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Como lluvia

El Monzón de Dios

“He visitado el norte de la India varias veces. Durante la mayor parte del año esta parte del mundo es extremadamente seca y calurosa. (¡ En una ocasión resistí una temperatura de 52 grados Celsius en Nueva Delhi!) Durante la estación seca, el norte de la India se ve seco y estéril, pero los indios saben que el cambio viene en camino. La esperanza viene del sur, a medida que las lluvias torrenciales de temporada llamadas monzones se dirigen hacia el continente. Cuando las lluvias llegan finalmente al norte de la India y sacian su tierra seca, es como si alguien encendiera un interruptor: la tierra se llena de flores. En cuestión de días, el norte de la India se llena de hojas y flores exóticas.
El poder transformador de la Palabra de Dios no es menos espectacular. El ministerio personal trae el monzón de la Palabra de Dios al terreno árido del corazón. A pesar de que no ocurrirá una transformación completa de la noche a la mañana, nuestras vidas se llenarán de una nueva belleza de carácter y nueva fecundidad de vida. Isaías 55: 10-13 capta bien esta dinámica.

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

La Palabra de Dios cambia a la gente de esta forma espectacular. La lluvia que empapa la tierra seca, siempre tiene un efecto. Esta baña el suelo, el cual alimenta las raíces, las cuales alimentan las plantas que a su vez producen flores. Lo mismo sucede con la Palabra de Dios. Cambia lo que toca, produciendo belleza y fecundidad en las vidas de las personas. Estos cambios apuntan a dos realidades maravillosas. En primer lugar, somos, de hecho, los hijos del pacto de Dios. Él ha prometido ser nuestro Dios, estar con nosotros y bendecirnos. En segundo lugar, estos cambios nos indican Su gloria.
Las flores y los frutos que la lluvia produce dan gloria a Aquel que la envió. Al compartir la Palabra de Dios los unos con los otros, nos convertimos en señales que apuntan a Su gloria.

¿Cuál es la esperanza aquí? Es la esperanza del reino. El Rey ha llegado y ha enviado a Sus hijos a ir unos a otros con Su Palabra que cambia vidas. Las personas que estaban perdidas encuentran su camino, la gente que una vez estuvo paralizada por el desaliento camina con esperanza, la gente apartada vive en comunidad al restaurarse las relaciones rotas; las mentes confusas piensan de forma verdadera, pura, y correcta, y la persona que una vez vivió para su propio poder ahora descansa en el poder de Dios. La lluvia de Dios riega las raíces del corazón, y en la vida de la persona brota nueva fecundidad. Este es el camino del Señor, la esperanza y la obra de Su reino.

Extracto: Instrumentos en las manos del Redentor: Cómo personas necesitadas de transformación pueden ayudar a otros necesitados de transformación por Paul David Tripp
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