El desafío de la Sociedad democrática venezolana es lograr la construcción de una alternativa orgánica, popular y confiable para enfrentar los reclamos hegemónicos y continuos de Nicolás Maduro y su camarilla de cara a las elecciones presidenciales que deben realizarse en 2024.

No es un secreto que la dirigencia en el poder logró su estrategia de división y desmovilización de la sociedad.

Para lograrlo, han recurrido a todos los medios disponibles, incluida la corrupción de agentes políticos sin escrúpulos que ofrecen sus servicios para desarrollar diversas formas de favorecer estos dos ejes estratégicos.

Dado que nosotros, los ciudadanos y los líderes demócratas, tenemos clara la estrategia del régimen, debemos tener la grandeza de hacer todo lo humanamente posible para exponerla y frustrarla.

Una sociedad democrática es por naturaleza plural. Es decir, hay diversidad de organizaciones, actores, ideas, propuestas, cosmovisiones e intereses. Por ser esencialmente democrático, hay una línea transversal que nos permite compartir un objetivo: el rescate del estado de derecho.

Es precisamente por su carácter plural que diversos actores logran mimetizar y confundir a los ciudadanos, en cuanto a sus verdaderas motivaciones y los intereses que representan.

Por eso es necesario encontrar un camino efectivo para lograr la coalición de las diferentes fuerzas políticas y sociales, de modo que a partir de la ciudadanía, favorezca el surgimiento de la poderosa fuerza popular que acabe con la barbarie roja en el poder.

Este camino no es otro que el de convocar a la ciudadanía a elegir una propuesta y un candidato unido que la encarne, para presentarla en las elecciones presidenciales de 2024.

Respetables actores políticos de nuestro país han manifestado su preferencia por una selección del candidato presidencial en vida de un acuerdo político de la dirigencia gobernante.

En una perspectiva de lo que debe ser, en un país destruido y desinstitucionalizado, lo ideal sería seleccionar un motor con el consenso de todos los actores, quienes, desligados de intereses subalternos, contribuyan a fortalecer esta opción.

En otro contexto del país, este camino podría tener cierta viabilidad, sin embargo en las actuales circunstancias, con la perversa injerencia del régimen en la vida de las instituciones políticas, este camino parece difícil, además de la permanente contestación que los sectores de oposición a la investigación para hacer prevalecer una sobre la otra. En otras palabras, la tesis del consenso no es realista.

Uno de los principios fundamentales que debemos tener en el desarrollo de la acción política es el de realismo, que no es sinónimo de pragmatismo. Se trata de evaluar de manera integral el escenario en el que operamos para aplicar las soluciones adecuadas.

En esta hora de división de la oposición política y de la sociedad democrática, así como de desmovilización, frustración y desánimo de los ciudadanos, el camino que obligará a la unión y la motivación de la participación en el proceso político, es la celebración de la elecciones primarias para elegir al Candidato Unitario.

Es por ello que el desafío de concretar la unión o coalición de todas las fuerzas de la sociedad democrática pasa por el desafío de realizar elecciones primarias transparentes, seguras, confiables, amplias e incluyentes.

Sostuve que estas primarias deberían involucrar a toda la sociedad. Partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, gremios, sindicatos, iglesias y otras entidades. Pero sobre todo debe ser un enfoque cívico.

El destino de Venezuela está en su conciencia. Cada venezolano debe reflexionar sobre su responsabilidad de elegir una opción capaz de garantizar la unidad, la tolerancia, la inclusión, la autenticidad, la honestidad, la capacidad y la experiencia en la tarea de gobernar. Gobernar, como ya lo he enfatizado en otros trabajos, no es sólo administrar dignamente las propias finanzas, es algo aún más complejo, es comprender la diversidad de nuestra sociedad y por tanto poder articular diversos intereses.

El país que tenemos hoy necesita un liderazgo sereno pero firme, amplio, tolerante y articulado de esta diversidad.

Para que las primarias sean exitosas, deben representar un espectro muy amplio y deben ser convocadas, reglamentadas y conducidas, con el consenso de diversos sectores políticos y sociales, que van más allá de una coalición específica.

Mi determinación de ofrecer mi servicio a la patria forma parte de una acción política que promueve la participación ciudadana, encaminada a dar contenido programático, conceptual y político al necesario debate democrático dentro de una nación marcada, en estos tiempos, por la superficialidad, la banalidad, el aventurerismo. , descalificación y soberbia.

Aspiro a ser un candidato unitario de la sociedad democrática, es decir de una coalición más amplia que las actuales entidades articuladoras de la fragmentada oposición política.

Este candidato unitario será el consenso ciudadano. De ahí la importancia de respetar todos los extremos necesarios para garantizar el mayor compromiso posible en este proceso democrático de consulta y toma de decisiones. Lograr este objetivo motivará a la ciudadanía a participar y aumentará la legitimidad del candidato unitario seleccionado. Imprescindible legitimidad para anular los efectos de candidatos que se preparan para tener una excusa para acudir al proceso y ayudar a la confusión y división que promueve Maduro.

Entonces no vamos a tener un solo candidato, pero vamos a tener un solo candidato con el que derrotar a Maduro.