El pasado domingo, el PP de Madrid celebró sus primarias, aunque apenas tuvieron transcendencia si se las compara con las del PSOE nacional (que llevan meses dando titulares). La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (en la imagen), fue la vencedora, siendo la única candidata de cara al XVI Congreso Regional del próximo fin de semana. Por tanto, triunfó el aborto y la ideología de género.

En concreto, Cifuentes logró el 86,38% de los votos, mientras su único contrincante, Luis Asúa, sólo recibió el 13,5%. Es decir, la pepera contó con el apoyo de 6.944 militantes, de los 8.166 (74,8% del total) que acudieron a votar.

Conviene recordar que Cifuentes defiende el aborto, incluso no tiene ningún reparo en repartir gratuitamente la famosa píldora del día después (PDD), que es potencialmente abortiva, ni en notificar las cifras. También es partidaria de los vientres de alquiler y es una de las peperas más activas en este tema incluido en su ponencia social. Además, propuso que la reproducción asistida esté dentro de la sanidad pública, por tanto financiada con el dinero de todos.

Cifuentes también es una señora muy progre y apoya al colectivo LGTB. Claro que este respaldo ha ido mucho más allá y ha desembocado en promover el homosexualismo imponiendo el adoctrinamiento sexual de los niños, a favor de la ideología de género. Y ojo, si incumples su ley porque te lleva a la Fiscalía (lo saben bien el director del Colegio Juan Pablo II y la asociación Hazte Oír). Es más, junto a su ‘amiga’ Manuela Carmena ha puesto en macha la policía del pensamiento para enfrentar lo que no es políticamente correcto, una nueva censura que cada día va cogiendo más fuerza.

Además, recuerden que en 2012, cuando Cifuentes tomó posesión como delegada del Gobierno en Madrid, llegó a proponer que el PP dejara de ser cristiano. Y es que ella no es creyente, aunque ha llevado a sus hijos a un colegio religioso.

En resumen, parece que Cifuentes no es la candidata regional de los valores negociables (vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa).