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Columna San Cadilla Norte | 23-08-2020



Bolita, por favor

Carlos Salvador Bilardo es uno de los directores técnicos más vivos que ha habido en el futbol y un maestro cuando se trata de artimañas para sacar la más mínima ventaja en un Partido así sea jugando al límite del reglamento.

Un día, el "Doctor Bilardo" dijo: "En cada equipo al que llego siempre quiero una charla con los recogepelotas. Ellos te pueden hacer ganar un partido". ¡Cuánta razón tenía el "Narigón"! Y si no creen pregúntenle al Toluca.

Si los Diablos Rojos le ganaron a Tigres fue en buena medida por la rápida intervención y viveza del Balonero Julio Navarrete, un chavito que juega en el equipo de Tercera División.

Ese día, Navarrete le dio tan rápido el balón a Rubens Sambueza para que lo pusiera en juego tras un saque de banda que cuando se reanudó el partido, los defensas de Tigres todavía buscaban sus marcas y acomodarse.

A algunos hasta los tomó de espaldas la jugada, un error infantil, porque desde "Baby Futbol" te exigen que nunca pierdas de vista la pelota.

No habían pasado ni 10 segundos desde que salió el balón por la banda, cuando el portero novatito Gustavo Galindo ya la estaba recogiendo del fondo por tercera vez en el día. Esa jugada le costó la derrota a los de Ricardo Ferretti.

La acción de Navarrete no pasó desapercibida en el club. Durante la semana, Julio fue invitado a un entrenamiento del primer equipo y los jugadores le regalaron un balón autografiado.

Ésta es una de las tantas historias que surgen a partir de los Recogebalones, una posición que tiene mucha más relevancia en el trámite de un partido que la que muchos le concedemos.

A veces son tan importantes porque "ellos te pueden hacer ganar un partido", como dijo Bilardo.

¿Qué hace un recogebalones?


¿Qué hacen? ¿Para qué están? ¿Cuál es la obligación de un balonero?

Bueeeno, pues su chamba principal es poner el balón en las manos del jugador en el menor tiempo posible (como lo hizo Navarrete), esto con el fin de que no se pierda tiempo. Claaaro, que muchos equipos lo usan al contrario y a su favor.

También deben recoger los rollos de papel que caen en la cancha para que los jugadores no tropiecen con ellos, voltear mantas de publicidad, reportar aficionados que ingresen a la cancha, pedir balones que se queden en las gradas y reportar si no son devueltos, cambiar los esféricos que estén desinflados por otros en el menor tiempo posible y recoger cualquier proyectil que caiga en la cancha. Ooobvio, para eso sólo eligen chavitos responsables, tienen un perfil, no es pa cualquiera.

O sea, para que quede claro, no son chavitos que entran gratis a ver el juego y están ahí como simple premio.

Claro, la ganancia para ellos es que pues están cerca de sus ídolos, se toman fotos y eso, pero no deja de ser exigente. Además, están expuestos a ciertos conflictos con jugadores propios y extraños. No es cualquier cosa.

Baloneros ilustres
 
Ser balonero ha sido como el paso anterior a convertirse en figuras. Maradona, Messi, Tévez y Fabio Cannavaro fueron baloneros.

El italiano, a sus 16 años, regresaba los balones en el partido que la azzurra perdió con Argentina en las Semifinales de Italia 90. Luego, en el 2006 fue campeón del mundo. En ese Mundial de Alemania, Manuel Neuer fue balonero en Gelsenkirchen. También Francesco Totti fue recogebalones en Roma en el Mundial del 90.

Hasta el gran Pep Guardiola (círculo) fue balonero en el Camp Nou antes de debutar en el Barcelona y convertirse en un entrenador de época.

Son amuletos

 
Los aficionados de Rayados en la época de vacas flacas seguro se acuerdan del hijo de Claudinho que entre que la hacía de recogebalones y apoyaba a su papá, se convirtió en amuleto del brasileño.

Famosos se hicieron sus festejos juntos cada que el morenazo metía gol, beso, abrazo, de todo había en ese momento de alegría que tenían la dicha de compartir padre e hijo. A mí me gustaba mucho eso.

Como ellos, también hicieron una conexión especial Milton Queiroz "Tita" y su hijo Loran.

Era tal que hubo una temporada en la que el brasileño no paraba de hacer goles estando su hijo detrás de las vallas para luego celebrarlo juntos. Ese año, "Tita" metió 13 goles en 9 partidos, pero el encanto se acabó.

Por aquel entonces, estoy hablando de 1995-1996, había una regla en el Estadio Nou Camp que limitaba la edad de los recogebalones. Como Loran ya no daba la edad, pues dejó de ser balonero.

Sin duda, para el chavito debió ser un duro golpe, pero para "Tita" fue desvatador a tal grado que en los siguientes 10 partidos sin Loran cerca se fue en blanco.

...Y a veces traen broncas

 
La parte más difícil de ser balonero es, sin duda, cuando los de tu equipo te piden una cosa, pero los rivales y el árbitro te piden que hagas otra. Es decir, que unos te piden que escondas el balón y los otros te andan apurando.

Aquí en el Tec ha habido incidentes lamentables. Uno de ellos le costó una suspensión de dos partidos y hasta perderse un Clásico a Francisco Javier "Abuelo" Cruz. En otro altercado, al portero del Pachuca, Nacho González, fue hasta detenido por la policía por agredir a un recogebalones y no fue liberado hasta que llegar a un acuerdo con el afectado.

Ooobvio, en el Uni también ha habido problemas. Uno que recuerdo es cuando Ricardo Ferretti vino como rival dirigiendo al Toluca. Era la primera vez después de que fue despedido.

Aquel día ganó Tigres y el "Tuca" se quejó de las marrullerías del entonces secretario técnico Juan Nader.

"Hay gente involucrada dentro de la institución, ahorita tengo que defender al jugador, a Hernán Cristante, porque Juan Nader estaba atrás de la portería. En el primer tiempo diciendo cosas a Cristante, y en el segundo tiempo diciéndole a los baloneros que no aventaran las pelotas", dijo en aquella ocasión.

Por fortuna tenemos mucho tiempo que no ha habido incidentes graves, al menos no como el que ocurrió en Argentina, cuando un balonero y aficionado de Boca le tiró una patada al "Bofo" Bautista en un juego contra las Chivas.

Ha habido discusiones, uno que otro que salió burlón, como le tocó a Federico Vilar, pero nada que lamentar como aquello.

¿Cuántas historias más no contarán los recogebalones? Casi casi es como si las paredes hablaran.




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Columna San Cadilla Norte | 23-08-2020

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