Quizás sea un titular sensacionalista, quizás… Pero en estos tiempos de egoísmos y “diferenciaciones” territoriales, de gritos y protestas, todo se pega.

Hace unos meses me invitaron a participar en un estudio relacionado con la innovación TIC en Andalucía. El gobierno andaluz se iba a gastar no sé cuánto dinero en hacer marca de Andalucía en el sector de las tecnologías, en hacer ver que aquí en el sur existe un polo tecnológico lejos de la charanga, el sol y las sevillanas.

¿De verdad es necesario vincular “lo TIC” al territorio? Vayamos por partes.

Es Cierto que que todo el mundo mira a Silicon Valley. Allí se juntaron y empezaron a innovar. Eran otros tiempos (finales de  los años 50), y las comunicaciones no estaban ni mucho menos como ahora. Además allí se empezó a fabricar hardware. Silicon Valley… Todos quieren tener su “Valley”…

Es cierto que en la mayoría de los sectores la unión física hace la fuerza. Es cierto que estar delimitado por un espacio común refuerza la marca. Pero, ¿esto es necesario en el mundo TIC? Porque no entiendo la insistencia en vincular la tecnología al territorio… No hay nada más ubicuo que lo TIC, y nada más cateto que intentar encerrarlo en límites administrativos. Lo siento pero siempre lo he visto así.

Es cierto que “no hace daño” vincular cualquier territorio con la tecnología o la innovación. Pero, ¿no es mejor ayudar a que las empresas colaboren con otros organismo de fuera de sus fronteras? ¿No es mucho más simple en un sector sin “materiales” promulgar las conexiones más allá de culturas y territorios? ¿No es más saludable ayudar a que las empresas encuentren los socios con mejores capacidades complementarias lejos de la endogamia territorial?

Es cierto que ese café o ese apretón de manos abre muchas puertas, quizás más en el ámbito comercial. Pero lo ubicuo se abre camino. Hay mucha gente que no está de acuerdo conmigo, pero para mí no hay diferencia entre una videoconferencia y una reunión presencial. Sinceramente, no la hay. Es una cuestión cultural, pero yo me siento cómodo conociendo a alguien por ese medio, e incluso teniendo una relación profesional de años sin llegar a vernos en persona.

En fin, no me parece mal copiar modelos de éxito, pero hay que adaptarlos a la cultura y a los nuevos tiempos. Y no hay que perder de vista que copiar significar necesariamente un “ir siempre por detrás“. Copiar significa no innovar desde la raíz misma de la cultura. Y creo que los gobiernos deberían mirar más allá, sobre todo en un sector como el TIC que ha cambiado y cambiará profundamente la forma en la que nos relacionamos a todos los niveles, incluido el comercial.

PD: Últimamente me apasiona, además de mirar al futuro a través de la tecnología, mirar al pasado a través de la historia. Y no puedo dejar de recomendar a Isaiah Berlin y su libro “El sentido de la realidad: Sobre las ideas y su historia”. Una colección de ensayos relacionados con los inicios de los nacionalismos y la I Guerra mundial que me ha dado nuevas perspectivas para conocer el origen de las ideas sobre las que actualmente nos movemos. Fantástico.