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Expectativas de los padres: Efecto Pigmalión

¿Recuerdas el momento en el que supiste que ibas a tener un hijo? Entre los nervios, los miedos y la alegría, seguro que comenzaste a imaginar cómo sería. A medida que iban pasando los meses y la ilusión crecía ¿Pensabas en todas las cosas que podría llegar a hacer? Sí verdad… Eso son las expectativas, creencias que se originan de forma consciente o no, sobre las capacidades y destrezas que tiene o tendrá el niño.

A medida que tu hijo va creciendo y te das cuenta que se le dan mejor los deportes que la música, o que tiene cierta facilidad para las matemáticas. Así que, modelas tus Expectativas y crees que quizá necesita ayuda para estudiar lengua, pero que puede llegar a ser un gran ingeniero.


Esas expectativas que vas generando, tienen unos efectos claros sobre tu hijo. En este artículo te voy a explicar:

  • La importancia de las expectativas y las etiquetas en el desarrollo de la autoestima de los niños.
  • Qué es el Efecto Pigmalión y cómo lo puedes utilizar para potenciar las destrezas de tu hijo.

El poder de tus expectativas en la autoestima de tus hijos

Hace un tiempo escribí un artículo sobre cómo mejorar la autoestima de los niños en casa. En él, te contaba que:

“Las personas estamos, continuamente, cuestionando nuestro aspecto, nuestros actos y escuchando las opiniones que tienen los demás sobre nosotros como si fuesen el reflejo que nos devuelve el espejo. Con todo ello vamos sacando conclusiones y elaborando una fotografía sobre nosotros mismos. Esa imagen que cada uno tiene sobre sí mismo, es la autoestima”. 

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En aquella ocasión ya te contaba que la autoestima está formada, en parte, por las opiniones que escuchamos y percibimos de aquellos que nos rodean. Y las expectativas son precisamente eso, creencias que generamos de los demás sobre sus capacidades.

Como padre tienes una serie de expectativas sobre tus hijos (es inevitable, a todos nos pasa), que les vas transmitiendo con tus palabras, con tus gestos y con tus acciones.

Te voy a poner un ejemplo:

Estáis en el parque. Tu pequeño está corriendo de un lado para otro, riéndose y disfrutando con sus amigos. Entonces, comienzas a pensar “se está poniendo eufórico, va a perder el control, se va a tropezar y se va a caer… va a pasar lo de siempre… empujará a otro niño sin querer y le hará daño…” Tienes una expectativa negativa sobre la conducta de tu hijo hacia los otros niños.

Intentas ponerle solución antes de que ocurra nada de lo que estás pensando, y le dices a tu hijo “Cariño! no corras, te vas a caer… vas a hacer daño a alguien… Estate quieto!” Gritas un poco, te pones de pie, tus músculos se tensan, frunces el ceño.

Tu hijo te mira, se pone nervioso y, sin darse cuenta, piensa que le va hacer daño a otro niño. Y en ese preciso momento… ocurre.

Tu expectativa se cumple, tú asumes que tu hijo no es capaz de controlar y el niño aprende que él siempre le hace daño a sus amigos.

Las expectativas siempre se cumplen, porque se transmiten con las palabras, las acciones y los gestos. Cuando una creencia se hace real en varias ocasiones, se acaba transformando en una etiqueta. 

En el caso del ejemplo anterior, la madre le podría decir al niño: “¡Ves! si te lo estaba diciendo, siempre igual. ¡Eres un desastre!”.

Esa es la etiqueta que aprende el niño de sí mismo, que ES un desastre, que da igual lo que haga porque siempre será un desastre. ¿Cómo se queda la autoestima de ese niño? Pues muy dañada.

Por eso es tan importante generar expectativas positivas sobre tus hijos. Cambiar el “no se le dan bien las matemáticas”, por un mensaje en positivo como “para entender las matemáticas se esfuerza mucho”. 

Las etiquetas positivas movilizan los recursos del niño, los tuyos y los de sus profesores para lograr alcanzar sus metas y sentir que es capaz. De esta forma, le estarás ayudando a mantener una buena autoestima.

Qué es el Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión es el nombre que los psicólogos y pedagogos damos a este suceso por el cual, las expectativas que generamos sobre los niños acaban influyendo en su rendimiento. No es algo que nos hayamos inventado así sin más, este efecto tiene una base científica innegable.

En este vídeo podrás saber más sobre los estudios del Efecto Pigmalión de Rosenthal y Jacobson en la escuela.

Cuando se habla del Efecto Pigmalión se suele hacer desde una visión negativa. Haciendo referencia a que al establecer expectativas negativas, las conductas también lo serán y por tanto, la autoestima y el autoconcepto del niño se verán afectados.

Pero yo quiero mostrarte los beneficios de conocer este efecto. Si tú eres consciente de que tus palabras, tus gestos y tus acciones influyen en tu hijo, puedes utilizarlo para reforzar sus capacidades y generar en él un sentimiento de valía que le acompañará toda su vida.

Parece que te estoy hablando de algo místico, de atraer energías positivas (como dice el libro El Secreto de Rhonda Byrne), pero en realidad te hablo del Efecto Pigmalión y su capacidad de movilizar recursos tanto del niño, como tuyos, como del profesor. Porque si tu hijo siente que es capaz, estará motivado y tendrá interés por alcanzar metas nuevas, y será probable que logre llegar a ellas.

Ayuda a tu hijo con el Efecto Pigmalión

  1. Reconoce sus capacidades y limitaciones, sin compararlo con nadie.
  2. Evalúa las expectativas que tienes hacia tu hijo.
  3. Reformula las expectativas para convertirlas en rasgos positivos.
  4. Marca metas realistas con las capacidades de tu hijo.
  5. Crea un ambiente motivador y de confianza.
  6. Facilita una comunicación positiva y una escucha activa con tu hijo.
  7. Cuida tus palabras y también los gestos que las acompañan.
  8. Refuerza cada pequeño avance de tu hijo de forma positiva.
  9. Cree en él, para que pueda creer en sí mismo.

Y además de todos estos consejos, no te olvides de potenciar su autoestima (en el artículo sobre la autoestima de los niños tienes un decálogo con orientaciones). Porque el Efecto Pigmalión, como te decía al principio, influye directamente en la autoestima y el autoconcepto del niño.

Y tú… ¿Alguna vez te habías parado a pensar en las expectativas que tienes sobre tus hijos? ¿Conocías su poder?

Puedes compartir conmigo tu opinión sobre el Efecto Pigmalión con los comentarios.

 
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