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Los castillos de Baviera: una ruta de cuento de hadas por la Alemania romántica

Te guiamos por los castillos fruto de los sueños de Luis II de Baviera.

Luis II de Baviera, un soñador solitario, tenía poco interés en los asuntos de su reino. Figura romántica y novelesca, dedicó buena parte de su vida (y sus fondos) a recrear un mundo de castillos encantados, caballeros y cisnes perdido para siempre. Este sueño sin límites se basó, además de en financiar las óperas de Wagner, en construir castillos cada vez más grandes y suntuosos. Neuschwanstein, Linderhof y Herrenchiemsee, los tres palacios que hizo construir en vida, siguen siendo testigos de los delirios de grandeza del «rey de los cuentos».

Castillo de Neuschwanstein

Si hay un castillo que parece sacado directamente de un cuento de hadas, ése es Neuschwanstein, con su mazmorra y su ingenioso conjunto de torretas. Tanto es así que el propio Walt Disney se inspiró en su esbelta silueta para diseñar el castillo de La Bella Durmiente, así como el famoso logotipo de sus estudios. Inspirado en las fortalezas medievales, el castillo de Neuschwanstein es la pieza central del conjunto de palacios surgidos de la fértil imaginación del rey bávaro. Se encuentra en un entorno verde frente al castillo neogótico de Hohenschwangau, donde Luis II pasó su juventud.

La construcción de Neuschwanstein comenzó en 1869, cinco años después de que el joven Luis II llegara al trono, a la edad de 22 años. Melancólico y ensimismado, el joven no tenía gusto por la política. Pasó su reinado planificando castillos, descuidando los asuntos del reino y dilapidando toda su fortuna en su costoso capricho.

Amante de la época medieval, Luis II de Baviera fue un gran admirador de Richard Wagner, de quien fue el mayor mecenas. Neuschwanstein está lleno de referencias a las óperas del compositor alemán, como la cueva artificial del tercer piso, que evoca la leyenda de Lohengrin, y el gran salón dedicado a Tannhäuser. Luis II sólo permaneció allí cien días. El castillo no se terminó por completo hasta 1892, años después de su muerte.

Por cierto, si te interesa tanto Luis II de Baviera como la figura de Richard Wagner, no puedes perderte una visita a Bayreuth, la localidad bávara donde el rey financió la construcción de un teatro sólo para la representación de las óperas del compositor alemán. Fue el nacimiento del famoso Festival de Bayreuth, que sigue celebrándose desde entonces cada verano. Si quieres saber más, te lo contamos todo en nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Bayreuth.

Visitar Neuschwanstein: información práctica

  • Oficina de venta de billetes** y punto de partida de los autobuses y vagones: Alpseestraße 12 – 87645 Hohenschwangau
  • Abierto de 8 a 17 horas del 1 de abril al 15 de octubre, y de 9 a 15 horas del 16 de octubre al 31 de diciembre; las entradas se pueden reservar por Internet.
  • También es posible llegar a los pies del castillo por un camino asfaltado (unos 30 minutos a pie).
  • El castillo sólo se puede visitar en visitas guiadas (en inglés y alemán). Es posible alquilar una audioguía en francés en el lugar.
  • Precio: 13 euros precio completo, 12 euros precio reducido, gratis para los menores de 18 años.

Castillo de Linderhof

El rey romántico era también un ferviente admirador de Luis XIV. Se inspiró en el «Petit Trianon» de los jardines de Versalles para diseñar su opulento palacete barroco de Linderhof, construido entre 1874 y 1878. Esta villa real, rodeada de un vasto parque, fue el único edificio terminado en vida de Luis II. Al joven rey le gustaba refugiarse aquí, pasando la mayor parte de su tiempo a solas. Vivía de noche y dormía de día. Para evitar el contacto con los sirvientes, incluso hizo equipar su comedor con un sistema mecánico que permitía elevar su mesa desde la cocina de la planta baja del castillo hasta el piso superior.

Una curiosidad que no hay que perderse en el parque: la Gruta de Venus, una cueva artificial revestida de estalactitas y equipada con un sistema de iluminación de colores revolucionario para la época. Una locura que iba a servir de decorado para las óperas de Wagner…

Visitar el Castillo de Linderhof: información práctica

  • El castillo sólo se puede visitar en visitas guiadas (en inglés y alemán). La visita dura unos 25 minutos.
  • Abierto de 9 a 18 horas del 1 de abril al 15 de octubre, y de 10 a 16 horas del 16 de octubre al 31 de diciembre.
  • Precio: 8,50 euros precio completo, 7,50 euros precio reducido; posibilidad de reservar la entrada en línea

Castillo de Herrenchiemsee

El último gran proyecto de construcción de Luis II fue el Palacio de Herrenchiemsee, situado en una isla del lago Chiem. La primera piedra de este suntuoso palacio se colocó en 1878. Es una réplica del Palacio de Versalles. El interior es un diluvio de dorados y espejos. El rey bávaro llegó a mandar construir para sí mismo un dormitorio de desfile y a reproducir el famoso Salón de los Espejos de Versalles. Este debía ser iluminado con 2000 velas al anochecer. El rey sólo pudo permanecer unos días en su inacabado palacio.

Sus locuras arquitectónicas le llevaron a la ruina, fue declarado loco, depuesto y enviado al Castillo de Berg para su internamiento. Murió al día siguiente de su llegada. Su cuerpo y el de su médico fueron encontrados misteriosamente ahogados en las aguas del cercano lago Starnberg.

Visitar el Castillo de Herrenchiemsee: información práctica

  • Abierto de 9 a 18 horas del 1 de abril al 28 de octubre, y de 9:40 a 16:15 horas del 19 de octubre al 31 de marzo.
  • El castillo sólo se puede visitar en visitas guiadas (en inglés, dos veces por hora en verano y una hora en invierno). La visita dura unos 30 minutos.
  • Precio: 8 euros precio completo, 7 euros precio reducido.
Fotos: iStock

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