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"2001: Una odisea en el espacio": la visión de hace 50 años de un futuro que nunca fue...

"2001: Una odisea en el espacio": la visión de hace 50 años de un futuro que nunca fue...

Para la nuevas generaciones, es muy probable que la película de 1968 "2001: A Space Odyssey"  basada en el libro del mismo nombre, de Arthur C. Clarke y dirigida por Stanley Kubrick no represente absolutamente nada, pero al menos para mí, es una de mis películas favoritas de todos los tiempos llena de numerosos mensajes ocultos que solo pueden ser descubiertos luego de un riguroso análisis. Si pudiera llevar solo tres DVDs a una isla remota (suponiendo que tuviera un reproductor de DVD que funcionara con agua de coco), esta película sería, sin duda alguna, una de ellas.



Ahora, no me refiero a que sea la mejor en términos del desarrollo de los personajes, dramatizaciones excepcionales, comentarios sociales o cualquier otra herramienta crítica de las que se usan para medir la calidad general de una película. "2001" es a decir verdad una película lineal y más una experiencia cinematográfica; una serie de imágenes y sonidos que forman una poesía visual y auditiva única.



La película es una visión del futuro visto a través de la lente ambiciosa del optimismo "Nueva Frontera" que precedió a la administración del presidente norteamericano John F. Kennedy. La década de 1960 fue una década en la que la humanidad pasó de tener un piloto soviético que hizo una órbita solitaria en una cápsula en el espacio, hasta llegar a aterrizar misiones tripuladas de los estadounidenses en la luna (bueno, al menos eso es lo que nos han hecho creer hasta hoy). Y esto, el alunizaje de seres humanos, fue un momento turbulento, diferente y emocionante para toda la humanidad y justamente "2001" apareció poco tiempo antes de este gran avance tecnológico.

La primera vez que vi "2001" fue 20 años después del debut original de la película y mucho antes de verla, había leído la novela de Arthur C. Clarke (una parte de la cual estaba basada en su cuento "The Sentinel") y también leí su novela secuela "2010: Odyssey Two" el año anterior, así que estaba bastante bien documentado respecto a "2001", pero por alguna razón, aún no había visto la película.

Recuerdo muy bien estar sentado en aquel oscuro teatro mientras sonaba majestuosamente la canción de Richard Strauss, "Así hablaba Zarathustra", por los altavoces del teatro mientras las imágenes de nuestra luna, que daban paso a la tierra y al sol, llenaban toda la pantalla.

Entonces la película comenzó...



La secuencia de apertura se llama "El amanecer del hombre" y muestra a nuestros primeros antepasados ​​semejantes a simios que se ganaron la existencia en las llanuras de África hace cuatro millones de años. Constantemente atacados, luchando con tribus rivales por un pozo de agua sucia, y buscando comida en hojas y cualquier otra cosa que pudieran escarbar.



Una mañana, el más antiguo de estos primeros homínidos (llamado "Moonwatcher" en la novela e interpretado por el actor de mímica Daniel Richter en la película) se despierta y encuentra una losa negra rectangular, alta y lisa, erguida en medio de ellos. Ángulos antinaturales en un mundo sin tecnología. Moonwatcher, completamente sorprendido, despierta al resto de su clan y dan vueltas vacilantes tocando esta estructura. Más tarde, Moonwatcher observa los huesos de un tapir muerto y, por primera vez en su vida tiene una idea. Una imagen del monolito alienígena brilla en su mente cuando comienza a empuñar un gran hueso de fémur como arma. La tecnología nace.



Él regresa al abrevadero, donde una tribu rival está tratando de asustar al clan de Moonwatcher. Moonwatcher se acerca al simio rival principal con su herramienta recién descubierta, y vence a la chispa de la vida que se encuentra frente a él. Otros le siguen. Este es el primer uso que se le da a las herramientas de la tecnología; el asesinato. Moonwatcher arroja entonces el hueso victoriosamente por el aire.

Y la imagen del hueso en el aire corta a una plataforma de misiles en órbita sobre la Tierra a principios del siglo XXI. El significado es claro; las primeras herramientas del hombre conducen a las armas, que posteriormente llevan a las armas de destrucción masiva, y esas armas acompañan a la humanidad hacia las estrellas.



Vemos un transbordador espacial Pan-Am teniendo una cita elaborada con una estación espacial gigante en órbita mientras danzan al compás de "El Danubio Azul" de Johann Strauss, lo que en ese entonces me pareció incongruente y hoy en día me parece sencillamente magistral.

El único pasajero del transbordador, el Dr. Heywood Floyd (William Sylvester) desembarca en la estéril estación espacial del aeropuerto mientras espera un vuelo de conexión a la luna (por supuesto). Mientras tanto, hace una vídeo llamada a su hija pequeña (interpretada por Vivian Kubrick, la hija del director de la película) y esquiva algunas preguntas de algunos rusos demasiado curiosos, que presionan a Floyd sobre la verdadera razón de una reciente cuarentena de los estadounidenses en el espacio.



Floyd parte entonces en su módulo de aterrizaje lunar y llega a la Base Clavius. El vuelo de Floyd hacia la luna y su aterrizaje también está acompañado por la música de El Danubio Azul.

Una vez en Clavius, Floyd asiste a una sesión informativa secreta y da una charla motivacional totalmente insípida sobre la necesidad del "encubrimiento" de esta misión, lo que de paso se convierte en las dos exportaciones más desafortunadas de la humanidad desde la Tierra hacia el espacio; la burocracia y la política.

Floyd toma luego un "autobús lunar" suborbital con varios de sus colegas científicos para examinar personalmente la verdadera razón detrás de la cuarentena en la base; una losa negra, idéntica a la que se ve en la secuencia inicial de la película, ha sido descubierta cerca del cráter Tycho. Se comen algunos bocadillos y aperitivos a bordo del transbordador mientras los hombres discuten las implicaciones del reciente descubrimiento que no es otra cosa más que la primera evidencia directa de inteligencia extraterrestre, enterrada en la propia luna de la Tierra hace aproximadamente cuatro millones de años.

Intentando capturar el momento para la posteridad, Floyd y sus compañeros astronautas posan para una foto con el monolito alienígena cuando de repente suena un agudo chillido a través de las comunicaciones de su casco; el chillido es una señal de radio, un "despertador" alienígena que envía una señal al planeta Júpiter.



Una nave espacial masiva llamada "Discovery One" está en camino a Júpiter con una tripulación humana de cinco miembros, así como un sistema de control de inteligencia artificial conocido como HAL 9000 (HAL, son las letras anteriores a IBM). Con recursos limitados, tres de los tripulantes (un equipo de reconocimiento planetario) se colocan en suspensión criogénica para el largo viaje.



Los dos tripulantes restantes vigilan el viaje; el comandante David Bowman (Keir Dullea) y su adjunto, el Dr. Frank Poole (Gary Lockwood).

Vemos la vida rutinaria a bordo de la nave espacial. los tripulantes se ejercitan a lo largo de la pared de la centrífuga de la nave, creada para mantener la gravedad terrestre durante el largo vuelo, comen cenas prefabricadas y miran la televisión en dispositivos similares a los televisores de hoy en día, juegan al ajedrez con HAL, mientras Bowman dibujan a sus compañeros congelados criogénicamente durante su largo sueño.

La vida a bordo parece bastante normal, hasta que HAL detecta una falla en la unidad de la antena principal de la nave. Él recomienda que reemplacen un componente clave del sistema antes de que falle, y esto requiere una caminata espacial. Bowman solicita permiso al control de la misión, lo que toma un tiempo considerable para una respuesta dada la falla en las comunicaciones existentes entre la nave y la Tierra. El control terrestre da la autorización para reemplazar la unidad. Bowman toma una de las tres cápsulas espaciales del Discovery fuera del barco para hacer el reemplazo necesario.



Durante la mayor parte de este viaje espacial, solo escuchamos la respiración de Bowman mientras se dirige hacia el complejo de antenas en el medio de la nave, mientras metódicamente retira el componente fallido para su inspección. De vuelta dentro del Discovery, Bowman examina la unidad sobre el banco de pruebas y no encuentra absolutamente nada malo en el. HAL no tiene ninguna explicación para esto, y recomienda que coloquen la unidad nuevamente en su lugar y permitan que falle de nuevo, a fin de rastrear mejor la causa.

Bowman no está convencido, pero mantiene sus dudas contenidas. Poole y Bowman tienen aprensión por su computadora "perfecta", y los dos inventan una excusa falsa sobre un "transmisor malo" en la cápsula de Bowman para poder hablar en privado.

Dentro de la cápsula, apagan todos los micrófonos internos y monitores de computadora para tener total privacidad. Una vez solos, comienzan a expresar sus dudas sobre HAL, pero no se dan cuenta de que HAL está leyendo sus labios a través de la ventana de la cápsula.



Poole toma el próximo turno de caminata espacial para volver a colocar la unidad en su lugar para el análisis del modo de falla. Aquí es donde las cosas realmente comienzan a ponerse mal, ya que HAL toma el control remoto de la cápsula de Poole y se encarga de eliminarlo.

De forma premeditada HAL corta la línea de oxígeno de Poole a su casco, y el astronauta no puede volver a conectar dicha línea. Desde el comando, Bowman ve el cuerpo de Poole agitándose en el monitor y luego corre hacia la bahía para tomar la siguiente cápsula disponible y abandona el Discovery en busca del cuerpo de Poole. Un acto noble pero inútil ya que para ese momento Poole se encuentra muerto.

A bordo del Discovery, HAL toma el control total de la nave y apaga los sistemas de soporte vital de los tres tripulantes hibernando, matándolos de manera efectiva mientras duermen. Bowman eventualmente alcanza al cuerpo de Poole que se encuentra a la deriva en el espacio y usa los brazos de su nave para poder agarrarlo. Esto no tiene en verdad ningún sentido práctico, ya que la nave no puede sostener un cadáver mientras dura el viaje. La inutilidad del "rescate" de Bowman es una de las pocas veces que vemos a un humano "moderno" en la película actuando puramente bajo el influjo de sus emociones.

Bowman trae de vuelta a Poole a la nave y le exige que HAL "abra las puertas de la bahía de la cápsula". HAL se niega, y le dice a "Dave" que sabía que los dos hombres estaban conspirando contra él. HAL dice que no puede permitirles poner en peligro la misión mayor. Un Bowman resignado le dice a HAL que volverá a entrar en la nave a través de la esclusa de emergencia. HAL le recuerda con suficiencia que sin su casco espacial, vasa encontrar eso bastante difícil.



Dave alinea la escotilla de su nave junto a la esclusa de aire ahora abierta, y usa pernos explosivos para volar la escotilla de la cápsula. De esta manera Bowman logra entra en la nave principal logrando cerrar rápidamente la puerta que se encuentra detrás de él.

Una vez adentro, toma un casco de emergencia de repuesto y vuelve a entrar en el ahora despresurizado Discovery para desconectar el control de HAL sobre la nave. En efecto, él va a matar a HAL, un equivalente de alta tecnología de ese primer asesinato en las llanuras de África cuatro millones de años atrás.



Bowman ingresa al vasto núcleo informático de HAL (allá por los años 60, todos asumían que las computadoras de alta potencia tendrían que ser más grandes mientras más potencia de cómputo tuvieran) y procede a desconectar la 'mente' de HAL pieza por pieza. Un HAL muy humano suplica por su vida mientras Bowman continúa metódicamente su trabajo. La una vez super computadora comienza a fallar, mientras canta la canción "Daisy" (uno de sus primeros programas). Su voz se detiene. HAL está técnicamente muerto.



De repente, una cinta pregrabada se activa automáticamente; es una cinta de Heywood Floyd informando al 'equipo' sobre el verdadero propósito de su misión a Júpiter. Después de que el misterioso monolito lunar mostró su su ubicación con destino a Júpiter, la misión Discovery se preparó apresuradamente para investigar. Solo HAL sabía la verdadera razón de la misión, y se le ordenó mentirle a la tripulación (una contradicción directa con su programación, como aprenderemos luego en "2010"). Aparentemente, la paranoia de HAL vino del temor de que la tripulación humana de la nave arruinara la misión de alguna manera.

Bowman ahora lo sabe todo, y continúa su misión a Júpiter completamente solo.

Es en este punto que la película se convierte en algo más parecido a una prueba de Rorschach.

Bowman llega a Júpiter, donde encuentra una versión gigante de kilómetros de largo, del monolito encontrado en la luna. Él toma una cápsula para investigar y aparentemente cae dentro del monolito gigante, que parece ser una especie de puerta de entrada a otra dimensión ... la dimensión de sus creadores, tal vez (?).

Bowman cae a través de haces de luz en patrones geométricos. Luego, presencia lo que parece ser el nacimiento del universo mismo.



Después de un viaje extraño a través de paisajes primordiales de colores falsos, la Bowman aterriza (¿o simplemente se detiene?) en una "habitación de hotel" surrealista.

La habitación del hotel es una curiosa mezcla de pisos modernos (pisos iluminados) y antiguos (con varios muebles y objetos de arte del siglo XVIII).



Dentro de la habitación, Bowman parece vivir toda su vida en varias fases, viendo cada encarnación de sí mismo para luego desaparecer.

Finalmente, se ve como un anciano marchito, acostado, y ​​apuntando a un monolito negro que se encuentra parado al pie de su cama. Cuando lo alcanza, renace como un bebé cósmico, muy por encima de la Tierra con un útero de atmósfera a su alrededor. Bowman es ahora el primero de un nuevo tipo de ser humano, el 'niño estrella'. En la novela, el omnipotente Bowman inexplicablemente libera la órbita de la Tierra de todas las armas existentes en el espacio; pero en la película, su intención es completamente ambigua.



Y así termina esta primera visión futurista de los seres humanos que inspirados en la novela de Arthur C. Clarke y que es llevada al cine de forma magistral por Stanley Kubrick (a quien curiosamente hoy en día se le acusa de haber creado la película que todos conocemos de la llegada del hombre a la luna), nos muestra un futuro que nunca aconteció.

Lejos estamos por completo de lograr llegar a los confines del espacio exterior con la facilidad con que la ciencia ficción lo ha mostrado durante años.

Pareciera ser que esos sueños de gloria espacial, están vetados para el hombre que difícilmente y en medio de un vasto manto de dudas, ha logrado poner sus píes sobre la luna tan solo un par de veces, para nunca más volver a regresar a ese cercano satélite que nos alumbra cada noche.

La tecnología del siglo XXI parece ser que no ha logrado avanzar aún lo suficiente como para llegar a igualar todo lo vaticinado por Clarke en su novela futurista.

Ya veremos si algún día en un futuro mucho más lejano y apartado de la era actual, el hombre logra conquistar la tecnología para poder llevar a la raza humana a rincones del espacio que hasta el día de hoy, permanecen completamente inexplorados.

tecnología del siglo XXI


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