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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

I
Por cuanto muchos han tratado de poner en orden y escribir una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas (y hay plena convicción), tal como nos las dieron a conocer los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra (del evangelio), también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas (instruido oralmente).

El ángel anuncia el nacimiento de Juan El Bautista :
Hubo en los días de Herodes (el Grande), rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada. Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde Él vientre de su madre, y hará volver a muchos de los Israelitas al Señor su Dios. Él irá delante del Señor en Él espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para Él Señor un pueblo bien dispuesto. Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada. Él ángel le respondió: o soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.
El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él les hablaba por señas y permanecía mudo. Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
Después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.

Un ángel anuncia el nacimiento de Jesús :
Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está (sea) contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y Le pondrás por nombre Jesús (El Señor salva). Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios Le dará el trono de Su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? Él ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y éste es el sexto mes para Ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa será imposible para Dios. Entonces María dijo: "Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

María visita a Elisabet :
En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.

María alaba a Dios :
Entonces María dijo: "Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; Pues desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada. Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; Y santo es Su nombre, y de generación en generación es su misericordia para los que le temen. Ha hecho proezas con Su brazo; Ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Ha quitado a los poderosos de sus tronos; Y ha exaltado a los humildes; a los hambrientos ha colmado de bienes y ha despedido a los ricos con las manos vacías. Ha ayudado a Israel, Su siervo, Para recuerdo de Su misericordia tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia (simiente) para siempre." María se quedó con Elisabet como tres meses y después regresó a su casa.

Nacimiento de Juan El Bautista :
Cuando a Elisabet se le cumplió Él tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado (engrandecido) Su gran misericordia hacia ella, y se regocijaban con ella. Al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. No, sino que se llamará Juan, respondió la madre. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre. Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. Él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Su nombre es Juan. Y todos se maravillaron.
Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. Todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.

Zacarías alaba a Dios y profetiza :
Su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: "Bendito sea El Señor, Dios de Israel, Porque nos ha visitado y ha traído redención para Su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de David Su siervo, tal como lo anunció por boca de Sus santos profetas desde los tiempos antiguos, salvación (liberación) de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecen; Para mostrar misericordia a nuestros padres, Y para recordar Su santo pacto, el juramento que hizo a nuestro padre Abraham: Concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, Le sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del señor para preparar sus caminos; para dar a Su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para guiar nuestros pies en el camino de paz."
Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.

II
Nacimiento de Jesús :
Aconteció en aquéllos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado (el Imperio Romano). Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Casa del Pan), por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, comprometida para casarse con él, la cual estaba encinta. Sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su Hijo primogénito; Lo envolvió en pañales y Lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en Él mesón.

Los ángeles y los pastores :
En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor; pero el ángel les dijo: No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo (El Mesías) el Señor, esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz entre los hombres (de buena voluntad) en quienes Él se complace. Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén (Casa del Pan) y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber. Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Cuando Lo vieron, dieron a saber lo que se les había dicho acerca de este Niño. Y todos los que lo oyeron se maravillaron de las cosas que les fueron dichas por los pastores. Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.

El niño Jesús es presentado en el templo :
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, Le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno.
Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, Lo trajeron a Jerusalén (Ciudad de Paz) para presentar al Niño al Señor, (como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón que abra la matriz (el primogénito) será llamado santo para el señor, y para ofrecer un sacrificio conforme a lo que fue dicho en la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo (al Mesías) del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús Lo trajeron para cumplir por el rito de la Ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya En paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel. Y los padres del Niño estaban asombrados de las cosas que de Él se decían. Simeón los bendijo, y dijo a Su madre María: Este Niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada traspasará aun tu propia alma, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad muy avanzada, y había vivido con su marido siete años después de su matrimonio, y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. Llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

El regreso a Nazaret :
Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

El niño Jesús en el templo :
Los padres de Jesús acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua. Y cuando Él cumplió doce años, subieron allá conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, después de haber pasado todos los días de la fiesta , el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran Sus padres, y suponiendo que iba en la caravana, anduvieron camino de un día, y comenzaron a buscar a Jesús entre los familiares y conocidos. Cuando no Lo encontraron, volvieron y Lo buscaron en Jerusalén. Después de tres días Lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que Le oían estaban asombrados de Su entendimiento y de Sus respuestas. Cuando Sus padres Lo vieron, se quedaron maravillados; y Su madre Le dijo: Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, Tu padre y yo Te hemos estado buscando llenos de angustia. Entonces Él les dijo: "¿Por qué Me buscaban? ¿Acaso no sabían que Me era necesario estar en la casa (en las cosas) de Mi Padre?" Pero ellos no entendieron las palabras que Él les había dicho.
Descendió con sus padres y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. Y Su madre atesoraba todas estas cosas (las palabras) en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura (edad) y en gracia para con Dios y los hombres.

III

Predicación de Juan el bautista :
En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes (Antipas, hijo de Herodes El Grande) tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, durante el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y Juan fue por toda la región alrededor del Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados; como está escrito en Él libro de las palabras del profeta Isaías: "VOZ DÉL QUE CLAMA EN ÉL DESIERTO: 'PREPAREN ÉL CAMINO DÉL SEÑOR, HAGAN DERECHAS SUS SENDAS. TODO VALLE SERA RÉLLENADO, Y TODO MONTE Y COLLADO REBAJADO; LO TORCIDO SE HARA RECTO, Y LAS SENDAS ASPERAS SE VOLVERAN CAMINOS LLANOS; Y TODA CARNE (PERSONA) VERA LA SALVACION DE DIOS.'" Por eso, Juan decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: ¡Camada de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, den frutos dignos de arrepentimiento; y no comiencen a decirse a ustedes mismos: 'Tenemos a Abraham por padre,' porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Y las multitudes le preguntaban: ¿Qué, pues, haremos? Juan les respondía: el que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.  
Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? No exijan (No colecten) más de lo que se les ha ordenado, les respondió Juan.
También algunos soldados le preguntaban: Y nosotros, ¿qué haremos? A nadie quiten dinero por la fuerza, les dijo, ni a nadie acusen falsamente, y conténtense con su salario.
Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos se preguntaban en sus corazones acerca de Juan, si no sería el Cristo (El Mesías), Juan les habló a todos: Yo los bautizo con agua; pero viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de Sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego. El bieldo está en Su mano para limpiar completamente Su era y recoger el trigo en Su granero; pero quemará la paja en un fuego que no se apaga. Y también con muchas otras exhortaciones Juan anunciaba las buenas nuevas (El evangelio) al pueblo.
Pero Herodes (Antipas) el tetrarca (de Galilea), siendo reprendido por él por causa de Herodías, mujer de su hermano (Felipe), y por todas las maldades que Herodes había hecho, añadió además a todas ellas, ésta: que encerró a Juan en la cárcel.

Bautismo de Jesús :
Y aconteció que cuando todo el pueblo era bautizado, Jesús también fue bautizado; y mientras Él oraba, el cielo se abrió, y El Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: "Tú eres Mi Hijo amado, en Ti Me he complacido."

Antepasados de Jesús :
Cuando Jesús comenzó Su ministerio , tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, quien era hijo de Elí, y Elí, de Matat; Matat, de Leví; Leví, de Melqui; Melqui, de Jana; Jana, de José; José, de Matatías; Matatías, de Amós; Amós, de Nahúm; Nahúm, de Esli; Esli, de Nagai; Nagai, de Maat; Maat, de Matatías; Matatías, de Semei; Semei, de José; José, de Judá; Judá, de Joana; Joana, de Resa; Resa, de ZorobabÉl; ZorobabÉl, de Salatiel; Salatiel, de Neri; Neri, de Melqui; Melqui, de Adi; Adi, de Cosam; Cosam, de Elmodam; Elmodam, de Er; Er, de Josué; Josué, de Eliezer; Eliezer, de Jorim; Jorim, de Matat; Matat, de Leví; Leví, de Simeón; Simeón, de Judá; Judá, de José; José, de Jonán; Jonán, de Eliaquim; Eliaquim, de Melea; Melea, de Mainán; Mainán, de Matata; Matata, de Natán; Natán, de David; David, de Isaí; Isaí, de Obed; Obed, de Booz; Booz, de Salmón; Salmón, de Naasón; Naasón, de Aminadab; Aminadab, de Admín; Admín, de Aram; Aram, de Esrom; Esrom, de Fares; Fares, de Judá; Judá, de Jacob; Jacob, de Isaac; Isaac, de Abraham; Abraham, de Taré; Taré, de Nacor; Nacor, de Serug; Serug, de Ragau; Ragau, de Peleg; Peleg, de Heber; Heber, de Sala; Sala, de Cainán; Cainán, de Arfaxad; Arfaxad, de Sem; Sem, de Noé; Noé, de Lamec; Lamec, de Matusalén; Matusalén, de Enoc; Enoc, de Jared; Jared, de Mahalaleel; Mahalaleel, de Cainán; Cainán, de Enós; Enós, de Set; Set, de Adán; y Adán, de Dios.


IV

El diablo pone a prueba a Jesús :
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por El Espíritu en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre. Entonces el diablo Le dijo: Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le respondió: "Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE.'"
El diablo Lo llevó a una altura, y Le mostró en un instante todos los reinos del mundo. Todo este dominio y su gloria Te daré, Le dijo el diablo; pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy. Por tanto, si Te postras delante de mí (me adoras), todo será Tuyo. Jesús le respondió: "Escrito está: 'AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y A ÉL SOLO SERVIRAS.'"
Entonces el diablo Lo llevó a Jerusalén y Lo puso sobre el pináculo del templo, y Le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí, pues escrito está: A SUS ANGELES TE ENCOMENDARA PARA QUE TE GUARDEN, y: EN LAS MANOS TE LLEVARAN, PARA QUE TU PIE NO TROPIECE EN PIEDRA. Jesús le respondió: "Se ha dicho: 'NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS.'" Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se alejó de Él esperando un tiempo oportuno.

Jesús comienza su actividad en Galilea:
Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y las nuevas (la fama) acerca de Él se divulgaron por toda aquélla región. Y enseñaba en sus sinagogas, siendo alabado por todos.

Jesús en Nazaret :
Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. Le dieron el libro (el rollo) del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: "EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR." Cerrando el libro (el rollo), lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.
 Y comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído." Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: ¿No es éste Él hijo de José? Entonces Él les dijo: "Sin duda Me citarán este refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra.'" Y Jesús añadió: "En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de Ellos fue limpiado, sino Naamán El Sirio." Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y Lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.

Un hombre que tenía un espíritu impuro :
Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo. Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje (palabra) era con autoridad. Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, y gritó a gran voz: Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: El Santo de Dios. Jesús entonces lo reprendió, diciendo: "¡Cállate y sal de él!" Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño.
 Todos se quedaron asombrados, y discutían entre sí: ¿Qué mensaje es éste? Porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen. Y Su fama se divulgaba por todos los lugares de aquélla región.

Jesús sana a la suegra de Simón (Pedro) y a muchos otros :
Levantándose, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón (Pedro). La suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta, y Le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a Él; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También de muchos salían demonios, gritando: ¡Tú eres Él Hijo de Dios! Pero, reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que Él era El Cristo (El Mesías).

Jesús anuncia las buenas noticias en las sinagogas de galilea :
Cuando se hizo de día, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. Las multitudes Lo buscaban, y llegaron a donde Él estaba y procuraban detener a Jesús para que no se separara de ellos. Pero Él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado." Y predicaba en las sinagogas de los Judíos (de Judea y Galilea).

V

La Pesca Abundante :
Aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara un poco de tierra; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. Al terminar de hablar, dijo a Simón: "Sal a la parte más profunda y echen sus redes para pescar." Simón Le contestó: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque Tú lo pides (a Tu palabra), echaré las redes. Cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían.  Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador! Porque e l asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho; y lo mismo les sucedió también a Jacobo (Santiago) y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

Jesús sana a un leproso :
Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y Le rogó: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: "Quiero; sé limpio." Y al instante la lepra lo dejó. Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. "Pero anda," le dijo, "muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio."
Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades. Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba.

Jesús perdona y sana a un paralítico :
Y un día que Él estaba enseñando, estaban allí sentados algunos Fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con Él para sanar. Y unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús. No hallando cómo introducirlo debido a la multitud, subieron a la azotea y lo bajaron con la camilla a través del techo, poniéndolo en medio, delante de Jesús. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados." Entonces los escribas y Fariseos comenzaron a razonar, diciendo: ¿Quién es Este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: "¿Por qué razonan en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir: 'Tus pecados te son perdonados,' o decir: 'Levántate y anda'? Pues para que sepan que El Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados," dijo al paralítico: "A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios; y se llenaron de temor, diciendo: Hoy hemos visto cosas extraordinarias.

Jesús llama a Leví (Mateo) :
Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví (Mateo), sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: "Sígueme." Y él, dejándolo todo, se levantó y Lo seguía.
Leví Le ofreció un gran banquete en su casa, y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos. Y los Fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: ¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores? Jesús les respondió: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento."

Jesús enseña sobre Él ayuno :
Ellos dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los Fariseos también hacen lo mismo, pero los Tuyos comen y beben. Entonces Jesús les dijo: "¿Acaso pueden hacer que los acompañantes del novio ayunen mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquéllos días."
También les dijo una parábola: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: 'Él añejo es mejor.'"

VI

Los Discípulos arrancan espigas en sábado (Día de reposo) :
Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y Sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos. Pero algunos de los Fariseos dijeron: ¿Por qué hacen ustedes lo que no es lícito en el día de reposo? Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?" También les decía: "El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo."

Jesús sana un sábado a un hombre con la mano seca :
Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. A fin de encontrar de qué acusar a Jesús, los escribas y los Fariseos Lo observaban atentamente para ver si sanaba en el día de reposo. Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca (paralizada): "Levántate y ven acá." Y él, levantándose, se puso de pie. Entonces Jesús les dijo: "Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?" Después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: "Extiende tu mano." Y él lo hizo así, y su mano quedó sana. Pero ellos se llenaron de ira, y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.

Jesús escoge a los doce apóstoles :
En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles: Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo (Santiago) y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Jacobo (Santiago), hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; Judas, hijo de Jacobo (Santiago), y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.

Jesús atiende y enseña (ministra) a mucha gente .
Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud de Sus discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían ido para oír a Jesús y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos eran curados. Y toda la multitud procuraba tocar a Jesús, porque de Él salía un poder que a todos sanaba.

Lo que realmente cuenta ante Dios :
Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: "Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.
"Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
“Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.
"Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.
"Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su consuelo.
"¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre.
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán.
"¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

El amor a los enemigos (La regla de oro) :
“Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen;  bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan. Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad. Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.”

El juzgar a los demás :
"No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados. Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir."
Les dijo también una parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo? Un discípulo no está por encima de su maestro; pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: 'Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo,' cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.”

El árbol se conoce por su fruto :
“Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza. Él hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.”

La casa bien o mal fundada (los dos cimientos) :
"¿Por qué ustedes Me llaman: 'Señor, Señor,' y no hacen lo que Yo digo? Todo el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente dio con fuerza contra aquélla casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida. Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquélla casa."

VII

Jesús sana al criado de un oficial romano :
Cuando terminó todas Sus palabras (todo Su discurso) al pueblo que Le oía, Jesús se fue a Capernaúm. Y el siervo de cierto centurión, a quien éste apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a Él unos ancianos de los Judíos, pidiendo que viniera y salvara (sanara) a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, Le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo (nuestra nación) y fue él quien nos edificó la sinagoga. Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a Ti, tan sólo di la palabra y mi siervo será sanado. Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: 'Ve,' y va; y a otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,' y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que Lo seguía: "Les digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande." Cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.

Jesús resucita al hijo de una viuda :
Aconteció poco después que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y Sus discípulos iban con Él acompañados por una gran multitud. Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: "No llores." Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: "Joven, a ti te digo: ¡Levántate!" el que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. También decían: Dios ha visitado a Su pueblo. Este dicho que se decía de Él, se divulgó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

Los mensajeros de Juan el Bautista :
Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas. Y llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió a preguntar al Señor: ¿Eres Tú Él que ha de venir, o esperamos a otro? Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado para que Te preguntáramos: '¿Eres Tú el que ha de venir, o esperamos a otro?' En esa misma hora curó a muchos de enfermedades, aflicciones y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Entonces Él les respondió: "Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los CIEGOS RECIBEN LA VISTA, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí."
Cuando los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que visten con esplendor y viven en deleites están en los palacios de los reyes. Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y uno que es más que un profeta. Este es aquél de quien está escrito: 'HE AQUI, YO ENVIO MI MENSAJERO DÉLANTE DE TI, QUIEN PREPARARA TU CAMINO DÉLANTE DE TI.' Les digo que entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él." Al oír esto, todo el pueblo y los recaudadores de impuestos reconocieron la justicia de Dios, y fueron bautizados con el bautismo de Juan. Pero los Fariseos y los intérpretes de la ley (expertos en la Ley de Moisés) rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan. "¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y se llaman unos a otros, y dicen: 'Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos endechas, y no lloraron.' Porque ha venido Juan El Bautista, que no come pan, ni bebe vino, y ustedes dicen: 'Tiene un demonio.' Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: 'Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores.' Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos."

Jesús en casa de Simón el fariseo :
Uno de los Fariseos pidió a Jesús que comiera con él; y entrando Él en la casa del Fariseo, se sentó a la mesa. Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del Fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y poniéndose detrás de Él a Sus pies, llorando, comenzó a regar Sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba Sus pies y los ungía con el perfume. Pero al ver esto el Fariseo que Lo había invitado, dijo para sí: Si Este fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que Lo está tocando, que es una pecadora. Y Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte." Di, Maestro, le contestó. "Cierto prestamista tenía dos deudores; uno le debía 500 denarios (salario de 500 días) y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, lo amará más?" Supongo que aquél a quien le perdonó más, respondió Simón. Y Jesús le dijo: "Has juzgado correctamente." Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: "¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no Me diste agua para Mis pies, pero ella ha regado Mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No Me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar Mis pies. No ungiste Mi cabeza con aceite, pero ella ungió Mis pies con perfume. Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama." Entonces Jesús le dijo a la mujer: "Tus pecados han sido perdonados."
Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es Este que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."

VIII

Mujeres que sirven (ayudan) a Jesús :
Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes (Antipas); Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.

La parábola del sembrador (El ejemplo de las semillas) :
Habiéndose congregado una gran multitud y los que de varias ciudades acudían a Jesús, entonces les habló por medio de una parábola: "Él sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno." Al hablar estas cosas, Jesús exclamaba: "Él que tiene oídos para oír, que oiga."
Sus discípulos Le preguntaban qué quería decir esta parábola, Él respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que VIENDO, NO VEAN; Y OYENDO, NO ENTIENDAN. La parábola es ésta: la semilla es la palabra de Dios. Aquéllos a lo largo del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arrebata la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Aquéllos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero no tienen raíz profunda; creen por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben. La semilla que cayó entre los espinos, son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura. Pero la semilla en la tierra buena, son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno, y la retienen, y dan fruto con su perseverancia.”

La parábola de la lámpara (Nada oculto que no haya de ser manifestado) :
"Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz. Por tanto, tengan cuidado de cómo oyen; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará."

La madre y los hermanos de Jesús :
Entonces la madre y los hermanos de Jesús llegaron a donde Él estaba, pero no podían acercarse a Él debido al gentío. Tu madre y Tus hermanos están afuera y Te quieren ver, Le avisaron. Pero Él les respondió: "Mi madre y Mis hermanos son éstos que oyen la palabra de Dios y la hacen."

Jesús calma la tormenta :
Uno de aquéllos días, Jesús entró en una barca con Sus discípulos, y les dijo: "Pasemos al otro lado del lago." Y se hicieron a la mar. Pero mientras ellos navegaban, Él se durmió; y una violenta tempestad descendió sobre el lago, y comenzaron a hundirse y corrían peligro. Llegándose a Jesús, Lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y Él, levantándose, reprendió al viento y a las olas embravecidas, y cesaron y sobrevino la calma. "¿Dónde está la fe de ustedes?" les dijo. Pero ellos estaban atemorizados y asombrados, diciéndose unos a otros: ¿Quién, pues, es Este que aun a los vientos y al agua manda y Lo obedecen?

El hombre con muchos demonios :
Entonces navegaron hacia la tierra de los Gadarenos que está al lado opuesto de Galilea. Cuando Jesús bajó a tierra, Le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por demonios, y que por mucho tiempo no se había puesto ropa alguna, ni vivía en una casa sino en los sepulcros. Al ver a Jesús, gritó y cayó delante de Él, y dijo en alta voz: ¿Qué tienes Tú que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. Porque Él mandaba al espíritu inmundo que saliera del hombre, pues muchas veces se había apoderado de él, y estaba atado con cadenas y grillos y bajo guardia; a pesar de todo rompía las ataduras y era llevado por el demonio a los desiertos. Entonces Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?


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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

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