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No salir a comprar Triple A, a la topa tolondra

Por: Ricardo Buitrago C.

Una cosa es el eficiente servicio que presta la Triple A en Barranquilla y otra los que a su alrededor ha ocurrido; el manejo tarifario; la voltereta a su control accionario; y como consecuencia de todo ello los costos del precioso líquido que en Barranquilla son, ni que fuera agua bendita.

“Perdimos el control de la Triple A y no nos dimos cuenta”. Esa frase inserta en uno de los numerosos artículos que, como columnista de El Heraldo, escribí sobre el tema Triple A es sintomática de la ceguera, exprofesa, que no nos ha dejado ver la forma como, utilizando como vehículo a la empresa ahora en controversia, se esquilmaron cuantiosos recursos ciudadanos captados, por conducto de la facturación, bajo el rubro del CMI o costo medio de inversión.

En varios de esos escritos reiterativamente utilicé términos como “desmiéntanme, refútenme,… ¿y?”  Nadie me desmintió. Hemos preferido, anteponiendo las razones de un buen servicio y recordando cómo fue la etapa final da la EPM, mantener el tema en el limbo de lo etéreo.

Fue Canal Isabel Segunda, empresa que a través de su subsidiaria Inassa ejerce el control accionario de Triple A, la que a la postre parece haberme dado la razón. Ellos,palabras más palabras menos, afirmaron que no han destinado recursos para la inversión en la empresa barranquillera. Dicen que estos fueron provistos por la operación de la Triple A, vale decir por el CMI o costo medio de inversión incluido en la facturación, o sea, por los usuarios. “Compraron las empresas con la cédula, las fortalecieron con la misma plata de los usuarios y, además, les habrían sacado millonarias utilidades”, escribió la revista Semana.

Vistas así las cosas Señor alcalde, no veo cual es el interés de salir a comprar, a la topa tolondra, unas acciones que todo parecería indicar fueron adquiridas en forma espuria. ¡Que nos pertenecerian!

Antes habría que efectuar una auditoria a la empresa, como lo establece la ley, de modo que se pueda establecer a donde fueron a parar los recursos del CMI que en cuantía de 1.03 billones de pesos aproximadamente –escribí billones- fueron recaudados durante el periodo comprendido entre los años 2002 a 2016 y cuál es la razón para que, de acuerdo a un estudio contratado por la CRA, en Barranquilla de los recursos del CMI solo se invirtió durante el periodo 1999-2006 el 16%. Eso, de mantenerse la tendencia del estudio, equivaldría hoy tan solo 164.800 millones de pesos suma que, comparada con el recaudo antes citado, resulta paupérrima. ¿Cuál fue el destino de esa diferencia de aproximadamente 865 mil millones de pesos?

No debería dejar de lado tampoco el señor alcalde, que independiente del curso o resultado de la acción popular impetrada por el ciudadano Víctor Díaz contra el Distrito, La Triple A, Inassa y Aguas de Barcelona, admitida por el Juzgado Sexto Administrativo del Circuito, hay suficientes argumentos de valía para pedir, entre otras, como lo hizo el accionante, la declaración de la nulidad del contrato de suscripción de acciones efectuada por el entonces alcalde Bernardo Hoyos con Inassa.

Estaría comprando el Distrito unas acciones que le pertenecerían. No hay que olvidad señor alcalde que los estatutos de La Triple A, aprobados por el concejo, tienen la restricción de que el distrito no podía bajar nunca su participación del 85%, y que no se ha mostrado evidencia de que las acciones clase C emitidas para violar esa limitante estatutaria haya tenido aprobación del concejo.

No entendemos tampoco porque se habla de llegar el Distrito tan solo al 30% ¿Si Inassa vende, en manos de quien quedaría el 70% restante?

Finalmente alcalde la importancia y valor de Triple A radica en el contrato de concesión con el Distrito y si se comprobaren anomalías, como se dicen las hay, sería objeto de caducidad y por lo tanto perdería valor. En ese caso habría que tomar el andamiaje existente y operarlo por otra empresa hecha por el distrito como, en su momento, lo hizo Inassa. ¡Y por supuesto si del CMI está sobrando esa exorbitante cantidad, -que ahora se va para la madre patria- habría que bajar las tarifas!

Alcalde, deje el acelere que, como dice el refrán italiano, “chi va piano va sano e va lontano” ¡Una auditoria a Triple A es sana y necesaria!


Artículos relacionados: Auditoria a Triple A: Una necesidad y no un estigma, CMI: encuerpo ajeno, ¿Dónde quedó la bolita?, A Triple A y al Distrito, les saltó un tigre, Se abrió otra “tronera”, y casi nadie la ha visto, 



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