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LAS PALABRAS DE PARRA FECUNDA

20- Enero- 2010

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Benedicto XVI: " La fe propone

perspectivas morales

fiables a la razón"


Audiencia a los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe


CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido hoy a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a quienes recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

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Señores cardenales, venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,
queridos fieles colaboradores, es para mí motivo de gran alegría encontraros con ocasión de la Sesión Plenaria y manifestaros los sentimientos de profundo reconocimiento y de cordial aprecio por el trabajo que lleváis a cabo al servicio del Sucesor de Pedro en su ministerio de confirmar a los hermanos en la fe (cfr Lc 22, 32).
Agradezco al señor cardenal William Joseph Levada por su discurso de saludo, en el cual ha llamado la atención sobre las temáticas que ocupan actualmente a la Congregación, además de las nuevas responsabilidades que el Motu Proprio "Ecclesiae Unitatem" le ha confiando, uniendo de modo estrecho al Dicasterio la Comisión Pontificia Ecclesia Dei.
Quisiera ahora detenerme brevemente sobre algunos aspectos que usted, señor cardenal, ha expuesto.
Ante todo, deseo subrayar cómo vuestra Congregación participa del ministerio de unidad, que está confiado, de modo especial, al Romano Pontífice, mediante su empeño por la fidelidad doctrinal. La unidad es, de hecho, primariamente unidad de fe, apoyada por el sagrado depósito, del que el Sucesor de Pedro es el primer custodio y defensor. Confirmar a los hermanos en la fe, manteniéndoles unidos en la confesión del Cristo crucificado y resucitado, constituye para quien se sienta en la Cátedra de Pedro el primer y fundamental deber que le ha sido conferido por Jesús. Es un servicio inderogable, del que depende la eficacia evangelizadora de la Iglesia hasta el final de los siglos.
El Obispo de Roma, de cuya potestas docendi participa vuestra Congregación, debe constantemente proclamar: "Dominus Iesus" – "Jesús es el Señor". La potestas docendi, de hecho, comporta la obediencia a la fe, para que la Verdad que es Cristo siga resplandeciendo en su grandeza y resonando para todos los hombres en su integridad y pureza, para que haya un solo rebaño, reunido en torno al único Pastor.
Alcanzar el testimonio común de la fe de todos los cristianos constituye, por tanto, la prioridad de la Iglesia de todos los tiempos, con el fin de conducir a todos los hombres al encuentro con Dios. En este espíritu confío en particular en el compromiso de este Dicasterio para que se superen los problemas doctrinales que aún permanecen, para alcanzar la plena comunión de la Iglesia, por parte de la Fraternidad San Pío X.
Deseo además alegrarme por el compromiso a favor de la plena integración de grupos de fieles y de individuos, ya pertenecientes al Anglicanismo, en la vida de la Iglesia católica, según cuanto está establecido en la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus. La fiel adhesión de estos grupos a la verdad recibida de Cristo y propuesta por el Magisterio de la Iglesia no es en modo alguno contraria al movimiento ecuménico, sino que muestra, en cambio, su fin último, que consiste en alcanzar la comunión plena y visible de los discípulos del Señor.
En el precioso servicio que hacéis al Vicario de Cristo, debo recordar también que la Congregación para la Doctrina de la Fe, en septiembre de 2008, publicó la Instrucción Dignitas personae sobre algunas cuestiones de bioética. Tras la Encíclica Evangelium vitae, del Siervo de Dios Juan Pablo II en marzo de 1995, este documento doctrinal, centrado en el tema de la dignidad de la persona, creada en Cristo y por Cristo, representa un nuevo punto firme en el anuncio del Evangelio, en plena comunión con la Instrucción Donum vitae, publicada por este Dicasterio en febrero de 1987.
En temas tan delicados y actuales, como los que se refieren a la procreación y a las nuevas propuestas terapéuticas que comportan la manipulación del embrión y del patrimonio genético humano, la Instrucción ha recordado que “el valor ético de la ciencia biomédica se mide con referencia tanto al respeto incondicional debido a todo ser humano, en todos los momentos de su existencia, como a la tutela de la especificidad de los actos personales que transmiten la vida" (Instr. Dignitas personae, n. 10). De este modo el Magisterio de la Iglesia pretende ofrecer su propia contribución a la formación de la conciencia, no sólo de los creyentes, sino de cuantos buscan la verdad y pretenden escuchar argumentaciones que proceden de la fe, pero también de la propia razón. La Iglesia, al proponer valoraciones morales para la investigación biomédica sobre la vida humana, llama a la luz, tanto de la razón como de la fe(cfr Ibid., n. 3), en cuanto que su convicción es la de que “lo que es humano no sólo es acogido y respetado por la fe, son también purificado, enaltecido y perfeccionado por ella" (Ibid., n. 7).
En este contexto se da así una respuesta a la difundida mentalidad, según la cual la fe se presenta como obstáculo a la libertad y a la investigación científica, porque estaría constituida por un conjunto de prejuicios que viciarían la comprensión objetiva de la realidad. Frente a esta postura, que tiende a sustituir la verdad con el consenso, frágil y fácilmente manipulable, la fe cristiana ofrece en cambio una contribución verdadera también en el ámbito ético-filosófico, no proporcionando soluciones preconstituídas a problemas concretos, como la investigación y la experimentación biomédica, sino proponiendo perspectivas morales fiables dentro de las cuales la razón humana puede buscar y encontrar soluciones válidas.
Hay, de hecho, determinados contenidos de la revelación cristiana que arrojan luz sobre las problemáticas bioéticas: el valor de la vida humana, la dimensión relacional y social de la persona, la conexión entre el aspecto unitivo y procreativo de la sexualidad, la centralidad de la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. Estos contenidos, inscritos en el corazón del hombre, son comprensibles también racionalmente como elementos de la ley moral natural y pueden hallar acogida también por parte de aquellos que no se reconocen en la fe cristiana.
La ley moral natural no es exclusivamente o predominantemente confesional, aunque la Revelación cristiana y la realización del hombre en el misterio de Cristo la ilumine y desarrolle en plenitud su doctrina. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, ésta "indica las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral" (n. 1955). Fundada en la propia naturaleza humana y accesible a toda criatura racional, constituye así la base para entrar en diálogo con todos los hombres que buscan la verdad y, más en general, con la sociedad civil y secular. Esta ley, inscrita en el corazón de cada hombre, toca uno de los nudos esenciales de la misma reflexión sobre el derecho e interpela igualmente a la conciencia y a la responsabilidad de los legisladores.
Al animaros a proseguir con vuestro comprometido e importante servicio, deseo también expresaron en esta circunstancia mi cercanía espiritual, impartiendo de corazón a todos vosotros, en signo de afecto y gratitud, la Bendición Apostólica.

19- ENERO- 2010

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El camino de Damasco (San Pablo)

18- ENERO- 2010

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Los ojos de la Iglesia están puestos

en Haití


Entrevista con el cardenal Cordes, presidente de "Cor Unum"

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 17 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Mientras el desastre se apodera de Haití, los ojos de la Iglesia se concentran en el país más pobre de occidente, cuyo sufrimiento de lustros ha sido olvidado durante demasiado tiempo, denuncia el cardenal Josef Cordes.
El presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", dicasterio vaticano encargado de coordinar a las agencias caritativas y de ayuda católicas, ha hablado con ZENIT de las consecuencias del terremoto de una magnitud de 7,0 grados que devastó Puerto Príncipe el 12 de enero
En esta entrevista, el purpurado alemán habla de los daños sufridos por ese país y de las necesidades que tendrá que afrontar en los próximos días, meses y años.
--¿Qué sabe de los daños provocados por el terremoto?
--Cardenal Cordes: Al inicio, la comunicación era difícil, pero estamos comenzando a recibir informes de las agencias católicas que trabajan directamente sobre el terreno, como los Catholic Relief Services [CRS, la Caritas de los obispos de Estados Unidos, ndr.], los representantes nacionales de Cáritas enviados a Haití por sus obispos, la Cruz Roja Internacional, la Confederación Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl
Algunos hechos los hemos sabido por los medios de comunicación (víctimas, destrucción de viviendas...). El nuncio apostólico en Santo Domingo fue el primero en entablar los primeros contactados a través de correo electrónico con el arzobispo Bernardito Auza, nuncio apostólico en Haití. El arzobispo Auza nos informa sobre las pérdidas de la Iglesia, ya sea en términos de vidas humanas que de daños materiales. El arzobispo de Puerto Príncipe, monseñor Joseph Serge-Miot, a quien ha descrito como un pastor "bueno", "siempre sonriente", falleció al ser arrojado del balcón de su residencia por la fuerza del terremoto. Otros sacerdotes, religiosos, y al menos nueve seminaristas han quedado sepultados bajo los escombros. La catedral y todas las parroquias han sido destruidas. El arzobispo Auza está visitando las estructuras católicas y otras, muchas de las cuales han quedado dañadas, para expresar la cercanía de la Iglesia y del Santo Padre.
--¿Cuáles son las necesidades inmediatas?
--Cardenal Cordes: Toda catástrofe natural es única, pero nuestra larga experiencia de desastres precedentes (por ejemplo, el tsunami de 2004 y el huracán Katrina) muestra dos distintas fases:
--A corto plazo, hacen falta personas para salvar vidas, responder a las necesidades básicas (agua, comida, casa, prevención de enfermedades), restablecimiento del orden;
--A largo plazo, hay que reconstruir y hay que ofrecer ayuda espiritual y psicológica, sobre todo cuando la atención de los medios de comunicación languidece.
Benedicto XVI exhortó a todas las personas de buena voluntad a ser generosas y concretas en su respuesta para responder a las necesidades inmediatas de nuestros hermanos y hermanas que sufren en Haití (Cf. Audiencia general, 13 de enero de 2010). Es importante ofrecer una ayuda tangible a través de las agencias caritativas de la Iglesia católica. En todo el mundo, se están organizando y alentando muchas iniciativas en este sentido.
Por ejemplo, la Conferencia Episcopal Italiana ha establecido el 24 de enero como Jornada de Oración y Caridad por el Pueblo de Haití. Las embajadas nacionales ante la Santa Sede están ofreciendo la santa misa por nuestros hermanos y nuestras hermanas que sufren. Tenemos interceder a través de la oración y no sólo con el dinero por los que sufren en Haití.
--¿Qué está haciendo la Santa Sede, en particular, el Consejo Pontificio "Cor Unum"?

--Cardenal Cordes: En su llamamiento, Benedicto XVI ha pedido específicamente que la Iglesia católica se movilice inmediatamente a través de sus instituciones caritativas. Muchas organizaciones católicas ya han comenzado a trabajar, ofreciendo en particular personal experto en este campo (por ejemplo, las Caritas nacionales de Alemania, Irlanda, Suiza, Francia, Austria, la Orden de Malta). La Cruz Roja Internacional se encuentra trabajando a través de su oficina en Puerto Príncipe. Recibimos de su parte informes cotidianos.
Cada vez que tiene lugar una situación de este tipo, es costumbre el que una agencia coordine los esfuerzos de apoyo. Con este objetivo, horas después del terremoto, nuestro Consejo Pontificio entró en contacto directo con los Catholic Relief Services (CRS). Les hemos pedido que coordinen la respuesta a este nivel, considerando que cuentan con 300 miembros en Haití, su larga historia de más de 50 años en el país, su experiencia para afrontar desastres semejantes en todo el mundo, y sus recursos. El presidente de CRS nos ha asegurado: "Estamos comprometidos y dispuestos a informar y coordinar la respuesta de la Iglesia de todas las formas posibles, para que esta respuesta pueda ser un signo eficaz del amor de Dios".
Sabemos por el nuncio apostólico en Haití que se están celebrando encuentros con el CRS y con Caritas Haití, en la nunciatura de Puerto Príncipe, para afrontar las necesidades urgentes locales. Es esencial que la Iglesia local sea escuchada. Por este motivo, nos alegra el que hayan participado en estos encuentros los obispos haitianos que han podido viajar.
--¿Qué ayuda ofrece la fe en una catástrofe como ésta?
--Cardenal Cordes: La fe de quienes han sufrido en este desastre desempeñará un papel fundamental no sólo para aliviar sus heridas físicas y sus pérdidas, sino también para afrontar la dimensión espiritual y el sentido que hay que descubrir en esta catástrofe. Al visitar las zonas devastadas y hablar con los supervivientes, muchos me expresan la propia gratitud a Dios por haberles dejado en vida y por la generosa asistencia de su familia, amigos, vecinos e Iglesias de todo el mundo. Dado el elevado porcentaje de la población católica (el 80% de los haitianos es católico), la fe y la concreta presencia-testimonio de la Iglesia tendrá un papel muy importante en la tragedia actual.
Nuestro Consejo Pontificio "Cor Unum" ya ha establecido que el próximo encuentro de la Fundación "Populorum Progressio" tendrá lugar en Santo Domingo en julio próximo. La Fundación, instituida por Juan Pablo II, tiene por objetivo ayudar a comunidades agrícolas indígenas, mestizas y afroamericanas en América Latina y el Caribe. En el pasado, hemos ayudado mucho a Haití y lo seguiremos haciendo. Obviamente nuestra cercanía espiritual es de importancia capital. En esa ocasión celebraremos la santa eucaristía con los obispos procedentes de varios países de América Latina y el Caribe.
Sin fe, esta tragedia se convertiría en un desastre completo. Por este motivo, para nuestros hermanos y hermanas, será esencial rezar juntos; experimentar que los cristianos de todo el mundo comparten su peso como miembros de la familia divina; experimentar la compasión de nuestro Santo Padre. Se trata de motivos de esperanza y de energía. En su primera encíclica, la Deus caritas est, el Papa nos invita a recordar la respuesta de fe que ofrece san Agustín a nuestro sufrimiento: "Si comprehendis, non est Deus", si lo comprendes, entonces no es Dios". El Santo Padre añade que los cristianos "siguen creyendo, a pesar de todas las incomprensiones y confusiones del mundo que les rodea, en 'la bondad de Dios y su amor al hombre', Tito 3, 4)" (n. 38).
--¿De esta tragedia saldrá algo positivo?
--Cardenal Cordes: Es un desastre que ha provocado muchísimas víctimas e inmenso sufrimiento. Harán falta muchos años para que se pueda reconstruir la nación a nivel físico y para que la población se recupere espiritualmente. Por este motivo, la Iglesia tiene que estar presente, aunque otros se vayan.
Ya hoy podemos ver cómo el bien surge de las ruinas. Los ojos del mundo se abren a los países más pobres del hemisferio occidental, cuyo largo sufrimiento había sido olvidado. Esta tragedia muestra que dependemos los unos de los otros, y tenemos que atender a nuestros hermanos que sufren, como lo hicimos con motivo del tsunami o del huracán Katrina. Por tanto, tenemos que asegurar que la necesaria asistencia que ahora se ofrece a Hatí se mantenga a largo plazo, por ejemplo, promoviendo mejores estructuras de Cáritas y reforzando los lazos con el ministerio para el desarrollo de los gobiernos de los países más ricos y con las agencias de ayuda.
Somos testigos y recibimos información de muchos actos heroicos y desinteresados realizados para salvar la vida de quien se encontraba en peligro. Hay miles de personas que, procedentes de todo el mudo y sin ningún elogio, se están dedicando a asistir a todos los que lo necesitan. Mucha gente se entrega espiritual y materialmente para ayudar a los pobres y a los que sufren. En los próximos días y semanas, estoy convencido de que en esta catástrofe encontraremos muchos ejemplos de bondad.
Los cristianos afrontan el presente con confiada esperanza en el Señor Jesús, crucificado y resucitado. En su encíclica Spe salvi, el Papa Benedicto explica cómo vivir los sufrimientos de este momento con la esperanza en el futuro. Esto no significa que los cristianos sepan lo que les espera, pero saben en términos generales que su vida no acabará en el vacío: "Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente" (n. 2).


15- ENERO- 2010

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Benedicto XVI alienta a los jóvenes a

buscar a Cristo


Les presenta el ejemplo heroico de san Hilario

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 13 enero 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alentó este miércoles a los jóvenes a buscar a Cristo al final de la primera audiencia general de 2010.
Al saludar a los miles de chicos y chicas presentes, así como a los enfermos y recién casados, presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice les puso el ejemplo de san Hilario, obispo de Poitiers, quien vivió en Francia en el siglo IV, y fue desterrado durante cuatro años a Frigia por defender la divinidad de Cristo.
"Que su ejemplo os apoye, queridos jóvenes, en la constante y valiente búsqueda de Cristo", dijo el pontífice.
Entre los presentes se encontraban 3.500 estudiantes de la diócesis de Caserta, en el sur de Italia.
"Gracias por vuestra presencia y gracias por vuestro compromiso en la fe, veo y siento la fuerza de vuestra fe", reconoció el Papa.
Luego, se dirigió a los enfermos, algunos en sillas de ruedas, para invitarles "a ofrecer vuestros sufrimientos para que el Reino de Dios se difunda en todo el mundo".
Por último, saludó a los recién casados, algunos presentes con vestidos de bodas, para pedirles que sean "testigos del amor de Cristo en la vida familiar".



13- ENERO- 2010

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VISITA DE LA CRUZ Y EL ICONO

DE LA VIRGEN DE LA JMJ A LA CÁRCEL DE

SOTO DEL REAL (MADRID)






8- ENERO- 2010

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FELIZ AÑO NUEVO A TOD@S


Hola queridos amigos quiero explicar en este año nuevo que comienza, de una manera breve y sencilla, las palabras del papa al explicar las claves de la felicidad del 2010. Este gran hombre, nuestro santo padre nos ha querido transmitir un mensaje de esperanza al mundo que tanto sufre, a los hombres y mujeres , que con más fortuna deben afrontar las vicisitudes y problemas cotidianos. Como bien sabemos todos y el santo padre nos lo recuerda, no faltan problemas ni en la Iglesia ni en el mundo, ni por supuesto en la vida de las familias, donde encontramos jovenes y adolescentes que sufre y no encuentran sentido a la vida, donde los ancianos viven la soledad sin amor, del marido y la mujer viviendo pensando solo ellos, y si n embargo , recuerda que la ESPERANZA humana , al estar fundamentada en Dios, es un antídoto contra el pesemismo. Nuestra esperanza no depende de los improbables pronósticos, de los horóscopos, ni tampoco, por importantes que pueda parecer, de las previsiones económicas; y no es que el papa sea un crítico de la economía; lo que quiere decir más bien; es que no se puede fiar todo en sus resultados. Frente a quienes se refugian en una "genérica religiosidad o en un fanatismo encubirto de fe", Benedicto XVI asegura que nuestra esperanza está en Dios, y confiamos en El, porque desea compartir nuestra historia para conducirnos con manos segura y fuerte a su Reino de amor y de vida "ésta es la gran esperanza que anima y a veces corrige nuestras esperanza s humanas". Si el destino está en las manos de Dios, sin embargo, el designio divino, dice el santo padre; "no se cumple automaticamente, porque es un proyecto de amor, que el amor gerera libertad, y exige libertad" . Esto quiere decir que el ser humano puede plasmar su destino porque Dios le ha otorgado libertad de arbitrio para hacerlo. Y es que, como le gusta repetir y recordar al Papa Benedicto XVI, sin Dios, dificilmente puede dar sentido a la existencia. Tras poner en relieve que el Reino de Dios está presente en la historia y que Cristo con su venida ha vencido la fuerza del maligno. Cada uno, concluye el papa, es responsables de acogerlo cotidianamente en la propia vida, por eso, afirma que en la medida en que , según la propia responsabilidad, sepamos colaborar con la gracía de Dios, el nuevo año será más o menos "feliz".
Un abrazo a tod@s y espero que os ayude.




4- ENERO- 2010

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ANUNCIO DE LA JMJ MADRID 2011





JESÚS NACIÓ EN EL MUNDO POR MEDIO DE MARÍA,
Y POR MEDIO DEL SACERDOTE BAJA AL ALTAR CADA DÍA.


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