Por: Ricardo Buitrago C.
La desaparición de la periodista Salud Hernández, en una zona de reconocida influencia terrorista, es el “Déjà vu” de una triste realidad colombiana. Confirma que en el país vuelve a haber territorios vedados. Esos que existieron en el pasado y que gracias a la tan criticada “Seguridad Democrática”, habían desaparecido pero, mediante una prefabricada paramnesia del recuerdo, lograron alterar la memoria colectiva. Ahora ese despertar de la memoria nos dice: eso lo habíamos vivido y lo sentimos, en un momento, superado.
Ese déjà vu experimentado con lo que está pasando con Salud confirma que una política equivocada del actual Gobierno, en aras de mantener los diálogos con la farc, limitó el accionar constitucional de la fuerza pública y ha dejado territorios en manos de terroristas y delincuentes como estuvieron en el pasado. El que el motivo de la desaparición de la periodista sea secuestro, o clandestinidad voluntaria, no desvirtúa la ausencia de Estado en esos sitios.
Santos cuando empezó a gobernar se obstinó en pretender dejar en el olvido que, pese a Algunas sombras, –que las hubo- recibía de su antecesor un país diferente y por sobre todo libre. Con un punto de inflexión y quiebre dado y, con él, sentadas las bases, para construir una mejor sociedad pero sin perder, eso sí, la memoria, que es la que hace la historia.
Independiente de lo valido, o no, que sean algunas críticas a procedimientos del gobierno Uribe lo cierto es que todo estaba en bandeja de plata o mejor dicho, con los rieles alineados, para echar a andar sus locomotoras sobre la cuales, Santos, basó su obra de gobierno. Pero ese afán de borrar la memoria le llevó a actuar como esas bestias en curación a quienes, su irracional desconfianza y resquemores les impide percibir la buena voluntad del curandero y con desagradecido zarpazo, al protector, se lo tratan de llevar de banda cuando se creen revitalizadas y fuertes.
Quiso desconocer Santos que años atrás era Colombia un país sumido en el descontrol y la desesperanza, acorralado en sus ciudades y poblaciones, carente de libertad de movimiento, con el control político en veredas y poblaciones ejercido no por alcaldes sino por miembros de las FARC, ELN y las AUC, y que pensar en un crecimiento económico de tan solo el 2% era una quimera, recibir un peso de inversión extranjera casi un imposible, y transitar libremente por los bellos parajes nacionales un recuerdo.
El Déjà vu, dicen los científicos, “ejerce en el sujeto en cuestión, el efecto de revivir lo vivido como una sensación completamente cierta e incuestionable”. Por estar pensando en superar a Uribe a Santos se le olvido darle cumplimiento a la promesa efectuada el día de su posesión de darle continuidad a la política de Seguridad implantada por su antecesor de tal forma que el retroceso en la seguridad del país, no es una percepción, es una realidad.
La desaparición o secuestro de Salud Hernández está reviviendo situaciones ya vividas, pero que habíamos superado. Que tristeza.
