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Crítica de Kingdom Hearts 3

Cuando lo tuve por fin en las manos no me lo podía creer. Yo soy de los que jugó a Kingdom Hearts en PS2 cuando salió y cogí con ansia la segunda entrega, también en ps2 -aunque luego compraría la remasterización para ps3-, así que os podeis imaginar qué ganas tenía de jugar a la tercera entrega. Si es cierto que entre medias hemos tenido juegos para otras plataformas, que también he disfrutado, pero la historia principal estaba en esta trilogía que nos tenía ya en vilo 13 años. Ya era hora.

La emoción cuando arrancamos Kingdom Hearts 3 y vemos la música y retrocedemos quince años atrás es indescriptible. Y la sensación al finalizarlo es similar. Square Enix ha logrado un final apropiado para la saga, una conclusión coherente y a la misma vez lo suficientemente abierta como para poder continuar con una saga y una premisa que tantos beneficios le ha dado.

Y a ver, no nos engañemos. Kingdom Hearts 3 no es ninguna revolución de videojuego y los más jugones lo encontrarán insultantemente fácil. He leído por ahí que es una película hecha videojuego y me parece una estupenda descripción. Kingdom Hearts se disfruta revisitando lugares, viviendo las nuevas aventuras y descubriendo los avances de la trama, no jugando e intentando pasarse los retos. De hecho, podríamos decir que los jefes finales de los mundos son de lo más flojillo, ya que a veces no tienes más remedio que quedarte con la sensación de: ¿pero esto es todo? Es cierto que yo lo jugué en normal y que la recomendación para los jugadores experimentados debería ser seleccionar el máximo de dificultad disponible.

Excepto este pequeño “pero”, el resto del juego es excepcional. El guion es muy elaborado y tiene mucho ritmo, y consigue cerrar la mayoría de tramas que teníamos abiertas de los videojuegos anteriores a la vez que nos preparamos para la batalla final contra la Auténtica Organización XIII y Xehanort. Además, el juego concluye de forma muy satisfactoria el arco argumental del Buscador de la Oscuridad, incluso deparándonos varias sorpresas. Y a pesar de que al final todo se precipita un poco, sigue siendo una conclusión digna para esta saga tan querida por muchos gamers.

Mejora en los mundos

Uno de los aspectos que más me han gustado ha sido el cambio en los mundos. Mientras que en Kingdom Hears I y II los mundos eran bastante básicos y simples, en Kingdom Hearts 3 los mundos se amplian y se hacen completamente explorables, una novedad que se agradece bastante. Además, alguno de los mundos -otros son bastante mejorables- son verdaderas maravillas que trasladan perfectamente la esencia de la película Disney que representan. Es el caso por ejemplo de Toy Story, que es una completa gozada de principio a fin.

Otra parte que también disfruté como un enano fue el mundo de Piratas del Caribe y sus combates navales. Los minijuegos, si bien demasiado fáciles algunas veces, también son muy disfrutables. Lo que sí se hace muy pesado es aspirar al 100% del juego. Los coleccionables son muy difíciles de encontrar, lo que crea a veces una sensación importante de tedio.

Sin embargo, Kingdom Hearts 3 es, en general, un estupendo cierre, un videojuego precioso que hará las delicias  de cualquier fan de Disney y de la saga en general. Es un regalo para los gamers que llevabamos esperando 16 años para ver el final de esta saga.

Tomás Elías González Benítez


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