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Mónica Baldonado: «El movimiento feminista internacional ha conseguido que se entienda fuera de Nicaragua que Daniel Ortega es un reaccionario, un misógino y no tiene nada de izquierda»

  • Entrevistamos a Mónica Baltonado, exguerrilera y ministra sandinista, ahora exiliada en Costa Rica, tras su expulsión de Nicaragua por el régimen de Daniel Ortega.
  • Nos habla de la resistencia pacífica, de la reorganización desde el exilio y de cómo los movimientos feministas han sido claves para denunciar en el exterior lo que ocurre en Nicaragua.
  • «El feminismo tiene muchas propuestas para construir una democracia inclusiva, con pleno derecho y libertad, de respeto a la naturaleza y tan indispensable en las actuales crisis»

Mónica Maldonado.

De la noche a la mañana te expulsan de tu país, te quitan tu nacionalidad y todos tus bienes son confiscados. No hay causa justificada, tan solo pertenecer a un grupo de personas que alzan su voz contra la persecución y las injusticias de un régimen parecido al que ellas mismas derrotaron hace muchos años atrás. Es el caso de Mónica Baltonado, guerrillera, revolucionaria y política nicaragüense que participó de manera destacada desde 1974 contra la dictadura Anastasio Somosa, y que ahora vive en el exilio.

En febrero del 2023, Mónica es declarada por el régimen del actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, como «traidora a la patria» junto a otros 93 ciudadanos entre los que se encontraba su marido, el ex dirigente sandinista, Julio López Campos y su hija, Mónica López Baltodano, así como destacados escritores como Sergio Ramirez y Gioconda Belli. Además de ser desnacionalizados, sus bienes fueron confiscados y despojados de su pensión de jubilación.

La que fue dirigente del disidente Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MPRS) y diputada en el periodo 2007-2011 en la Asamblea Nacional de Nicaragua, ha estado de gira en España y ha hablado con La Coordinadora. En esta entrevista apunta cómo los movimientos feministas de otras partes del mundo han sido claves para denunciar el «régimen de terror» impuesto por Daniel Ortega y de cómo la resistencia pacífica y la reorganización desde el exilio se convierten en armas fundamentales para construir una democracia más inclusiva y diversa.

P. ¿Cómo es la situación actual de Nicaragua tras el estallido de las movilizaciones en 2018?

R. En Nicaragua estamos viviendo una situación de absoluta suspensión de todos los derechos cívicos, políticos y de todos los derechos humanos básicos. No hay libertad de organización, de movilización, de información, de prensa. Todos los medios han sido cerrados. Más de 3.500 organizaciones sociales han sido no solo cerradas, sino expropiadas. Todos los medios de comunicación independientes han sido cerrados y confiscados, incluyendo un medio de comunicación que tenía más de 100 años de existencia. No hay partidos políticos, solamente se puede organizar el Frente Sandinista y sus organizaciones socias. El Poder Ejecutivo está representado exclusivamente por Daniel Ortega y Rosario Murillo y ellos controlan todos los poderes. No hay libertad electoral. Se han organizado farsas electorales, incluyendo la de los municipios en donde se autoasignaron el 100% de las autoridades.


«Solamente puedes existir en Nicaragua si eres seguidor fiel del régimen Ortega Murillo»

¿Qué país existe en donde por medio de elecciones libres solo un partido controla el 100% de las municipalidades? Ahora incluso han pasado a perseguir a los sacerdotes y a los obispos porque eran los únicos espacios donde se congregaba la gente. Y por supuesto, de forma preferencial, han ilegalizado, perseguido y exiliado a cientos de lideresas de los movimientos feministas. Más de 300 nicaragüenses hemos sido privados de nuestra nacionalidad, violando de esa manera la Convención contra la Patria. Hemos sido desnacionalizados, nos han despojados de nuestras viviendas, pero también hasta de nuestra pensión de jubilación.

Nicaragua es en toda Latinoamérica y en el mundo la dictadura más cerrada y represiva que yo conozco hasta el momento. Y te lo digo porque luché contra la dictadura de Somoza y la actual y está es mucho opresiva que la de Somoza porque no hay autonomía universitaria. Hay 27 universidades que han sido cerradas, no hay sindicatos y no hay nadie que represente los intereses de distintos sectores. Solamente puedes existir en Nicaragua si eres seguidor fiel del régimen Ortega Murillo.

P. ¿Qué papel juega en este contexto la ciudadanía nicaragüense?

R. La mayoría de los nicaragüenses está en contra del régimen. No se pueden realizar encuestas en el terreno porque es peligroso para los nicaragüenses, y por ello se están haciendo entrevistas telefónicas. Estas encuestas realizadas por CID Gallup indican que solo el 13% de la ciudadanía se siente parte del régimen. De hecho, antes de los resultados electorales del 2018, tenía mucho más respaldo. La mayoría de la ciudadanía nicaragüense vive sometida bajo el terror. No solo por el terror a ser capturado, sino a ser desterrado. Es el terror a que te quiten tus bienes y que te apliquen medidas de confiscación vía, por ejemplo, la extorsión fiscal.

«Vivimos bajo un régimen de terror. Sin embargo, a pesar de ello, hay mucha gente que sigue conectada y que sigue resistiendo, de forma pacífica, aunque ahora no puedan manifestarse y lo tengan que hacer en silencio»

Por ejemplo, acaban de cerrar un negocio imponiéndole una multa de 600 mil dólares. ¿Por qué? Porque era de familiares de una desterrada muy conocida, Ana Margarita Vigil. Vivimos bajo un régimen de terror. Sin embargo, a pesar de ello, hay mucha gente que sigue conectada y que sigue resistiendo, de forma pacífica, aunque ahora no puedan manifestarse y lo tengan que hacer en silencio.

P. Desde el 2018 la persecución al Movimiento Feminista se ha materializado con la ilegalización de muchas organizaciones emblemáticas, así como la expulsión e incluso la encarcelación de quienes trabajan por los derechos de las mujeres. ¿Cuáles han sido las estrategias que se han tejido desde el movimiento feminista nicaragüense para hacer frente a esta persecución?

R.EL liderazgo feminista de Nicaragua más visible está en el exilio, en el destierro. Muchas de las líderes feministas, después de ser encarceladas, fueron expulsadas y desnacionalizadas. Hay una estrategia de trabajo hacia adentro desde cada una de las organizaciones que existían en Nicaragua, que se hace en silencio. Es un trabajo clandestino, ya que no se pueden manifestar.


«Una de las formas de resistencia desde el exterior son las campañas en favor de los derechos y de la libertad de las mujeres que están presas. Es la denuncia permanente, particularmente de organizaciones feministas internacionales»

Por eso, ahora se pone el foco en los cuidados, para que no sigan cayendo más mujeres presas. En la actualidad, hay más de 30 mujeres presas, y muchas de ellas en condiciones verdaderamente terribles, sin los más mínimos derechos, en aislamiento y sin derecho a sol, ni recibir visitas de las familias. Una de las formas de resistencia desde el exterior son las campañas en favor de los derechos y de la libertad de las mujeres que están presas. Es la denuncia permanente, particularmente de organizaciones feministas internacionales. También está todo el trabajo de mantener esos vínculos que permitan reconstruir el tejido social que la dictadura intenta romper y que , a día de hoy, ha conseguido pulverizar con la ilegalización y la represión a la que se ha sometido a las organizaciones de mujeres .

P. ¿Cuáles son los desafíos y retos de todas aquellas mujeres habéis sido expulsadas de Nicaragua?

R. Nicaragua llegó a ser el país con el movimiento de mujeres más sólido de todo Centroamérica con una diversidad de expresiones de feminismo muy grande que abarcaba desde el más radical al más joven. La represión ha hecho que salga del país la mayor parte del liderazgo feminista. Por ello, lo primero de todo es reorganizar todo el movimiento desde el exterior y unirnos a otros colectivos que existen fuera de nuestras fronteras. Es el caso de lo que sucede con el movimiento feminista juvenil, quienes en el exilio crearon las Volcánicas en 2018, una colectiva feminista para ayudar a las migrantes nicaragüenses en Costa Rica. Esta reorganización supone no solo proyectarse a nivel regional, sino también relanzar desde el exilio las conexiones con organizaciones feministas del mundo. El objetivo se centra en mantener la denuncia de lo que está sucediendo en Nicaragua y conseguir recursos necesarios para tener una unión con quienes se mantienen en el interior del país y no pueden salir.


«Es el caso de lo que sucede con el movimiento feminista juvenil, quienes en el exilio crearon las Volcánicas en 2018, una colectiva feminista para ayudar a las migrantes nicaragüenses en Costa Rica»

Se hacen uso de las redes sociales, del teatro, de las marchas del 8 de marzo, así como de otras muchas otras acciones. Los movimientos feministas en el exterior lo están haciendo muy bien y se están recomponiendo a pesar del exilio, de la desnacionalización, de que no tienes a veces ni siquiera para pagar la renta o la comida, porque te quitaron hasta la pensión de jubilación. Existe un alto espíritu de resistencia y de lucha.

P. Y ahí, ¿qué papel jugarían las redes internacionales, las organizaciones?

R. Creemos que es clave que el mundo sepa y las organizaciones feministas conozcan, que el movimiento feminista internacional ha sido uno de los más beligerantes y ha conseguido que se entienda fuera de Nicaragua que Daniel Ortega es un reaccionario, es un misógino y no tiene nada de izquierda. Lidera un régimen de terror, que no responde a ninguna bandera realmente de avanzada. En este momento es importante seguir con el apoyo del movimiento feminista internacional para las nuevas etapas de lucha.

P. En marzo de 2022, estuvo entre las 151 feministas internacionales que firmaron Resistencia feminista Anti-guerra: un manifiesto, en solidaridad con la Resistencia Feminista Antiguerra iniciada por feministas rusas después de la invasión rusa de Ucrania. Desgraciadamente los conflictos siguen de actualidad y Gaza es una prueba de ello ¿El feminismo puede ofrecer salidas a una situación tan compleja como la que vive Nicaragua? 

R. Por su puesto que sí. El movimiento feminista también ha expresado su repudio al genocidio que se está cometiendo contra la población palestina en Gaza y también hemos firmado pronunciamientos como feministas en esa dirección. El feminismo tiene muchas propuestas para construir una democracia inclusiva, con pleno derecho y libertad, de respeto a la naturaleza y que es tan indispensable en las actuales crisis.

«El feminismo es y será clave, no solo en la lucha de resistencia, sino en el momento que Nicaragua pueda recuperar la democracia y la libertad»

Y en concreto, el feminismo de Nicaragua tiene muchísimo que aportar para la construcción de una verdadera sociedad democrática, inclusiva, respetuosa con todos los derechos humanos y con los derechos de la diversidad sexual. El feminismo es y será clave, no solo en la lucha de resistencia, sino en el momento que Nicaragua pueda recuperar la democracia y la libertad.

P. ¿Hay una salida democrática para Nicaragua?

R. Estamos buscando una salida democrática, pero requiere la creación de condiciones de organización y de resistencia, ya que no puede ser de otra manera. Nosotros ya experimentamos la lucha romántica o la lucha violenta, por así decirlo.

«La represión ha hecho que salga del país la mayor parte del liderazgo feminista. Por ello, lo primero de todo es reorganizar todo el movimiento desde el exterior y unirnos a otros colectivos que existen fuera de nuestras fronteras»

Por ello, creemos que debe de haber una posibilidad de darle espacio a la lucha cívica y pacífica. Ahora en Nicaragua no hay oportunidad para la democracia, pero con lucha, resistencia, trabajo, organización y con apoyo internacional, tenemos que ser capaces de abrir esos intersticios para que en Nicaragua pueda tener una solución por la vía democrática. Porque la mayoría del pueblo no quiere esa dictadura, no quiere Ortega. Tenemos que abrir y recuperar las mínimas libertades para que pueda volver la democracia. Y en eso las feministas y las organizaciones de mujeres en general tenemos un gran rol que jugar.

Por Cristina Fuertes López. 
Fuente: Comunicación en La Coordinadora
https://coordinadoraongd.org/


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