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Columna San Cadilla Mural | 21-02-2021



Un campeón del mundo en Tampico

Leopoldo Jacinto Luque (QEPD, 1949-2021) será recordado por ser uno de los emblemas de la Selección de Argentina que se coronó en el Mundial de 1978.

Además de tener su lugar asegurado desde hace años como uno de los grandes ídolos de River Plate, Luque tuvo un episodio de 6 meses en el futbol mexicano con el Deportivo Tampico en la temporada 1981-1982.

Aquella aventura del "Pulpo", apodo con el cual lo bautizó Américo Gallego por utilizar demasiado los brazos para cubrir el balón, pudo convertirse en algo similar a la historia de Diego Armando Maradona en el Napoli, al cual resucitó para llevarlo a un papel protagónico. Sin embargo, no tuvo el final feliz que hubiera querido él y la afición de Tamaulipas.

El atacante de Santa Fe, había llegado a su punto más alto como futbolista profesional justo 3 años antes de integrarse a la Jaiba Brava. La tarde del 25 de junio de 1978, al vencer a Holanda por 3-1, Luque se coronaba campeón del mundo junto a una generación inolvidable de jugadores como Ubaldo Matildo Fillol, Daniel Passarella, Osvaldo Ardiles, René Houseman y Mario Kempes, entre otros, dirigidos por César Luis Menotti.

Un par de años más tarde, el dueño, del Tampico, el arquitecto y empresario Paulino Lomas Delgado, quien había adquirido la franquicia del San Luis Potosí en 1977 para transformarla en la Jaiba Brava, negoció la llegada de Luque para integrarlo al equipo dirigido por Gustavo "Halcón" Peña, con jugadores jóvenes como Benjamín Galindo, Sergio Lira, y otro mundialista de 1978, pero avecindado en México desde la década de los 70, como el peruano Juan José Muñante.

Fueron 6 meses los que permaneció Luque con Tampico, y en 14 partidos anotó 10 goles.

Después de una primera vuelta irregular, Luque le solicitó al dueño del club, Paulino Lomas, un permiso por 2 semanas para viajar a Argentina, con el argumento de que su padre estaba delicado de salud.

Sin embargo, se cumplieron las 2 semanas, pasaron más días, Luque no regresaba y no se comunicaba, lo cual causó extrañeza en el directivo, por lo cual envió a Argentina al gerente del equipo para saber qué sucedía.

"Al tercer día desde Buenos Aires me habla mi gerente, que estaba con Luque, y me lo pasa al teléfono: 'Discúlpeme patrón, le mentí, mi padre está bien. Lo que pasa es que por cuestiones familiares se me demandó penalmente; por eso me tuve que venir para acá'", reveló Lomas en una entrevista.

A Luque lo habían llamado por una demanda de divorcio, que incluso le generó estar en prisión. Su etiqueta de campeón del mundo le favoreció para salir libre, pero con la condición de permanecer en Argentina.

Un año después, en 1983, Luque buscó a Lomas para avisarle que ya estaba en condiciones de regresar, pero el Tampico había descendido justo en la temporada que él se fue, al perder con el Atlas el partido de promoción. El Tampico había desaparecido, pero el dirigente no desaprovechó la oportunidad para hacer un buen negocio con la carta del argentino.

Lomas se contactó con los directivos del Cosmos de Nueva York, que aceptaron en incorporarlo a sus filas, pero se enteró Pelé, quien era socio del Santos de Brasil, y Luque se fue al equipo sudamericano, en donde solamente jugó unos meses, para volver a Argentina y retirarse en 1984 con Boca de Corrientes.

Así concluyó la carrera de un campeón del mundo, que en Tampico ilusionó con sus goles, pero cuya aventura se interrumpió por motivos extra cancha.


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