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Las extrañas vinculaciones del esoterismo con nuestro devenir histórico 1/3

Las extrañas vinculaciones del esoterismo con nuestro devenir histórico 1/3


Autor: Manel Sancho (https://oldcivilizations.wordpress.com); 

Este es el primero de una serie de tres artículos que tratan sobre las sorprendentes interrelaciones entre las diversas Sociedades Secretas, basadas en el esoterismo y que actúan en múltiples ámbitos como grupos de poder, incluyendo el político, económico, científico, artístico, militar, etc…, por lo que han influido e influyen notablemente en nuestro devenir histórico, con sus correspondientes luces y sombras. Estas interrelaciones vienen desde la más remota antigüedad y persisten en la actualidad. Muchos de los acontecimientos históricos se explican por estas interrelaciones. Una sociedad secreta, por su propia definición, es un grupo que posee secretos; ya sea conducente a su doctrina o estructura interna, esgrimida como una amenaza o incluso una recompensa para mantener el control sobre sus miembros, o como resultado de actividades clandestinas que presentarían una clara influencia sobre el mundo en su conjunto o parcialmente si alguna vez se revelaran. Además, las distintas sociedades secretas tienen una estructura piramidal en que los verdaderos conocimientos están en los niveles más altos de la pirámide. Y yo tengo la impresión de que existe una gran pirámide que engloba las cúpulas de las distintas sociedades secretas y en cuya cúpula hay los verdaderos gobernantes de la Tierra. Pero, ¿qué entendemos por esoterismo? Esoterismo es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, doctrinas, enseñanzas, prácticas, ritos, técnicas o tradiciones de una corriente de pensamiento que utiliza el secretismo. El esoterismo abarca un conjunto de prácticas, símbolos y rituales, tales como la magia, la adivinación, las predicciones, etc. Por extensión, el esoterismo se refiere a toda doctrina que requiere un cierto grado de iniciación para adquirir ciertos conocimientos en profundidad. No obstante, antes de adentrarnos en la sociedades secretas, facilitaremos alguna información introductoria. Muchas tradiciones, como la Biblia; las antiguas epopeyas de la India, las mitologías sumerias, egipcias, griegas y americanas se refieren a una guerra paleo-antigua entre los «dioses» que no solo fue el terreno fértil para las muchas versiones del catastrofismo, sino también la base que nutrió los antiguos cultos mistéricos y eventualmente las sociedades secretas y los sacerdocios que los sucedieron, cuyos miembros de los más altos niveles estarían en contacto con las élites sobrevivientes del combate cósmico. El Libro de Apocalipsis describe una guerra en el cielo entre ángeles liderados por el arcángel Miguel contra aquellos liderados por «el dragón«, identificado como Lucifer o Satanás, y las Bestias del Apocalipsis, quienes serán derrotados y arrojados a la tierra, en donde se supone gobiernan. La guerra del Apocalipsis en el cielo está relacionada con la idea de los ángeles caídos, y se han propuesto posibles paralelos en la Biblia hebrea y los Rollos del Mar Muerto.

En el libro Enseñanzas secretas de todas las épocas de Manly Palmer Hall, autor canadiense masón que escribió sobre ocultismo, mitología y religiones, hay numerosas referencias a la figura enigmática de Hermes-Thoth, y su papel crucial en la fundación del esoterismo después del supuesto Diluvio Universal. Aparte de sus identificaciones con Enoc y otras figuras en varias tradiciones, la figura de Hermes-Thoth es "de primera importancia para los eruditos masónicos, porque fue el autor de los rituales iniciáticos masónicos, que fueron tomados de los Misterios establecidos por Hermes". Esta conexión de Hermes-Thoth con el conocimiento antediluviano y su supervivencia en las tradiciones masónicas se hace aún más evidente por la identificación de Thoth con la figura de Hiram Abiff, una figura que juega un papel central en los rituales de muerte-resurrección de los tres primeros grados de la Masonería. Esta tradición atribuye la identificación a la llamada Tabla Esmeralda de Thoth. Más importantes para el tema de la continuidad esotérica son las numerosas referencias a la supervivencia del conocimiento de Hermes-Thoth en forma de libros o tablillas. En algunas versiones, cuarenta y dos volúmenes de sus obras fueron retirados por «iniciados» de la Biblioteca de Alejandría antes de su quema y los enterraron en el desierto para su custodia. Volviendo ahora al tema de la Tabla Esmeralda de Thoth, otra rama de la tradición esotérica se refiere al llamado Libro Sagrado de Thoth. La tradición esotérica dice que mientras Thoth-Hermes "todavía caminaba por la tierra con los hombres, confió a sus sucesores elegidos el sagrado Libro de Thoth. Esta obra contenía los procesos secretos mediante los cuales se lograría la regeneración de la humanidad y también sirvió como clave para sus otros escritos". El tema de este libro fue muy probablemente la conexión entre el cosmos y el hombre, una clave puesta de manifiesto por la ley de analogía. Los antiguos creían que la teoría de que el hombre fue creado a la imagen de Dios debía entenderse literalmente. Sostenían que el universo era un gran organismo no muy diferente del cuerpo humano, y que cada fase y función del Cuerpo Universal tenía una correspondencia en el hombre. La más preciosa Clave de Sabiduría que los sacerdotes comunicaron a los nuevos iniciados fue lo que llamaron la ley de analogía. Aquí cabe señalar que un aspecto de la creencia antigua era precisamente la idea de que existían «influencias sutiles» y correspondencias entre el universo y el individuo humano, una variación del tema astrológico.

Este principio de analogía formó la base de la metodología central que informa el trabajo del ocultista francés, estudiante de egiptología y geometría sagrada, René Adolphe Schwaller de Lubicz. En cualquier caso, no se sabe mucho sobre el supuesto Libro de Thoth aparte de que sus páginas aparentemente estaban cubiertas con jeroglíficos y otros símbolos que supuestamente otorgaban a sus poseedores "poder ilimitado sobre los espíritus del aire y las divinidades subterráneas". Es decir, el Libro de Thoth era, para la tradición esotérica, un libro de alta magia. Es posible que en realidad haya sido un libro de alta ciencia, si uno entiende que los «espíritus del aire y las divinidades subterráneas» significan los principios de la mecánica y la física celestial y terrestre. El misterioso libro de la "magia" de Thoth, al igual que las "Tablas de los Destinos" mesopotámicas, confería una especie de poder universal a su poseedor. Pero según Manly Palmer Hall hay otro significado en el Libro de Thoth: «Según la leyenda, el Libro de Thoth se guardaba en una caja dorada en el santuario interior del templo. Sólo había una llave y esta estaba en posesión del Maestro de los Misterios, el más alto iniciado del Arcano Hermético. Sólo él sabía lo que estaba escrito en el libro secreto. El Libro de Thoth se perdió en el mundo antiguo con la decadencia de los Misterios, pero sus fieles iniciados lo llevaron sellado en el cofre sagrado a otra tierra. El libro aún existe y continúa guiando a los discípulos de esta era a la presencia de los Inmortales. No se puede dar ninguna otra información al mundo al respecto ahora, pero la sucesión apostólica del primer hierofante iniciada por el mismo Hermes permanece intacta hasta el día de hoy, y aquellos que están particularmente capacitados para servir a los Inmortales pueden descubrir este documento invaluable si buscan. sinceramente e incansablemente por ello». Si bien Manly Palmer Hall no da ninguna referencia a estas afirmaciones, es significativo que, para nuestros propósitos, este libro de conocimiento perdido constituye una pieza central en la noción de que la tradición esotérica es continua desde la época del Diluvio Universal. Según algunas tradiciones, este libro estaba inscrito en zafiro, lo que da la impresión de algún tipo de registro digital. Tradiciones similares en el judaísmo registran que la primera entrega de las tablas de la Ley a Moisés también se inscribió en zafiro. Y en algunos casos, se decía que el Libro de Thoth estaba depositado en una caja similar a un «arca«. El Zohar registra que Dios formó originalmente las tablas de la Ley a partir de un «zafiro divino, Schethiya, que el Altísimo, después de quitar de Su propio trono, había arrojado al Abismo para convertirse en el fundamento y generador de los mundos». Pero hay otra asociación bastante significativa del zafiro en la tradición esotérica. Esta es el Lapis Exilis, la "joya de la corona del Arcángel Lucifer". Una versión de la leyenda dice que el Arcángel Miguel arrancó la joya de la corona de Lucifer, de donde cayó al Abismo.

Una supuesta "guerra cósmica", como han aludido muchas tradiciones religiosas, está aún en curso. Pero, como indicaremos en futuros artículos, esa última tradición puede haberse equivocado un poco al ver esa "guerra" como una guerra exclusivamente "espiritual", sin considerar la posibilidad de que también fuera una guerra muy real en un contexto muy real, en un sentido cósmico, luchado en lugares muy reales por personas muy reales que poseían sofisticadas tecnologías muy reales. De esta guerra, que ganó uno de los dos bandos, se supone que sobrevivieron quienes se convirtieron en los «dioses» de la antigüedad, representando a ambos bandos. Como aperitivo tenemos lo que un ex agente de los servicios secretos británicos, William Guy Carr, publicó en su libro Peones en el juego. Se refería a parte de la supuesta correspondencia mantenida en 1870 y 1871 entre Giuseppe Mazzini y Albert S. Pike, ambos Grandes Maestros masónicos e Illuminati, que actualmente se conserva en los archivos de la biblioteca del British Museum, en Londres. En una de las cartas, fechada el 15 de agosto de 1871, Pike le comunica a Mazzini el plan a seguir por los Illuminati: «Fomentaremos tres guerras que implicarán al mundo entero». La primera de ellas permitiría derrocar el poder de los zares en Rusia y transformar ese país en la fortaleza del «comunismo ateo» necesaria como antítesis de la sociedad occidental. Los agentes de la orden «provocarán divergencias entre los imperios británico y alemán, a la vez que la lucha entre el pangermanismo y el paneslavismo». Un mundo agotado tras el conflicto no interferiría en el proceso constituyente de la «nueva Rusia», que, una vez consolidada, sería utilizada para «destruir otros gobiernos y debilitar las religiones». El segundo conflicto se desataría aprovechando las diferencias entre los fascistas y los sionistas políticos. En primer lugar, se apoyaría a los regímenes europeos para que derivaran hacia dictaduras férreas que se opusieran a las democracias y provocaran una nueva convulsión mundial, cuyo fruto más importante sería «el establecimiento de un Estado soberano de Israel en Palestina», que venía siendo reclamado desde tiempos inmemoriales por las comunidades judías, cuyos rezos en las sinagogas incluían siempre la famosa muletilla, «el año que viene, en Jerusalén», expresando así el anhelo de reconstituir el antiguo reino de David. Además, esta nueva guerra permitiría consolidar una Internacional Comunista «lo suficientemente robusta para equipararse al conjunto cristiano».

Los Illuminati preveían que en ese momento podrían disponer así, por fin, de la ansiada antítesis. La tercera y definitiva guerra se desataría a partir de los enfrentamientos entre sionistas políticos y dirigentes musulmanes. Este conflicto debía orientarse «de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente» y además obligara «a otras naciones a entrar en la lucha, hasta el punto de agotarse física, mental, espiritual y económicamente». Al final de la tercera guerra mundial, pronosticaba Pike, los Illuminati desencadenarían «el mayor cataclismo social jamás conocido en el mundo», lanzando una oleada revolucionaria que, por comparación, reduciría la época del Terror en Francia a un simpático juego de niños. «Los ciudadanos serán forzados a defenderse contra una minoría de nihilistas ateos», que organizarán «las mayores bestialidades y los alborotos más sangrientos». Las masas, decepcionadas ante la nula respuesta de las autoridades políticas y religiosas, serían llevadas a tal nivel de desesperación que «destruirán al mismo tiempo el cristianismo y los ateísmos» y «vagarán sin dirección en busca de un ideal». Sólo entonces, según Pike, se revelaría «la luz verdadera con la manifestación universal de la doctrina pura de Lucifer, que finalmente saldrá a la luz». Los Illuminati presentarían al mundo a un nuevo líder capaz de devolver la paz y la normalidad al planeta y que sería identificado como la nueva encarnación de Jesucristo para los cristianos, pero al mismo tiempo como el mesías esperado por los judíos y el mahdi que aguardan los musulmanes, y todo el proceso desembocaría finalmente en la anhelada síntesis. Evidentemente, vista la situación geopolítica actual, no parece que esta supuesta tercera guerra mundial se produzca entre el sionismo y el islam. No obstante, esta terrible profecía, o tal vez planificación del futuro, coincidía con las ideas de Hegel y, sorprendentemente, se ajustaba de una manera bastante fiel a la evolución histórica que conocemos. Asimismo, en el Corán, en el capítulo titulado las Alturas, podemos leer: «Y (Dijimos): ¡Oh Adán! Habitad tú y tu mujer en el jardín; así que comed de donde queráis, pero no os acerquéis a este árbol, porque entonces seréis de los injustos. Entonces Satanás les susurró para manifestarles lo que les estaba oculto por su vergüenza, y dijo: Vuestro Señor os prohibió este árbol sólo para que no os convirtierais en ángeles o en inmortales«.

El principal éxito de las llamadas sociedades democráticas en el mundo desarrollado ha sido su capacidad para disfrazar sus sistemas de control político como independientes del Estado. No obstante, el problema es su dependencia de fuerzas ocultas que operan desde un centro de control desconocido. Existe el peligro de que los que están en el poder decidan lo qué es "real" cuando se trata de verdades políticas, ya que puede usarse como justificación para reprimir el pensamiento crítico, como actualmente pasa en muchos países. Por ejemplo, actualmente la psiquiatría posee una capacidad para el abuso sobre la psique de la gente, que es mayor que en otras áreas de la medicina. Según el psicoanalista Andreas Mayer, en su publicación Hipnotismo introspectivo y autoanálisis freudiano: procedimientos de auto-observación en la práctica clínica: "El diagnóstico de enfermedad mental permite que el estado detenga a un individuo contra su voluntad y luego insistirá en el tratamiento en su propio interés y en los intereses más amplios de la sociedad". Dicho abuso se descubrió en 1969 cuando se comprobó que los soviéticos usaban drogas antipsicóticas, que sirven para tratar la esquizofrenia y otras enfermedades mentales, así como para castigar y torturar a los disidentes. Desgraciadamente los países occidentales, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, también adoptaron estas horribles técnicas. A principios de la década de 1970, las instituciones estadounidenses usaban neurolépticos, fármacos que ejercen efectos fundamentalmente sobre el sistema dopaminérgico, para calmar a los retrasados mentales, los ancianos y los delincuentes juveniles, violando así sus derechos constitucionales. En la década de 1970, Martha Beall Mitchell, esposa del Fiscal General de los Estados Unidos, John Mitchell, fue diagnosticada con un trastorno mental paranoico después de afirmar que la administración del presidente Richard M. Nixon, miembro de The Council on Foreign Relations (CFR), estaba involucrada en actividades ilegales. Más tarde, como con el caso Watergate, se demostró que muchas de sus afirmaciones eran acertadas. Noam Chomsky, miembro de la sociedad masónica británica «La Mesa Redonda», así como lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense de origen judío, en su libro Los guardianes de la libertad dice que «la frase 'teoría de la conspiración' es una de las que se mencionan constantemente, y creo que su efecto es simplemente desalentar el análisis institucional«. Incluso la investigación más superficial comienza a revelar montones de evidencias sobre las numerosas actividades perniciosas que infectan los sistemas de poder actuales.

De hecho podemos observar la influencia en nuestro devenir histórico por parte de sociedades secretas, que siguen ritos esotéricos y que, al menos en los niveles más altos, se guían por una gran ambición por alcanzar el poder mundial sin reparar en medios, aunque intentan que sean poco visibles. Ya lo dice la frase atribuida al filósofo y político italiano Nicolás Maquiavelo: «El fin justifica los medios«, aunque en realidad la frase se dice que la escribió Napoleón Bonaparte en la última página de su ejemplar del libro El príncipe (1532), de Maquiavelo. Tenemos, además, que el término esquizofrenia se deriva de una tradición en psiquiatría que está en la raíz de su ideología oculta, que actualmente se conoce como "transhumanismo", en que la esquizofrenia representaría el estado de conciencia alcanzado por los místicos de antaño, así como por los chamanes del Asia Central, que luego se extendieron a otras zonas, como América, o los que participaban de los Antiguos Misterios. Para Friedrich Nietzsche, que tanta influencia ejerció en el fascismo y el nazismo, la locura era percibida como un distintivo del filósofo que adquiere una visión temporal a las percepciones superiores. Esta experiencia la retrató magistralmente el pintor Edvard Munch en 1893, en su genial obra El grito, que según la biógrafa de Munch, Sue Prideaux, es "una visualización del grito de Nietzsche: 'Dios ha muerto y no tenemos nada que lo reemplace'". Nietzsche representó la creencia en los poderes místicos de la locura. Como escribió: "todos los hombres superiores que se sintieron irresistiblemente atraídos por deshacerse del yugo de cualquier tipo de moralidad y formular nuevas leyes, si no estaban realmente locos, no tenían más alternativa que hacerse o fingir estar locos". No es casualidad el ideal de Nietzsche del «superhombre«, que trasciende los valores de la sociedad humana, convirtiéndose en un dios que se hace a sí mismo. Ello también represente el gran ideal de los transhumanistas, que tienen como objetivo perfeccionar la naturaleza física y psicológica del ser humano, con el objetivo final de lograr la inmortalidad mediante la fusión del hombre y la máquina, tal como se ha mostrado en distintas películas de Hollywood durante las últimas décadas. El transhumanismo es una derivación del darwinismo social y la eugenesia, que surgió a inicios del siglo XX bajo el patrocinio de la Fundación Rockefeller, antes de alcanzar notoriedad a través de los horrores del régimen nazi . Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando estas prácticas fueron importadas a los Estados Unidos, el estudio de lo que se conoce como cibernética, que buscaba métodos avanzados de control de la población, evolucionó en dos direcciones. Por un lado el desarrollo de la computadora personal y por otro lado el control mental propiciado por la CIA. y que fue conocido como MK-Ultra, mediante la proliferación de drogas psicodélicas, que pretendían transformar la sociedad siguiendo el modelo propuesto en el libro Un Mundo feliz, de Aldous Huxley .

Ambos caminos pretendían combinar la magia y el ocultismo, tomado de la masonería, así como su manifestación del movimiento New Age (Nueva Era). En realidad el transhumanismo es una filosofía oculta basada en la historia del libro del Génesis, donde la serpiente, identificada posteriormente como Satanás, prometió que si Adán y Eva comían del fruto del Árbol del conocimiento del bien y del mal llegarían a ser como dioses. Este modelo es el adoptado por los antiguos chamanes de Asia Central que, mediante sustancias psicoactivas, que ahora se denominan enteógenos, podían alcanzar el conocimiento y les permitía comunicarse con el mundo de los espíritus y dioses. En el transhumanismo las computadoras e Internet serían el equivalente de la manzana (curioso que sea el símbolo de Apple) del Árbol del conocimiento del bien y del mal, contribuyendo a la creación de una conciencia colectiva, a través de una red global de computadoras personales e Internet, por la cual la humanidad queda englobada en el «ojo que todo lo ve» masónico, que justamente aparece en el billete de un dólar norteamericano. Los partidarios del transhumanismo vislumbran una inteligencia artificial global como el anuncio del advenimiento de lo que ellos llaman la «singularidad«. No resulta impensable que, en cuestión de décadas, podamos pasar de tener unas computadoras que apenas pudiesen soportar una inteligencia inferior a la nuestra a disponer de una computadora, por ejemplo cuántica, a la que le fuera posible operar a un ritmo superior al de toda la humanidad trabajando conjuntamente en un objetivo común. Pero, a medida que pasara el tiempo, la curva de crecimiento se podría volver cada vez más vertical y conducir a una velocidad de incremento de las capacidades de procesamiento prácticamente infinitas. Ello desencadenaría lo que algunos investigadores han bautizado como "la singularidad tecnológica". Un exponente importante de la idea es Ray Kurzweil, inventor estadounidense, además de científico especializado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, que desde 2012 es director de Ingeniería en Google. Bajo su dirección Google ha ampliado el alcance de su negocio para cubrir la gama de intereses transhumanistas, incluida la inteligencia artificial (IA) e incluso la obtención de la longevidad. La singularidad, según los transhumanistas, marcará la evolución del ser humano hacia una existencia posthumana, en que se alcanzará la inmortalidad al fusionarse con las máquinas y con Internet, siendo asimilado al concepto New Age de "conciencia colectiva".

Los síntomas atribuidos a la esquizofrenia se han observado durante miles de años, tanto en el antiguo Egipto como en la cultura hindú, en la antigua Grecia, en la antigua China, en la civilización islámica e incluso entre las brujas de la Edad Media europea. Y el transhumanismo, como el ocultismo moderno, se basa en estas antiguas tradiciones. Por ejemplo, Nick Bostrom, filósofo sueco de la Universidad de Oxford, nacido en 1973, que es conocido por sus trabajos sobre el principio antrópico (que parte de la reflexión sobre lo delicadas que son las condiciones necesarias para que haya vida en el universo), el riesgo existencial, o la ética sobre el perfeccionamiento humano, es uno de los principales exponentes actuales del transhumanismo y fundador de Humanity+ (Asociación Mundial de Transhumanistas). En su libro A History of Transhumanist Thought, Bostrom analiza la historia del transhumanismo, alineándola claramente con las tendencias de la historia oculta. Bostrom admite abiertamente que el transhumanismo se fundó a partir de la alquimia y el misticismo. Históricamente, sin embargo, el misticismo se ha practicado fuera de la tradición religiosa ortodoxa, típicamente entre órdenes consideradas heréticas, donde sus prácticas y comprensión de la naturaleza de Dios se aproximan a las que se encuentran en el paganismo, en que se intenta comunicar con los espíritus y los «dioses«. Debido a que los llamados dioses se considera que son entidades no materiales pero sí conscientes, se supone que están compuestos de lo que denominamos "espíritu". De esta manera, cualquier experiencia de fenómenos inexplicables se interpreta como parte de lo "sobrenatural". Los estudios en neurociencia parecen confirmar una base fisiológica para ello. Tenemos el caso de Andrew Newberg, director del Center for Spirituality and the Mind (Centro para la Espiritualidad y la Mente) de la Universidad de Pensilvania, que descubrió una disminución en la actividad cerebral durante la meditación de monjes budistas y monjas católicas. Ambos grupos mostraron una mayor activación de ambos lóbulos frontales y una disminución de la actividad del lóbulo parietal derecho en el momento en que los meditadores informaron haber alcanzado su clímax de participación en lo divino. Sin embargo, durante la oración o la lectura de textos sagrados, los resultados fueron opuestos. El uso de drogas psicodélicas puede inducir experiencias psicológicas que pueden confundirse con actividades místicas. Algunos de los que han experimentado con psicodélicos afirman haber tenido experiencias profundas y transformadoras. Pero, independientemente de sus posibles efectos temporales positivos, a la larga las drogas son veneno para la mente.

El interés de los transhumanistas por la ciencia y el ocultismo puede parecer contradictorio, pero no lo sería tanto. Desde la Ilustración del siglo XVIII y su ataque a la religión, la sociedad occidental se ha vuelto más escéptica, en que lo que no puede ser demostrado a través de la ciencia es considerado un mito. Pero la magia se ha practicado durante siglos basándose en leyes físicas que aún no habían sido reconocidas por la ciencia. La magia pretende basarse en el aprovechamiento de las fuerzas ocultas de la naturaleza. A lo largo de la historia, muchos de los científicos más célebres también han sido, en cierto sentido, magos, que han buscado expandir su conocimiento mediante estas fuerzas ocultas. El antropólogo y sociólogo francés Marcel Mauss, en su libro A General Theory of Magic, nos dice: «La magia está ligada a la ciencia de la misma manera que lo está a la tecnología. No es solo un arte práctico, también es un depósito de ideas. Se adhiere a la genial importancia al conocimiento, uno de sus resortes principales. De hecho, en lo que respecta a la magia, el conocimiento es poder. Rápidamente nos aportó una especie de índice de plantas, metales, fenómenos, seres y la vida en general, y se convirtió en un temprano almacén de información para las ciencias astronómicas, físicas y naturales. Es un hecho que ciertas ramas de la magia, como la astrología y la alquimia, fueron llamadas en Grecia física aplicada. Por eso los magos recibieron el nombre de physikoi y que la palabra physikos era sinónimo de magia«. Algunos de los primeros ejemplos de magia fueron los ritos dedicados al antiguo dios moribundo, tal como indica James Frazer en su libro La rama dorada (The Golden Bough), un estudio sobre magia y religión, que ha tenido una gran influencia en la literatura y el pensamiento europeos. Tammuz, divinidad babilónica, consorte de la diosa Inanna, representaba el dios moribundo arquetípico y por eso se le asimiló a otras deidades del mismo tipo, como Adonis en la mitología griega. El dios moribundo era visto universalmente como un dios del mal. Adorado en todo el antiguo Próximo Oriente, pero con diferentes nombres, el dios moribundo se identificaba con el Sol, que muere en el solsticio de invierno y resucita en el equinoccio de primavera. Su diosa-esposa era Venus, la «estrella de la mañana«. El nombre latino de Venus era nada menos que Lucifer. El dios moribundo era considerado como el dios del inframundo, donde gobernaba sobre los «espíritus de los muertos«. Si bien la posibilidad de la existencia de entidades incorpóreas se considera contraria a la ciencia, la creencia en tales entidades a lo largo de la historia humana ha sido casi universal. Han tenido muchos nombres a lo largo de los siglos, como fantasmas, duendes, demonios, hadas, y jinn o genios en el Islam.

La adoración del dios moribundo normalmente involucraba algún tipo de hongo alucinógeno, generando un estado en el cual el supuesto "dios" podía poseer al adorador. En mi artículo «¿Qué sabemos sobre la misteriosa inteligencia de los hongos?» digo lo siguiente: «El LSD, como la psilocibina, que es un ingrediente activo de muchas especies de setas 'mágicas', es clasificado como un psicodélico («que manifiesta el alma»), pero también como un enteógeno, o, dicho de otra manera, una sustancia que provoca el «despertar de la conciencia divina». Estas sustancias tienen efectos que abarcan alucinaciones auditivas y visuales, estados oníricos de euforia, fuertes cambios en la perspectiva cognitiva y emocional, y una disolución del tiempo y del espacio. Estas sustancias químicas aflojan el entendimiento de nuestras percepciones cotidianas, llegando hasta nuestra conciencia y ahondando en nuestro ser. Muchos usuarios informan de experiencias místicas o de conexión con seres o entes divinos, una sensación de «unidad» con el mundo natural y de disolución de las fronteras de uno mismo. Esto nos llevaría al mundo de los seres elementales. El LSD y la psilocibina son moléculas de hongos que se han visto involucradas en la vida humana en formas enrevesadas, ya que confunden nuestros conceptos y estructuras, incluido el concepto de nosotros mismos. Es su capacidad para colocar nuestras mentes en lugares inesperados lo que ha hecho que las setas 'mágicas' productoras de psilocibina estén relacionadas con rituales de las sociedades humanas desde la Antigüedad. Su capacidad para ablandar los rígidos hábitos de nuestras mentes es la que convierte a estas sustancias químicas en potentes fármacos, que son capaces, entre otros efectos, de atenuar graves comportamientos adictivos, incluyendo la depresión y la angustia existencial. Y es su capacidad para modificar la experiencia interna de nuestras mentes la que ha ayudado a entender mejor la verdadera naturaleza de la mente. Aun así, el por qué determinadas especies de hongos desarrollaron estas excepcionales aptitudes de control mental nos sigue siendo desconocido, aunque podemos intuir su utilidad para estos hongos, una vez observada su utilidad para manipular y controlar a insectos (como hormigas)»..

Los ritos generalmente implicaban imitar los mitos de la muerte y resurrección del dios mediante la realización de sacrificios humanos, generalmente de algún niño, seguidos de orgías sexuales. La cópula ritual entre un sacerdote y una sacerdotisa, personificando al dios y la diosa, se conocía como Hieros Gamos, o "matrimonio sagrado". Así, según el antropólogo social escocés James Frazer, se produjo el «rey sagrado«, que era la encarnación terrenal del dios. Un ejemplo del culto del dios moribundo lo tenemos en Egipto, donde los israelitas supieron de la adoración del dios moribundo egipcio llamado Osiris, que fue el origen del becerro de oro que tanto enfureció a Moisés y que le llevó a romper las tablas de los Diez Mandamientos. Después de entrar en Palestina, los judíos adoraron al dios moribundo en la forma de Baal, tal como lo conocían los cananeos. Según la Biblia, Dios castigó a los judíos por estas ofensas y envió contra ellos a los asirios y luego a los babilonios, quienes se los llevaron cautivos hacia la primera mitad del siglo VI a.C. Sin embargo, los judíos con inclinaciones místicas reformularon las enseñanzas del judaísmo al crear lo que se conoce como la Cábala, que recoge el culto al dios moribundo, junto con elementos de la magia, la astrología y la numerología babilónicas. Según el Corán, en Babilonia un grupo de judíos apóstatas vendieron sus almas para aprender magia de los "diablos", que falsamente atribuyeron a Salomón. El Islam ve a Salomón como uno de los elegidos de Dios, quien fue dotado con muchos atributos, incluida la capacidad de hablar con los animales y controlar el viento. Se le dio el poder de ordenar a los genios jinn que construyeran su magnífico templo, conocido como el Templo de Jerusalén, que posteriormente fue destruido por los babilonios. Según la tradición islámica, los genios que empleó Salomón para construir su templo, escribieron sus conocimientos en un libro que enterraron bajo el trono de Salomón. Luego se encontró el libro y el conocimiento que contenía, que era principalmente de magia, y que se atribuyó falsamente a Salomón. La leyenda del conocimiento mágico de Salomón persistió a lo largo de los siglos, como el ejemplo del grimorio del siglo XVII, La llave menor de Salomón, también conocido como Lemegeton, que es uno de los libros de demonología más populares. La primera sección del libro, llamada Ars Goetia (el arte de la brujería), contiene las descripciones de los 72 demonios que se dice que Salomón invocó, encerró en vasijas de bronce selladas mediante símbolos mágicos y obligó a trabajar para él. El libro asigna un rango y un título de nobleza a los miembros de la jerarquía infernal, y un signo «al que deben lealtad» (más conocido como sello). Además, esta parte enseña a construir una vasija similar a las de Salomón y a usar las fórmulas mágicas para llamar a estos demonios de forma segura. Una edición inglesa revisada del Ars Goetia fue publicada en 1904 por el ocultista Aleister Crowley, que la usó como pieza clave de su influyente sistema de práctica de la magia.

En el 538 a.C. Babilonia fue conquistada por los persas, dirigidos por Ciro el Grande. Los persas siguieron la religión del zoroastrismo, que también estaba influenciado por el culto cabalístico del dios moribundo, que derivó en el culto de los magos. Sin embargo, como demostró Robert Charles Zaehner, académico británico especializado en religiones orientales, los ritos atribuidos a los Reyes Magos se debían a Zoroastro, antiguo líder espiritual persa que fundó lo que se conoce como zoroastrismo. Esencialmente, los magos practicaban ritos dedicados a la versión persa del dios moribundo, conocido como Mitra, conocido como "el Prometeo persa". A lo largo de los siglos, Prometeo ha sido asociado con el dios moribundo del inframundo, y por lo tanto con Lucifer y también con Satanás, que sería la serpiente bíblica que proporcionó a los humanos el fruto del Árbol del conocimiento del bien y del mal. La mitología griega nos dice Prometeo era el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja, darlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo. Los ritos secretos de los magos persas eran orgiásticos y se combinaban con el consumo del Haoma, bebida embriagante preparada a partir de la planta sagrada del zoroastrismo. El Haoma tenía su equivalente en el Soma, una bebida ritual védica de los primeros indo-iraníes y que curiosamente es mencionada por Aldous Huxley en Un Mundo feliz. Se menciona con frecuencia en el Rigveda y el Avesta, la principal colección de textos sagrados del zoroastrismo. El Haoma se ha asociado durante mucho tiempo con el Árbol del conocimiento del bien y del mal, por lo que los persas decían: "Haoma fue el primero de los árboles, plantado por Ahura Mazda en la fuente de la vida. ¡El que bebe de su jugo nunca muere!". El historiados griego Plutarco describió un sacrificio ofrecido por los Reyes Magos: "En un mortero machaca cierta hierba llamada Haoma al mismo tiempo que invoca a Hades [Ahriman: el demonio zoroastriano] y los poderes de las tinieblas, luego revuelve esta hierba en la sangre de un lobo sacrificado, llévatela y déjala caer en un lugar al que nunca lleguen los rayos del sol".

El rey persa Ciro liberó a los judíos del cautiverio, después de lo cual muchos regresaron a Palestina, aunque otros se dirigieron a otras partes del mundo, especialmente a Egipto y Asia Menor. Allí, los cabalistas fueron confundidos con los magos babilónicos y ejercieron una profunda influencia, particularmente en la filosofía griega. Como relató Plinio el Viejo en el siglo I d.C., en su libro Historia Natural: «En Oriente, sin duda, [la magia] fue inventada en Persia y por Zoroastro. Todas las autoridades están de acuerdo en esto… He notado que en la antigüedad, y de hecho casi siempre, se encuentran hombres que buscan en esta ciencia el clímax de la gloria literaria, al menos Pitágoras, Empédocles, Demócrito y Platón cruzaron los mares, exiliados, en verdad, en lugar de viajeros, para instruirse en esto. Al regresar a su tierra natal, se jactaron de las pretensiones de la magia y mantuvieron su doctrina secreta«. Una influencia en Grecia del zoroastrismo de Mitra fue el orfismo, una corriente religiosa de la antigua Grecia, relacionada con Orfeo, maestro de los encantamientos, que a su vez influyó en los Misterios de Dionisio, también conocido como Baco, que es un equivalente a Hades, el dios griego del inframundo. Al igual que el Haoma de los magos, se cree que el kykeon que se usó en los Misterios eleusinos, era un brebaje psicoactivo. Los Misterios eleusinos eran ceremonias de iniciación que se celebraban cada año en el culto a Deméter y Perséfone, en Eleusis, una población en la antigua Grecia. Los misterios representaban el mito del rapto de Perséfone a su madre Deméter por parte de Hades, el rey del inframundo. El propósito de estos ritos, mediante ritmos y bebidas embriagantes, era lograr la posesión del participante por parte del "dios". El filósofo griego Pitágoras fue influenciado por el orfismo, quien también influyó en Platón, del que se derivó el neoplatonismo, que a su vez influyó en la cultura romana. En la ciudad de Alejandría. en Egipto, la influencia de la magia judía y la filosofía griega dieron lugar al hermetismo, el gnosticismo y los diversos Misterios Antiguos. El gnosticismo («tener conocimiento«) es un conjunto de antiguas ideas y sistemas religiosos que se originó en el siglo I entre sectas judías y cristianas antiguas. Estos varios grupos enfatizaban el conocimiento espiritual (gnosis) por encima de las enseñanzas y tradiciones ortodoxas y la autoridad de la iglesia. Aunque las cosmologías de las diversas sectas gnósticas diferían, su doctrina central se basaba en una extraña interpretación de la Biblia, donde Yahvé, el Dios bíblico, era el malo y la serpiente, o supuestamente Satanás, que llevó al ser humano al Árbol del conocimiento del bien y del mal, era el bueno.

El hermetismo es una tradición religiosa y filosófica basada principalmente en escritos atribuidos a Hermes Trismegisto Tres Veces Grande«). Algunos textos se agruparon en lo que se llama el Corpus Hermeticum. En otro texto del siglo III d. C., se atribuye a Asclepio. el dios de la medicina y la curación, esta frase: "Nuestros antepasados descubrieron el arte de crear dioses. Hicieron estatuas y como no podían crear almas, conjuraron las almas de los demonios o mensajeros y las introdujeron mediante misterios santos y piadosos en las imágenes de los dioses, para que recibieran el poder de causar el bien y el mal». Estas primeras tradiciones místicas se mantuvieron en siglos posteriores a través de la influencia de una comunidad oculta conocida como los sabeos de Harran, en el sureste de Turquía, que sirvieron como traductores de obras de filosofía clásica y ejercieron una influencia en el mundo islámico, lo que resultó en el surgimiento de expresiones orientadas al ocultismo como el sufismo así como los Hermanos de la Sinceridad del siglo X, que eran muy respetados. por las generaciones de cabalistas posteriores. Los fundadores de los Hermanos de la Sinceridad pertenecían a la tradición musulmana de los ismaelitas, una secta chiíta del Islam. El líder ismaelita más famoso fue Hasan ibn Sabbah, conocido como el "Viejo de la Montaña", quien fundó la orden conocida como los Hashishim o «consumidores de hachís«, aunque popularmente se los conoció como los Asesinos, debido a su extrema violencia. Como lo describió Marco Polo, Sabbah proporcionaría hachís a sus reclutas para que siguieran su ideología gnóstica y para que llevasen a cabo actos de terrorismo. Los sobrevivientes de los Hashishim, conocidos como ismaelitas nizaríes, sobreviven hasta la actualidad bajo el liderazgo espiritual del Aga Khan, representado actualmente por Karīm al-Ḥusayn Shah, como Aga Khan IV.

Según la tradición rosacruz, la orden de caballeros cruzados conocida como los Templarios, o la Orden del Templo de Salomón, se puso en contacto con los Hashishim y luego varios de estos «místicos orientales» se trasladaron a Escocia, donde fundaron las tradiciones de la masonería de Rito Escocés. Sin embargo, después de convertirse  en un importante poder militar, económico y político, en 1307 los templarios fueron disueltos y arrestados por orden del rey de Francia. Entre las acusaciones en su contra estaban las de practicar brujería y adorar al diablo. Los templarios también fueron acusados de adorar una calavera llamada Baphomet, ungiéndola con sangre o grasa de bebés no bautizados. Muchos templarios fueron ejecutados o encarcelados y en 1314 el último Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera. Los Templarios habían sido patrocinados por la nobleza del sur de Francia, en particular por las de Anjou y Aquitania, quienes más tarde se unieron en matrimonio con la aristocracia británica dando lugar a los Plantagenet, dinastía reinante en Inglaterra entre 1154 y 1399, o hasta 1485 si se incluyen los reyes de las ramas secundarias de Lancaster y York. Estas diversas familias estaban conectadas con las leyendas del Grial, que resultaron de la difusión de enseñanzas cabalísticas que siguieron al viaje de Hugo de Payens, fundador y primer maestre de los caballeros templarios, a Europa en 1128. Durante mucho tiempo ha circulado la leyenda de que los templarios descubrieron algún «tesoro» importante durante su estancia en Tierra Santa, ya que se ha comprobado que los templarios realizaron excavaciones bajo el antiguo Templo de Jerusalén. Se dice que allí pudieron haber descubierto un antiguo texto conocido como Sefer ha-Bahir o Libro de la Claridad, aunque las circunstancias de la aparición del libro son un misterio. Los estudiosos de la Cábala suponen que las ideas gnósticas que se expresaban en aquel libro representaban una tradición perdida que pudo haber sobrevivido entre los sabeos y los mandeos, que eran seguidores del mandeísmo, una religión monoteísta y gnóstica con una cosmología fuertemente dualista. Como indica el filólogo e historiador israelí Gershom Scholem «aunque derivada de tradiciones anteriores, el surgimiento de la Cábala en el sur de Francia representó una síntesis de la tradición gnóstica perdida perteneciente a los primeros siglos d.C., que había sido olvidada durante mucho tiempo en el judaísmo, y que fue redescubierta a través del Séfer ha-Bahir («Libro de la Claridad») «.

Las familias reales de Europa adoptaron símbolos heráldicos que eran emblemas de herencia judía. Por ejemplo, los reyes de Inglaterra adoptaron el León de Judá, los reyes de Francia el lirio y los Plantagenet, la dinastía reinante en Inglaterra entre 1154 y 1399, la rosa roja. El segundo capítulo del Cantar de los Cantares, conocido también como Cantar de Salomón, y que es uno de los libros del Tanaj y, por tanto, del Antiguo Testamento, es el más reverenciado por los ocultistas y los cabalistas debido a su alegoría secreta del «amor«, comenzando con «Yo soy la rosa de Sarón y el lirio de los valles«. El Zóhar, el texto cabalístico medieval más importante, comienza equiparando la rosa con la "congregació



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