El precio de la gloria
Los Tuzos celebraron de lo lindo su campeonato 7 del futbol mexicano y por supuesto que ahí anduve de chismoso viendo todo lo que ocurría en la cancha del Estadio Hidalgo.
Y es que en plena celebración del Pachuca, el zaguero Gustavo Cabral todavía se llevó algunos golpes, quizá más de los que los delanteros del Toluca soltaron en la Final del Apertura 2022.
Resulta que Cabral andaba feliz de la vida de aquí para allá con su familia, cargando y posando para las fotos con el trofeo, celebrando con sus compañeros y hasta atendiendo a todo aquel que le pedía foto. Pero de repente sintió un golpazo en el brazo que no fue otra cosa más que un llegue que le dio el personal de la Liga MX que desmontaba de a poco el templete que se usó para la premiación y que tuvo el mal tino de que justo al llegar al túnel para abandonar la cancha en su apuro le pegaron a Cabral.
Más de uno quedó mudo creyendo que el defensa iba a estallar en cólera, pero el central andaba tan de buenas que nada más puso una sonrisa nerviosa y se sobó porque ¡vaya que le dolió!
Pero quizá el que más me sorprendió en pleno festejo fue el técnico tuzo, Guillermo Almada, quien se mantuvo sereno, sin hacer grandes aspavientos tras conseguir por fin el ansiado título de la Liga MX, tras 2 Finales perdidas.
No sé si se dieron cuenta que cuando el capitán Óscar Ustari levantó el trofeo rodeado de sus compañeros, Almada apenas se acercó a ellos, y esbozó una leve sonrisa.
No es que no quisiera festejar pero es que así es él, por eso no quiso dar declaraciones más que a una de las 2 televisoras que transmiten a los Tuzos.
De manera cortés se disculpaba y se alejaba cuando alguien le pedía sus reacciones tras ganar la Final.
Almada sólo quiso estar con su familia, de la que no se despegó durante toda la celebración, mientras su esposa nunca soltó una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Hubo un momento en el que Almada hasta se desesperó con un chavo que le insistía pidiéndole foto y autógrafo, pues lo único que deseaba era estar con su familia.
Dirán que Cabral y Almada tuvieron un par de momentos poco agradables, pero ya hubieran querido los pobres del Toluca que los golpearan con los templetes o que los enchincharan con las fotos y las firmas en una noche que se compara con pocas.
EL 'PADRE DE LA MALDICIÓN'
Ayer les platicaba sobre el bonito detalle de que el Toluca pasó a engrosar las listas de los equipos que pasaron a la Liguilla y no fueron campeones, pero que se convirtió además en el octavo que alcanza la Final y la pierde.
Poniéndonos en plan súper esotérico y echándonos pa'trás en el tiempo podemos ver que la "Maldición del Sexto Lugar en Torneos Cortos" inició precisamente en el primer torneo corto, el Invierno 1996, a cuya Final accedió el Necaxa, que buscaba el tricampeonato luego de ganar los últimos 2 torneos largos y no estaba lejos de hacerlo, pues al minuto 82 del juego de vuelta en el viejo Estadio Corona de Torreón, tenía el marcador global empatado 3-3 con Santos Laguna, pero entonces, al 83' apareció Jared Borgetti en clarísimo fuera de lugar para anotar el gol que le arrebató la gloria a los Rayos y que, sin saberlo, inició la maldición que después se cargó en Finales a Cruz Azul (Invierno 1999), Pachuca (Verano 2001 y Clausura 2014), Rayados (Apertura 2004), Gallos (Clausura 2015), América (Apertura 2019) y finalmente al pobre Toluca del Apertura 2022 (además de todos los sextos que ni a la Final llegaron).
Ese fuera de lugar que le costó al Necaxa salir subcampeón no fue marcado por el árbitro asistente Francisco Javier Sánchez Madrigal a quien, entrados en cuentas, podemos bautizar como el "Padre de la Maldición del Sexto", pues de no ser por su pifia, el primer Sexto Lugar en torneos cortos habría salido campeón y nada de maldiciones.
