Es cierto que todos los dispositivos ofrecen infinidad de servicios a los que podemos sacarle mucho partido. Sin embargo, todas las funcionalidades de los aparatos electrónicos se ven tremendamente limitadas en el momento en que no disponemos de Internet.

Las dos fuentes principales más utilizadas actualmente son la línea del propio teléfono móvil y el Internet en casa con fibra de alta velocidad que garantiza una conexión estable y funciona como un verdadero tiro.

Normalmente, cuando contratamos un servicio de fibra en casa directamente nos proporcionan de forma completa el servicio técnico para su instalación y también todos los aparatos que necesitamos para poder disfrutarlo. Es muy frecuente que al contratar una oferta nos hagan firmar contratos de permanencia que comprenden entre los 12 y 18 meses aproximadamente.

A cambio, disfrutaremos de descuentos que se extiende normalmente durante un año y fibra óptica a máxima velocidad.

Sin embargo, el aparato que nos suelen regalar las compañías se queda corto con frecuencia en el caso de viviendas muy grandes o si dispones de una pequeña terraza o jardín y te sales fuera a ver una película en tu tablet, por ejemplo.

Es cierto que la red inalámbrica suele funcionar bastante bien y cada vez se fabrica para que alcance una mayor potencia. No obstante, en estos casos suele quedarse corta debido principalmente a la gran resistencia que suponen los muros y fachadas que puedan dar lugar a interrupciones o malas conexiones.

Si bien es cierto que una solución perfecta sería la utilización de cable para poder disfrutar de una conectividad más segura no hay nadie que prácticamente lo utilice hoy en día.

Y es que no queremos renunciar a la comodidad que supone la ausencia de cables a la hora de utilizar cualquiera de nuestros aparatos electrónicos.