. Envidio, a veces, a los escritores de antaño golpeando las teclas de una máquina de escribir para imprimir sus sueños en una Hoja blanca y desarrollar las historias que te formaron educaron y te llevaron tan lejos como profunda es tu alma La hoja en blanco, provocándote la cruel mecánica imperfecta de los golpes vertiendo en tinta sueños, deseos, ambiciones lágrimas, caricias y perdones La soledad en tu hombro susurrando Palabras vertiendo el alma en tus párrafos infinitos de visiones y esperanzas ajeno al tiempo mientras desangrabas las razones de tu temporal irrealidad Eludiendo los callejones sin salida de personajes huecos, de historias vanas, de deseadas muertes de misterios inanes Cabalgando palabras, siempre palabras salvajes e iracundas, libres hasta que tu lazo la amansa y domestica, para rellenar los cuerpos y almas de quien ignoras su destino Veo el vaso convertido en accidental pecera donde nadan las colillas y un cigarro apurándose en el cenicero mientras el r ...