos cuentan con visitas guiadas auténticamente didácticas. Además, algunos se encuentran en entornos naturales privilegiados, lo cual es un match turístico de lo más recomendable. Eso sí, también incluimos en la lista observatorios antiguos, por su interés, belleza estética e importancia histórica. Por cierto, si quieres más información sobre astroturismo, te aconsejamos nuestro artículo sobre los mejores lugares para ver las estrellas en España.
Real Observatorio de Madrid
Una maravilla que, cuesta creerlo, no todo el Mundo conoce. Tal vez la razón sea su ubicación no siempre muy visible. Aunque se encuentra en un lugar tan visitado como El Retiro. Ya sólo exteriormente este observatorio es impresionante. Fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva, que también fue el artífice de otros monumentos emblemáticos de Madrid como el Museo del Prado y la Plaza Mayor como la conocemos hoy. En su día, este observatorio albergó una maravilla científica: el telescopio diseñado por William Herschel, uno de los grandes astrónomos del siglo XVIII. Desgraciadamente fue destruido durante la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia, por lo que hoy lo que podrás ver es una reconstrucción igualmente interesante. De hecho, este observatorio fue una de las razones para impulsar el Paisaje de la Luz de Madrid como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Te hablábamos aquí más en extenso sobre lo que ver y hacer en el Paisaje de la Luz de Madrid.
Observatorio de la Armada de Cádiz
Erigido en San Fernando (Cádiz) en 1753, pasa por ser el observatorio astronómico más antiguo de España. Como indica el nombre, su origen tiene mucho que ver con el estamento militar, algo que no debería extrañarnos, dado que, tanto antes como actualmente, la investigación científica y tecnológica se producía abundantemente dentro del ámbito militar. La finalidad, pues, de este observatorio fue facilitar que los estudiantes de la marina se familiarizasen con una ciencia tan vital para la navegación como es la astronomía. Visitarlo vale mucho la pena, sobre todo por la elegancia de su arquitectura, muy en consonancia con los valores de armonía y equilibrio del siglo XVIII.
Observatorio Fabra (Barcelona)
Continuamos con nuestro recorrido histórico por los observatorios españoles para recalar en Barcelona, concretamente en Sarrià-Sant Gervasi. El interés de este observatorio, fundado en 1904, es el de ser uno de los observatorios en activo más antiguos del mundo. El nombre lo toma del industrial catalán que más dinero aportó para su fundación y, ya desde sus orígenes, se usó para recoger datos meteorológicos, astronómicos y sísmicos. Visitarlo es todas una experiencia dado que se pueden realizar observaciones directas de la Luna, de Júpiter, Urano y Saturno (eso sí, según la época del año). Y un dato curioso: las observaciones se hacen con el mismo telescopio del año de fundación. Por cierto, los amantes del arte también se quedarán satisfechos dado que su arquitectura recoge detalles del modernismo tan en boga en aquellos años.
Observatorio Ramón María Aller (Santiago de Compostela)
Nos vamos a Santiago de Compostela para visitar este curioso observatorio fundado en 1943. Lleva el nombre de su impulsor, el astrónomo y sacerdote gallego Ramón María Aller, personalidad científica que destacó en su época por sus observaciones de estrellas dobles y por el desarrollo de técnicas de observación y medición. Hoy sigue consagrado a la observación de estrellas dobles, aunque ha extendido sus observaciones también al aérea de la meteorología. Está adscrito a la Universidad de Santiago de Compostela (de hecho se ubica en su Campus Vida) y realiza numerosos programas de divulgación que te permitirán adentrarte en sus espacios, que albergan un impresionante telescopio de 62 metros. Además, su arquitectura es de lo más curiosa porque recrea elementos de la arquitectura tradicional gallega.
Observatorio del Teide y de Roque de los Muchachos (Islas Canarias)
La altitud y los cielos despejados son vitales para la observación astronómica, y pocos lugares más adecuados que los escogidos para albergar el Observatorio del Teide y de Roque de los Muchachos, en Tenerife y La Palma, respectivamente. El primero data de 1972 y el segundo de 1985 y es este último el más renombrado por ser uno de los más completos del mundo. Sobre todo por albergar uno de los telescopios más grandes del mundo. Es el conocido como Gran Telescopio de Canarias y se ubica en Roque de los Muchachos. Ambos participan en proyectos internacionales y contribuyen a cartografiar el universo en colaboración con otros observatorios astronómicos punteros del mundo. Son, sin duda, los ejemplos más parecidos a lo que se nos viene a la mente cuando pensamos en un observatorio astronómico. Y, si tenemos en cuenta sus actividades de divulgación y sus interesantes visitas guiadas (además del privilegiado entorno natural donde se encuentran) no pueden sino ser una de las mejores opciones de visita turística.
Observatorio Astrofísico de Javalambre (Teruel)
Fundado en 2013, es uno de los observatorios más recientes de España. Se ubica en el término municipal de Arcos de las Salinas, en Teruel. Concretamente en Pico del Buitre, considerado uno de los mejores lugares de observación del mundo dada la baja contaminación lumínica. Su cometido es avanzar en el cartografiado del Universo, para lo cual se emplean potentes telescopios. Hace unos pocos años se instaló una cámara astronómica de 1.200 millones de píxeles, una precisión que lo sitúa como la segunda mejor cámara óptica del mundo. Lo interesante, desde el punto de vista del visitante, es su centro Galáctica, ubicado en el mismo Arcos de Salinas. Allí se realiza, de un modo muy didáctico y accesible, una labor de divulgación muy recomendable si te apasiona la ciencia.
