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El Viaje de Mi Madre - Parte 3

Antes de leer el siguiente post del Viaje de Mi Madre, puedes leer primero...

El Viaje de Mi Madre Parte 1
El Viaje de Mi Madre Parte 2


Los días siguientes me levanté temprano y pasé mucho tiempo en oración, declarando y animando a mi propio corazón con lo que el Señor había prometido a través del relato de Ezequías. Con esto vino la confirmación del Señor en Juan 11:4:
"Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado."
Volamos a Melbourne el 22 de Diciembre para estar con David y la familia para Navidad, y, especialmente para estar con él, para orar con él. Ni bien el taxi llegó a la casa, David salió a recibirnos. Aunque nos hemos comunicado todos los días por teléfono y por email, no lo había visto desde algunos meses. Verlo ahora tan delgado fue como un puñal a mi corazón.

Pasamos el día juntos, compartiendo las palabras del Señor y disfrutando el tiempo con los chicos y todos salimos a cenar afuera. David nos dio su auto y, por la tarde, Paul y yo conducimos hasta el hotel donde nos quedaríamos. Ahora estábamos solos y, con la imagen de David aún fuerte en mi alma, las lágrimas trataron de salir. Paul me consolaba diciendo, "está bien llorar, querida... está bien", pero me contuve como pude, tratando de enfocarme en las promesas del Señor. Habíamos organizado reunirnos con algunos amigos para almorzar al día siguiente, pero sólo sentía que no podría ir, necesitaba pasar tiempo con el Señor. Así que Paul se fue y yo me quedé en la habitación del hotel.

A solas con el Señor liberé mis emociones. No puedo describir con palabras la agonía de mi alma, el dolor físico como si una espada se atravesara hasta lo más profundo de mi ser, pero descargué todo el dolor de mi corazón en el Señor. Cuanto tiempo estuve tirada llorando sobre la cama del hotel no lo se, pero el amable consuelo del Señor comenzó a venir. Claramente vino a mi mente las palabras de Jesús en Juan 5:17-21:
"Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo."
Me levanté y comencé a dar gracias al Señor por lo que El estaba haciendo en David "hoy" que "todos los días" El estaba obrando y en ese sentido, en oración, estamos uniéndonos a El cada día en la obra que El está haciendo.

Al día siguiente, el enemigo comenzó a atacar mi corazón con temor. Comencé a leer los Evangelios y sobre la compasión del Señor Jesucristo, alcanzando a las personas con las maravillosas sanidades y milagros que él desarrollaba. Llegué al relato de Lucas 8:41-42,49-56 sobre Jairo, rogándole a Jesús que sanara a su hija de 12 años, pero luego, mientras ellos iban en camino a la casa, alguien vino y le dijo a Jairo, "Tu hija ha muerto...no molestes mas al maestro" , y las palabras que Jesús le dice luego a Jairo, son las palabras que me estaba diciendo directamente a mi...
"No tengas miedo; cree nada más"
Puedo decir honestamente que desde ese momento el miedo abandonó mi corazón. Desde entonces, las pocas veces, que éste trata de levantar su fea cabeza, estas palabras hablan inmediatamente a mi corazón y me lleno de una maravillosa paz y seguridad que vienen del Señor.

El Señor me ha dado muchas otras palabras de animo que me tomarían mucho tiempo compartir en detalle, pero cada día ha sido el sentir de ese , a través de la oración, saber lo que El está haciendo ese día en particular y de estar unida a El en Su obra de sanidad. El ha dado muchos pasajes de consuelo y animo, todos ellos declaraciones de Su fidelidad a Sus promesas. Amo esa parte de las escrituras en 2Corintios 1:20:

"Todas las promesas que ha hecho Dios son "sí" en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos "amén" para la gloria de Dios."
¡AMEN!


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El Viaje de Mi Madre - Parte 3

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