“y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” Mateo 3:2

Vivimos en un mundo que siempre está cambiando, pero adoramos a un Dios que nunca cambia, ¡gracias a Dios! Eso significa que podemos sentirnos consoladas al saber que nuestro Padre celestial es la roca que simplemente no se puede mover: "Yo soy el SEÑOR, no cambio" (Malaquías 3: 6).

La próxima vez que enfrentes cambios no deseados, recuerde que algunas cosas nunca cambian, cosas como el amor que sientes en tu corazón por tu familia y amigos ... y el amor que Dios siente por ti. Entonces, en lugar de preocuparte por los desafíos inevitables de la vida, concentra tus energías en encontrar soluciones. Ten fe en la capacidad de Dios para obrar a través tuyo, haz todo lo posible para resolver tus problemas y deja el resto en manos de Dios.