Vamos terminando el tiempo de Pascua y este domingo acompañamos a los apóstoles mientras ellos ven a Jesús ascender a los cielos (Mateo 28, 16-20). En la reflexión de hoy, el diácono Richie López nos ayuda a entender que aunque no comprendemos los caminos de Dios, Él siempre está a nuestro lado… nunca se ha ido.

Jesús se va pero se queda.

A veces la vida se nos complica. Suceden cosas que no entendemos y le preguntamos al Señor, ¿por qué? A veces hasta nos molestamos con Dios. Pensamos que la vida no es justa. Bueno, creo que todos alguna vez hemos pasado por esto.

Yo lo viví hace varios años. Recuerdo que me enfoqué en el problema y este me arropó. Cada día lo veía más grande.

Luego, al pasar los meses, fui comprendiendo el plan de Dios. Me di cuenta que el Señor siempre tuvo el control. Mi error fue que me enfoqué en el problema y que le había quitado la mirada a Jesús. Comprendí que la pregunta no era ¿por qué?, sino ¿para qué? y que «Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman» (Rm 8, 28).

También comprendí que Él siempre, siempre, siempre, estuvo a mi lado. Que me llevaba cargado. Jesús es más grande que mi problema. Han pasado años, pero aquella experiencia me llevó a confiar ciegamente en mi Señor. Es Jesús, mi Rey, El que sana, El que me perdona, El que me acompaña. «Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20).

Adelante con fe,

Diác. Richie