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Email Economíaeconomía feministaFiscalidad feministaImpuestos “Las ‘planeras’ aportan mucho más para mantener los hospitales, las calles y las jubilaciones que los ricos”

¿Qué tiene que ver la forma en que recauda, deja de recaudar, o gasta el Estado con los feminismos? Como dice Maria Julia Eliosoff, economista feminista y coordinadora de proyectos de FES Argentina, “garantizar derechos sale plata. Esa plata de algún lado tiene que salir, el Estado tiene que recaudar”. Desde el punto de vista de la justicia fiscal, la regresividad del sistema y la evasión y elusión impositiva son obstáculos para que se puedan garantizar los derechos humanos de las mayorías.

Fotos: GENTILEZA OXFAM

No es ninguna novedad que cada día que pasa los ricos son más ricos y los pobres más pobres y que si nos acercamos a esta premisa con una lupa de género veremos que cada vez más mujeres engrosan las filas de los sectores empobrecidos. Lo que no se dice mucho es que quienes menos tienen aportan más que los ricos al desarrollo del país. Un grupo de feministas se propuso pensar este problema desde la óptica de las políticas tributarias. ¿Qué tiene que ver la forma en que recauda, deja de recaudar, o gasta el Estado con los feminismos? Como dice Maria Julia Eliosoff, economista feminista y coordinadora de proyectos de FES Argentina, “garantizar derechos sale plata. Esa plata de algún lado tiene que salir, el Estado tiene que recaudar”. Desde el punto de vista de la justicia fiscal, la regresividad del sistema y la evasión y elusión impositiva son obstáculos para que se puedan garantizar los derechos humanos de las mayorías. 

En Cartagena, Colombia, se llevó adelante a fines de julio la primera cumbre por una “Tributación global incluyente, sostenible y equitativa”, donde se reunieron altos funcionarixs de ministerios de Economía de 15 países de Latinoamérica y el Caribe (entre los que no está Argentina), enfocados en la problemática de la distribución de la riqueza y la recaudación de Impuestos. Esta cumbre respondió a un llamado del ex ministro de Hacienda de Gustavo Petro, José Antonio Ocampo, que propuso a los gobiernos de la región empezar a discutir coordinadamente una agenda de tributación global. En las reuniones de la sociedad civil que se hicieron en paralelo a la cumbre se desarrollaron una serie de encuentros feministas, ahí estuvo María Julia Eliosoff. 

—A veces estas discusiones parecen muy alejadas de nuestros problemas cotidianos, ¿en qué afecta a las mayorías tomar decisiones de política fiscal? ¿un punto más o un punto menos de recaudación en qué nos modifica la vida? 

—Uno de los diagnósticos más fuertes que hay en la región, y eso es lo que tiene un vínculo muy fuerte con los feminismos, es que los sistemas tributarios en la región, y en Argentina principalmente, son regresivos. ¿Eso qué quiere decir? Que proporcionalmente pagan más las personas más pobres. ¿Por qué? Porque las estructuras tributarias recaudan mucho más a través de impuestos indirectos, y los impuestos indirectos no gravan directamente la capacidad de pago de las personas, sino una “manifestación” de eso, a través de por ejemplo, el consumo. El impuesto a través del cual más se recauda en Argentina y en otros países de la región, el IVA, es un ejemplo claro. El IVA grava el consumo, de eso no hay forma de zafar porque viene incluido en el precio y lo pagan todos los consumidores. Una persona que gana 50 mil pesos por mes, por poner un número, paga el 21% de lo que consume. Eso implica que proporcionalmente paga una parte muchísimo mayor de sus ingresos que una persona del decil de ingresos más altos, que si bien paga 21% del IVA como la persona que está en el decil de ingresos más bajos, tiene un montón de dinero que escapa a ese consumo, porque no todos sus ingresos van al consumo. Los impuestos que menos recaudan en la región y que son los menos regresivos, son los que buscan cobrar directamente de la capacidad de pago, es decir, los ingresos, la riqueza, las herencias. Esos impuestos ocupan una parte muchísimo más chica en la recaudación total y son los más fáciles de evadir. En realidad, no sé si son fáciles, pero quienes son alcanzados por este tipo de impuestos tienen capacidad para desarrollar más estrategias para evadir y eludir. Entonces, quienes más deberían poder pagar son los que más posibilidades tienen de eludirlos. También hay un montón de artilugios que se hacen para no pagar más. Todo es cuestión de hacer nuestros sistemas tributarios más progresivos. 

—¿Hay un sesgo de género en esta inequidad en relación a quiénes pagan impuestos?

—En los deciles de más bajos ingresos, es decir, las personas que se ven más afectadas por este tipo de sistema, son mayoritariamente mujeres. En todos los ejercicios que estuvimos haciendo con otras colegas, tratando de discutir narrativa sobre lo fiscal, hablamos mucho de lo que en Argentina se llama los planeros o planeras. Bueno, las planeras aportan proporcionalmente mucho más a mantener los hospitales, las calles, la infraestructura, las jubilaciones que los ricos. 


Las planeras aportan proporcionalmente mucho más a mantener los hospitales, las calles, la infraestructura, las jubilaciones que los ricos. 

—Hubo una discusión mediática hace poco en la Argentina, en la que el precandidato presidencial de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, decía quejosamente que las mujeres de los barrios populares que compran leche con IVA están bancando los viajes de Aerolíneas Argentinas a Europa. No sé si te acordás. ¿Estás señalando lo mismo?

—Podemos llegar a pensar que es una crítica a un sistema impositivo regresivo pero el ejemplo es muy desacertado. Un buen ejemplo es que el sistema previsional en Argentina, o sea, jubilaciones y pensiones, se sostiene en un 40% por impuestos, entre ellos el IVA. No es que tu jubilación se arma con tus aportes, los sistemas de pensiones están tendiendo a financiarse más por otras fuentes que por las contribuciones que realiza cada trabajador. En todo el mundo las transformaciones del mundo laboral están tendiendo a que la seguridad social se financie más de otras fuentes (como las tributarias). Entonces, ahí también hay una hermosa discusión desde los feminismos para dar. Las compañeras, las mujeres que compran, que pagan el IVA en los en los barrios más pobres a través del consumo de la canasta básica de alimentos, están aportando más a sostener jubilaciones de privilegio. Y Aerolíneas nos da la oportunidad de cubrir viajes entre provincias que de otra manera no serían cubiertos.

—¿Hay una forma práctica de que esos impuestos que están cayendo sobre esas mayorías empobrecidas sean distribuidos de otra manera? ¿Cómo se hace para determinar qué persona paga menos impuestos sobre un bien de consumo? ¿cómo se puede hacer para que, ponele, no todes paguen lo mismo de IVA?

— El IVA para el consumo de los bienes de la canasta básica está en permanente discusión, y en particular para los feminismos. Una posibilidad es implementar IVA diferenciales. De hecho, nosotros en Argentina los tenemos diferenciados, por ejemplo, algunos servicios públicos pagan IVA diferenciado. También hay países que a los productos de la gestión menstrual le han sacado el IVA. Otra opción en discusión es lo que se conoce como cash back, esto se ha implementado en no muchos países, y Argentina es uno de los que sí lo implementó después de la pandemia, es la devolución de IVA por el consumo de determinados bienes. Sin embargo, esto también tiene muchas limitaciones u obstáculos, por empezar, es súper difícil de implementar. En Argentina se pudo hacer bastante fácil a través de la tarjeta Alimentar. Todas las personas que tienen tarjeta Alimentar, que son personas de los niveles de ingreso más bajos del país, reciben la devolución de una parte.

—¿Y cómo se devuelve? 

—En Argentina tenemos más del 90% de la población bancarizada, muchas personas tienen acceso a tarjeta de Banco Nación o de Bancos provinciales. Entonces se hace muy rápido, muy automáticamente. Y funciona muy bien. Sin embargo, esto también tiene muchas críticas: primero, por todo lo que tiene que ver con la bancarización que no viene de la mano de educación bancaria puede venir con grandes problemas en términos de endeudamiento de los hogares. Segundo, la tarjeta Alimentar es muy restrictiva sobre los productos que puede comprar. Básicamente, el Estado está pautando qué es lo que podés o no consumir. Y, tercero, hoy no es sencillo acceder a ese Programa. En Brasil, por ejemplo, están en el medio de una reforma tributaria que busca implementar una devolución de IVA del consumo de bienes de la canasta básica, pero aún tienen grandes dudas sobre cómo podrían implementarlo. Verónica Grondona, una referentes sobre estos temas, dice que está re estudiado en Argentina que no funciona quitar el IVA a los bienes de la canasta básica. Que lo único que hace es disminuir la recaudación, pero después a la gente no le funciona. Por eso, teniendo en cuenta la estructura tributaria de nuestro país, la progresividad podemos ganarla concentrándonos más en mejorar los impuestos directos. 


La bancarización que no viene de la mano de educación bancaria puede venir con grandes problemas en términos de endeudamiento de los hogares.

—En algunos países se reclama o ya existe un salario básico universal, pero todo el mundo se pregunta de dónde se saca ese dinero, ¿de los impuestos a las grandes fortunas, a la extracción y exportación de litio, a las grandes corporaciones extractivas, se suben retenciones? ¿Cuál es la mirada feminista sobre esta discusión?

—Las consignas vinculadas a las discusiones fiscales tienen que ver con que garantizar derechos sale plata. Esa plata de algún lado tiene que salir, el Estado tiene que recaudar. En plena pandemia había un movimiento de ricos que decían “Tax us now” (Cóbrennos impuestos ahora), un grupo de multimillonarios que decía la verdad que con todos los problemas que hay estamos pagando bastante poco. Eso fue el récord del nivel de baja discusión de los Estados. Bueno, otra discusión muy importante, en términos de gravar a las grandes riquezas, es cómo se gravan a las economías digitales, digamos, las plataformas. O sea, no hay coordinación global entre los Estados sobre cómo gravar las ganancias que están haciendo estas empresas “deslocalizadas” en cada país donde brindan sus servicios. Algunos países han tomado iniciativas de manera individual, pero la realidad es que los Estados se mueven mucho más lento que el capital. Para sistematizar, las discusiones desde la perspectiva feminista, tienen que ver con la progresividad tributaria.


Garantizar derechos sale plata. Esa plata de algún lado tiene que salir, el Estado tiene que recaudar.

—Es decir que los feminismos intentan presionar a los organismos y los Estados para que elaboren políticas tributarias menos regresivas, para que recauden más pero no a costa de las que menos tienen. ¿Qué otras herramientas hay?

—Claro. Después, hay muchas discusiones sobre los gastos tributarios, que son las exenciones impositivas que da el Estado a algunos sectores para beneficiarlos y desarrollarlos. La discusión fiscal y tributaria también podemos analizarla desde los feminismos en relación a qué sectores de actividad económica se están promoviendo a través de exenciones o beneficios fiscales (los gastos tributarios). No es lo mismo permitir que una minera extranjera goce un privilegio fiscal, que una cooperativa de cuidados. Hay cálculos de todo lo que se pierde el Estado de recaudar por los gastos tributarios. El ejemplo típico de esto es que los jueces no pagan ganancias. Las empresas mineras, el litio, los hidrocarburos, la mayoría de las extractivas tienen exenciones impositivas muy grandes. Con esta excusa de desarrollar ciertos sectores, el Estado deja de percibir (y, encima, además de eso les da subsidios). Entonces, no es que yo esté de acuerdo pero, por lo menos, ¿por qué este tipo de empresas, con estas perspectivas, con estos modelos productivos, ya que es tan difícil conseguir litio y nosotros lo vendemos muy barato, no dejan el 40 o el 50% de sus ganancias? Estas discusiones no están, son mala palabra. 

—Pero en algunos países, en países como Chile, por ejemplo, que tiene el proyecto de nacionalización del litio, esa discusión tiene que estar un poco más saldada.

—En varios sentidos se evalúa que Chile es el país que está trabajando “bastante bien” la producción de litio. Desde el exterior se analiza que Argentina es uno de los mejores países para invertir en litio, porque de los tres países del Triángulo del Litio es el que menos exigencias fiscales requiere. Por eso lo que se trabaja en esta cumbre es necesario para la región, porque debemos coordinar estrategias tributarias que nos permitan a todos los países evitar una competencia absurda que nos lleve a una carrera por desfinanciar los estados. La cuestión es que los gastos tributarios hay que mirarlos con atención, porque exenciones impositivas también tienen las cooperativas. Las cooperativas pagan de IVA muchísimo menos que una empresa. Y bueno, está bien que ciertas actividades económicas vinculadas a la lógica de la economía social y solidaria paguen menos IVA, porque es una forma justamente de incentivar estos sectores. Hay que evaluar cada caso.

—Una cosa es no gravar a los libros y otra cosa la extracción de petróleo… 

—Los gastos tributarios sin dudas son un punto de la agenda tributaria a revisar. No se trata de disminuirlos simplemente (cuestión que ya había pedido el FMI en el acuerdo que firmó el exministro Guzmán en 2022), sino de analizarlos con criterios de equidad y de transparencia. Digo transparencia porque la otra discusión que hay acá es que no hay información consolidada sobre los gastos tributarios. Cada exención impositiva se otorga por una resolución específica. La discusión tributaria y de transparencia también está muy vinculada a los flujos financieros ilícitos. Estamos hablando de que a través de algunas estrategias de evasión y elusión se puede mover plata que proviene del narcotráfico o de la trata de personas. Y esto nos interpela en las discusiones feministas. Las feministas nos tomamos en serio la discusión en torno a evasión y elusión justamente porque es muy importante la cantidad de plata que se pierde que podría usarse para garantizar derechos. Pero, además, el dinero que se pierde es plata que proviene de recaudación de impuestos directos, o sea, los que más podrían ayudar a transformar la regresividad del sistema tributario. Si las grandes empresas, que son las que más deberían pagar impuestos directos —principalmente ganancias—, desarrollan grandes estructuras para eludir, como las empresas offshore, las feministas tenemos un problema con los flujos financieros ilícitos. Con Uruguay, por ejemplo, en Argentina tenemos una tensión de intereses. Uruguay tiene un régimen de promoción especial para zonas francas en donde las empresas que no producen allí pagan un 0,75% sobre sus ganancias, mientras que en Argentina un 35%, esto favorece a que empresas argentinas triangulen operaciones manipulando sus precios de transferencia para tributar menos. Pronto desde la FES vamos a sacar un informe que analiza esto, cuyos autores son Alejandro Gaggero y Gustavo Garcia Zanotti. 


Las feministas nos tomamos en serio la discusión en torno a evasión y elusión justamente porque es muy importante la cantidad de plata que se pierde que podría usarse para garantizar derechos.

—Otra cosa es cómo encontrás a la persona que se le va a cobrar el impuesto, pienso en una analogía con los deudores alimentarios, primero hay que encontrarlos y luego lograr cobrarles, ¿cómo funciona a estos niveles?

—Una discusión internacional, de la cuál las feministas nos estamos haciendo eco, es la de los registros globales de beneficiarios finales. Se trata de poder identificar quiénes son los beneficiarios finales de las ganancias de las empresas para poder cobrar impuestos a esas personas. Porque hay estructuras jurídicas tremendamente grandes y diseñadas para que nunca encuentres quién es la persona detrás de esa empresa. Entonces, hay muchas iniciativas a nivel global para poder generar estos registros únicos de beneficiarios finales, lo cual implica importantes acuerdos de intercambio de información entre países, fomento de la transparencia, entre otros. Estas discusiones se están planteando desde el marco de los derechos humanos. En Colombia presentaron un estudio que muestra que, por ejemplo, en Brasil (obviamente) las personas más ricas son varones. Tienen un sistema tributario regresivo donde las mujeres pagan más impuestos, como acá. Pero, además, entre los varones más ricos, los varones negros pagan mucho más impuestos que los hombres ricos blancos. Esto es así porque en Brasil se grava más sobre los ingresos —es decir, lo que perciben por salario—, que sobre la riqueza, los autos, las propiedades inmobiliarias, etcétera. Y resulta que la riqueza de los negros viene por tener salarios altos y como se grava más eso, los negros ricos pagan mucho más que los ricos blancos, cuya riqueza viene de activos que ya tienen, especialmente de la herencia.

—Me quedé pensando eso que decías “garantizar derechos sale plata”. Creo que la mayoría de la gente que tiene la guita te diría bueno, entonces no garanticemos derechos. O sea, si para garantizar derechos necesitás de mi plata, bueno, entonces no paguemos servicios públicos, programas de desarrollo social, etc. Eso es una cuestión política, los Estados tienen que dirimir también con con esa gente rica adentro, ¿no? 

—Sí, sí, totalmente. Esto podemos pensarlo desde una cuestión ética, pero también tiene que ver con mejores condiciones de vida para todos. Disminuir las desigualdades mejora las condiciones de vida de todes. Pero por otro lado, pensar en una sociedad sin Estado es ridículo, este debate volvió con los planteos “libertarios”, pero porque no somos muy conscientes del rol que tiene el Estado en nuestra vida cotidiana. Lo que garantiza el Estado con los impuestos no son solamente la salud y la educación públicas, que incluso un rico te puede decir que no los usa. No es solamente eso. Hay un montón de cosas que garantiza el Estado a través de los impuestos, por ejemplo las autopistas para llegar a los barrios privados. Incluso, hay estudios que muestran que si esos servicios provistos por el Estado funcionaran muy bien y no como funcionan hoy en día, porque están desfinanciados, serían mucho más baratos para los ricos, es decir que les saldría mucho menos pagar los impuestos para financiar la salud y la educación pública —que usarían— que lo que pagan por salud y educación privada ahora. 

—En relación a la Cumbre en Cartagena, ¿cuál es el objetivo, qué panorama encontraron?¿En qué cosas nos podríamos poner de acuerdo los países de la región en relación a la agenda tributaria? 

—Primero, es fundamental llevar una voz regional a las discusiones que se están teniendo sobre estos temas a nivel global. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), principalmente, hace muchos años comenzó a discutir algunos principios de tributación global, y desde nuestra región se observa que no favorecen o no son tan buenos como podrían ser para todos nosotros. Por ejemplo, el 15% que se establece a nivel global sobre los impuestos mínimos en la mayoría de los países de la región es un número muy bajo, nuestras alícuotas están por encima, ceñirnos a ese acuerdo global se sospecha que en realidad lo que haría es establecer un techo a nuestra recaudación y a la progresividad de los sistemas tributarios regionales. África ya lleva una voz regional a estos debates, nosotros también debemos hacerlo. Por otro lado, se pueden pensar algunas discusiones internas de nuestra región, de coordinación tributaria. Pero es relevante señalar que desde Argentina no participó nadie en la cumbre regional, (no estaba la bandera de Argentina en la cumbre). Considero que no es menor que nuestro país no participe en un espacio así, impulsado por gobiernos progresistas e importantes de la región. Es un error no aprovechar esta oportunidad de participar en una plataforma de diálogo regional sobre temas tributarios, que están tomando la agenda global.

Por Agustina Paz Frontera
Fuente: Latfem


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