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Los mejores destinos frescos para el verano en España

De un tiempo a esta parte, España cuenta cada año con veranos realmente tórridos. Una razón por la cual cada vez son más viajeros que optan por destinos fresquitos donde estar a gusto sin sudar la gota gorda. Muchos de ellos, además, son una oportunidad que ni pintada para hacer un turismo veraniego diferente que no implique playas masificadas ni el consabido chiringuito. En este artículo te mostramos algunos de los destinos frescos que más fuerte están pegando. Una información que puedes complementar con nuestro artículo sobre las mejores playas del norte de España.

Oviedo (Asturias)

Oviedo es una ciudad no muy grande (no mucho más de 220.000 habitantes) que, sin embargo, hace cierto el dicho de que en el bote pequeño está la buena confitura. Además de una temperatura agradable, en la ciudad asturiana podrás disfrutar de encantos culturales increíbles. Su Catedral gótica es una de las más hermosas de España, así como la Cámara Santa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El lugar donde se alberga la Cruz de los Ángeles y el Arca Santa.

Y, si te ha sabido a poco, a 4 km de Oviedo puedes ver una de las joyas del prerrománico europeo, Santa María del Naranco, un edificio regio de los tiempos de Ramiro I. ¡Pura Historia de España rodeado de verdes paisajes! Si quieres ver que más encantos te depara la región, en nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Asturias te lo descubrimos todo.

Ribeira Sacra (Orense y Lugo)

La Ribeira Sacra es una de las maravillas paisajísticas, culturales y gastronómicas del país. Consiste en una serie de cañones labrados por el Miño y el Sil a lo largo de cuyas laderas se extienden cultivos vinícolas. Una tradición, la enológica, que acompaña a la región ya desde tiempo de los romanos. En la Edad Media fueron los monjes los encargados de elaborar el vino, razón por la cual la región está salpicada por 18 monasterios de gran belleza (algunos son Paradores Nacionales). Existen muchas opciones para recorrerla. La más habitual es el coche, aunque son muchos los que optan por recorrer un tramo en catamarán o realizar una ruta enológica. Para saber más te recomendamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en la Ribeira Sacra.

Playa de la Arnía (Cantabria)

Nunca está de más apostar por una playa del norte de España. Sobre todo porque ofrecen elementos diferentes a la típica playa mediterránea que todos conocemos. Una buena opción es la Playa de Arnía, ubicada a tan sólo 20 minutos de Santander. Además de su cercanía con la ciudad, ofrece un entorno natural de ensueño, gracias a sus salientes rocosos los cuales parecen abrazar el Cantábrico. El viento no es inusual en esta playa, un hecho que, lejos de ser un inconveniente, puede ser un motivo para lanzarse a practicar surf.

Valle del Roncal (Navarra)

Y, si hay que dejarse caer por el Pirineo, hacerlo desde su tramo navarro es quizá una de las mejores opciones. Sobre todo si nos decidimos por el Valle del Roncal. Un entorno de lo más pastoral que también cuenta con un puñado de hermosos pueblos como Burgui, Roncal e Isaba. En lo respectivo a su encanto natural, no es necesario justificar sus bellezas: estas saltan a la vista. Especialmente si nos dejamos caer por la ribera del río Belagua o el macizo de Larra, uno de los más increíbles de Europa. Te descubríamos todos los encantos de esta diversa región en nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Navarra.

Ávila (Castilla y León)

Huir del calor veraniego es una ocasión inigualable para conocer una ciudad que, tal vez por su ubicación y comunicaciones, no siempre queda a mano: Ávila. Sus temperaturas moderadas responden a su ubicación a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar. Aunque lo mejor es su herencia histórica. La ciudad cuenta con una catedral gótica declarada Patrimonio de la Humanidad (al igual que todo su casco histórico). Sus murallas, no hace falta decirlo, son de las mejor conservadas de Europa. Y, para los amantes de la literatura, en sus calles todavía resuena el eco de dos figuras claves de las letras españolas: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. En definitiva, el match perfecto entre fresquito y la mejor cultura. Te mostramos todo ello en detalle en nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Ávila.

León (Castilla y León)

León es una ciudad pequeña pero que atesora grandes encantos además de sus temperaturas moderadas en verano. Allí se erige una de las catedrales góticas más importantes del país, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Compite en importancia y calidad artística con la Real Colegiata de San Isidoro, cuyo Panteón Real (donde descansan los reyes de León) está cubierto por las pinturas románicas mejor conservadas y más impresionantes de Europa. Incluso Antoni Gaudí se dejó caer por la ciudad dejando una huella indeleble: la Casa Botines, en un interesante estilo neogótico. Y, para descansar, nada mejor que tomarse una tapa en el Barrio Húmedo, una de las zonas del centro histórico más animadas. Te mostrábamos todo lo que ver y hacer en León en este artículo.

Albarracín (Aragón)

Teruel se caracteriza por sus temperaturas rigurosas en invierno, aunque Albarracín, ubicado en el tramo oriental de la sierra del mismo nombre, puede preciarse de mostrar un clima mediterráneo de montaña (pues está ubicado a casi 1.200 metros sobre el nivel del mar). Si te apetece esta opción, vale mucho la pena. Las temperaturas en verano rara vez superan los 30 grados y podrás disfrutar de más horas de luz para contemplar sus encantos culturales. Por ejemplo, su famosa muralla y los vestigios que han quedado de los tiempos de su fundación visigótica y el periodo de dominación musulmana.

Zumaya (País Vasco)

No podíamos dejar al País Vasco fuera de la lista, sobre todo albergando un pueblo tan fresco y bonito como Zumaya. Ubicado en Guipuzcóa, al lado del mar y de la ría donde confluyen el Urola y el Narrondo, las temperaturas en verano rara vez superan los 25 grados. Su entorno natural te garantizará hermosas vistas y sus dos playas y su puerto deportivo, varias opciones de actividades. La cultura también tiene su hueco, sobre todo gracias a monumentos como el Palacio Olazábal, construido en el siglo XVII para el secretario de Felipe IV. Y, si te gusta la pintura, en el Museo Zuloaga podrás admirar varias pinturas del gran pintor vasco. ¡Incluso podrás ver algunas obras de El Greco y Goya! Como ves, Zumaya tiene, prácticamente, de todo.

IMG: iStock; Wikipedia.


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