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Este es el Día

En mi tiempo con el Señor esta mañana, leí el Salmo 118, y fui sobrecogido, no por una o por dos palabras de parte del Señor (suficientes para un día), ¡sino por múltiples palabras de parte de El (suficientes para toda mi vida)! Si conforme a Mateo 4:4, "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios", entonces esta mañana tuve un verdadero banquete en la Palabra de Dios.

Los versículos 1-4 comienzan de ésta manera:

"Den gracias al Señor, porque él es bueno; su Gran Amor Perdura para siempre. Que proclame el pueblo de Israel: Su gran amor perdura para siempre. Que proclamen los descendientes de Aarón: Su gran amor perdura para siempre. Que proclamen los que temen al Señor: Su gran amor perdura para siempre."
Esta es una clásica expresión de revelación - respuesta en las Escrituras. De la revelación de Dios viene la respuesta de mi corazón. La acción de Dios provoca una reacción humana. Hay muchos ejemplos, (mira, por ejemplo, Romanos 12:1-2 y Colosenses 3:1-4) Entonces, ¿Cuál debería ser mi respuesta a la revelación de las bondades de Dios? Igual que las otras, mi respuesta debería ser: ¡Su gran amor perdura para siempre.! De hecho, si yo pudiera meter otro versículo entre el versículo 4 y el versículo 5, este diría:

"Dejen a David decir: Su gran amor perdura para siempre"
El versículo 5 continúa diciendo:

"Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad."
Esta es la clase de declaración simple, la cual no revela la naturaleza, la profundidad o la duración de la angustia. Pero volviendo atrás, no importa cuanto tiempo lleve tener la respuesta de Dios, seré capaz de hacer la misma declaración.

Pero esto se trata de algo más. Aún cuando estoy escriendo, siento la censura silenciosa de parte del Señor. Porque nuevamente estoy pensando en términos de su eventual acto de sanidad. ¡Dios está respondiéndome constantemente! ¡Aún hoy, Dios está respondiendo! No necesito esperar por algún día especial en el futuro para ser capaz de hacer esta declaración: ¡Puedo decirla ahora mismo! ¡Gracias Señor, que en el medio de mi angustia, clamo a ti, y tu ya me has respondido y ya me has hecho libre!

Versículos 6-7 dicen:
"El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? El Señor está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian!"
Esto se cita en Hebreos 13:5-6, en el contexto de abandonar el amor al dinero. Esto me recuerda lo que Jesús dijo en Mateo 6:24:
"Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas."
Entonces el asunto detrás del Salmo 118:6-7 es sobre quien tiene el Señorío en mi vida. Es porque Jesús es mi Señor que no tengo ningún temor. Porque el Señor está conmigo y es mi ayuda, entonces, no tengo miedo.

Los versículos 8-9 dicen:
"Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos."
Aprecio muchísimo lo que los doctores hacen por mi, pero no me puedo refugiar en ellos. El Señor, es mi refugio. Es mucho mejor confiar en Dios que confiar en el hombre.

Versículos 10-12
"Todas las naciones me rodearon, pero en el nombre del Señor las aniquilé. Me rodearon por completo, pero en el nombre del Señor los aniquilé. Me rodearon como avispas, pero se consumieron como zarzas en el fuego. ¡En el nombre del Señor las aniquilé!"
En un conflicto, el tiempo lo es todo. Hasta ahora, mi batalla ha sido primeramente defensiva. En esencia, he estado refugiándome en el Señor y lidiando con el asunto del miedo, la esperanza y la fe. Pero como en el pasado, hemos tomado a nuestro enemigo de una manera más firme. Mis padres en sus oraciones (como también otros lo han estado haciendo) comenzaron usando la autoridad de la palabra de Dios para ordenar que el cáncer se valla. Y así, para parafrasear el Salmo 118:10-12 para mi situación:

"El cáncer ha amenazado mi vida, pero en el nombre del Señor Jesucristo, lo aniquilo."
Versículos 13-14 ahora dicen esto:

"Me empujaron con violencia para que cayera, pero el Señor me ayudó. El Señor es mi fuerza y mi canto; ¡él es mi salvación!"
Si sólo dependiera de mis propias fuerzas y resistencia, seguramente caería. Pero ahí hay un divino " pero" en este versículo: "...pero el Señor me ayudó". Sin Dios en la ecuación, no habría esperanza, ¡pero incluye a Dios en la ecuación y el resultado cambia notablemente! Mi sanidad no es la suma de los esfuerzos de los doctores y mis propias fuerzas. Sino, ¡es la suma de mi fe y la intervención divina de Dios!

En un post anterior (mira Dios es Mi Salvación), escribí lo siguiente:

"Esa última parte [del Salmo 35:3] es la que realmente me golpeó. El Señor no dice simplemente, Te salvaré. Ni dice aún, Te mostraré mi salvación. El dice a mi alma: Yo soy tu salvación. Esto es, yo creo, una de las lecciones más importantes para aprender en una situación como ésta. Dios no es simplemente mi Sanador (el que realiza actos de sanidad), El es mi sanidad ¡(la personificación de esa sanidad)! El no es simplemente mi Salvador (el que realiza el acto de salvación), El es mi salvación ¡(la personificación de esa salvación)!"
Lo asombroso para mi, mientras escribo esto, es que esta es la mañana de Navidad. Esta la celebración anual y mundial del día en el Dios realmente cumplió el Salmo 35:3 y el Salmo 118:14. Cuando Jesús nació, no fue simplemente el día que el Salvador nació, como cantamos en nuestros coros Navideñas ¡fue el día en el Dios vino a ser nuestra salvación hecha carne!

De hecho, conforme lees todo el Salmo 118, encontrarás que se trata de un salmo mesiánico uno de los salmos que profetizan la venida del Mesías. Esto es gran importancia para el significado del Salmo 118 en este día especial.

Versículos 15-16 describen con mayor detalles el resultado que viene de los dos versos anteriores:
"Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: ¡La diestra del Señor realiza proezas!¡La diestra del Señor es exaltada! ¡La diestra del Señor realiza proezas!"
Quiero declarar esta mañana que ¡esos gritos de júbilo y victoria resuenan en la tienda del clan Collins! Ciertamente, ¡la diestra del Señor es exaltada, la diestra del Señor realiza proezas!

Versículos 17-18 luego dicen:

"No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor. El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte."
¡Que declaración increíble para poder hacer! ¿Qué me da el derecho de poder decir, "No he de morir; he de vivir"? Es posible únicamente sobre la base de los versos que preceden: ¡La diestra del Señor es exaltada, la diestra del Señor realiza proezas! Esto es posible porque el Señor ya ha venido a ser mi salvación (en la persona de Jesús) tengo la autoridad y la audacia para decir: "¡No he de morir; he de vivir!"

Nota Especial: Quiero agradecer a mi querido amigo y fiel hermano, el Pastor Tim Gill, de The Gathering en Ohio, que compartió el Salmo 118:17 conmigo en un email la noche anterior. Fue a causa de su email que comencé a leer el Salmo 118 esta mañana.

El versículo 18 dice entonces: "El Señor me ha castigado con dureza..." La primera reacción de algunas personas es que cualquiera que tenga una severa enfermedad, tal como el cáncer, debe haber pecado. Por ejemplo, he escuchado declaraciones categóricas por parte de bienintencionados cristianos que han dicho:" El cáncer es causado por falta de perdón y amargura". Bien, puedo decir categóricamente que esto no es cierto en mi caso (recuerda, parte del proceso por el cual estoy pasando en esta etapa está permitiendo que el Señor me hable en cada nivel). Delante del Señor, puedo decir que falta de perdón y amargura no es un tema para mí.

Esta interrogante fue planteada por los discípulos en Juan 9:1-3, cuando ellos le preguntaron a Jesús: "Rabí, para que este hombre haya nacido ciego", La respuesta de Jesús se aplica, creo, a mi situación también: "...esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida".

Habiendo dicho eso, no pienses que estoy diciendo que soy inocente en todo asunto. El Señor usa situaciones tales como ésta para frenar a sus hijos. Hebreos 12:5-11 nos dice claramente:

"Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: "Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo. Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Quéhijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella."
Y así considero esta crisis de fe como una disciplina del Señor. Pero esta es una disciplina de amor, no la ira del juicio. Esto se revela en el Salmo 118:18: "El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte".

Romanos 1:18-32 revela que Dios, en su ira, "los entregó" y así ellos "recibieron el castigo que merecía su perversión". Pero esto no se aplica a mí. Dios no me entregó en Su ira. Aunque estoy convencido que el Señor me sanará (y en Cristo, El me ha sanado después seguimos con esto), si pasa que muero (y antes del retorno de Jesucristo, lo cual pasará de todos modos sólo es un asunto de "cuando"), esto no será un "entregado a la muerte" sino por el contrario, el recibimiento de entrar a la vida eterna. Porque, como Pablo declara, "Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia" (Filipenses 1:21).

Versículos 19-20 dicen:

"Ábranme las puertas de la justicia para que entre yo a dar gracias al Señor. Son las puertas del Señor, por las que entran los justos."
Por un momento, me confundí cuando leí estos dos versículos. El versículo 19 es claro: Hay puertas de justicia que pueden ser abiertas y a través de las cuales pasamos, resultando en gratitud al Señor. Pero, ¿qué significa el versículo 20? Cuando dice, "Son las puertas del Señor, por las que entran los justos", ¿a qué puerta se está refiriendo?

Así que re leí el contexto y descubrí algo increíble. Recuerda, este es un salmo Mesiánico. Está profetizando la venida del Mesías. Por eso el versículo 21, nos da la pista de para qué o sino, quién es realmente la puesta de justicia a través de la que pasamos.


"¡Te daré gracias porque me respondiste, porque eres mi salvación!"
Una vez más vemos este tema repetido: "El Señor ha venido a ser mi salvación. ¡El es la puerta de justicia a través de la cual paso!" Como Jesús dijo en Juan 10:9: "Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo".

Esto es confirmado en los siguientes versículos del Salmo 118. Versículos 22-23 que nos dice:

"La piedra que desecharon los constructoresllegado a ser la piedra angular. Esto ha sido obra del Señor, y nos deja maravillados."
1Pedro 2:4-7 nos dice claramente que esta piedra angular habla de Jesús, rechazado por los hombres pero escogido por Dios. En otras palabras, este pasaje entero está hablando de la venida de Jesús, tanto de históricamente (2000 años atrás) y personalmente (a mi vida ahora).

El versículo 24 declara:

"Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él."
Esta es una canción familiar para muchos, pero la mayoría no se da cuenta que es parte de una profecía mesiánica. En otras palabras, el día al cual se refiere, es el día de salvación que viene a través de Jesucristo.

Pero también encierra un significado especial para mi, dado que ayer el Señor me estuvo animando puesto que tengo la esperanza en la futura liberación que Dios traerá, mi fe considera el ahora - es hoy que Dios está obrando en mi vida. Esto es enfatizado en 2 Corintios 6:2, que dice:

"Porque él dice: En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé. Les digo que ahora es el tiempo del favor de Dios. Ahora es el día de salvación."
Probablemente compartiré más de esto, pero a este punto es suficiente decir que ¡todos y cada uno de los días, son días de salvación, liberación y sanidad para mí!

Versículos 25-27 ahora dicen:

"Señor, ¡danos la salvación! Señor, ¡concédenos la victoria! Bendito el que viene en el nombre del Señor. Desde la casa del Señor los bendecimos. El Señor es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar"
Mateo 21:9 cita el Salmo 118:26 cuando relata la entrada de Jesús a Jerusalén, antes de la Crucifixión y la Resurrección, mostrando nuevamente la naturaleza mesiánica de este salmo y del hecho de que la salvación se refiere directamente a Jesús (observa que el término "Hosanna" viene del Salmo 118:25 y significa "¡Señor, sálvanos!")

Esto está basado en esta increíble revelación - que Jesús mismo ha venido a ser mi salvación - que el Salmo 118 concluye en los versículos 28-29:

"Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto. Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre."
Por la misma revelación con la que el salmo comienza - que Dios es bueno - ahora puedo decirle al Señor que "¡Tú eres mi Dios, por eso te exalto... porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.!" ¿Y no es este el verdadero significado de la Navidad?



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