Que tristeza, y pensar que para ese Estado de menguamiento de las facultades cognitivas vamos todos. La apariencia de gagá que denotaba el  Senador Horacio Serpa en el debate de Moción de Censura al Ministro de Hacienda me confirmaba eso que yo considero injusticia de natura, por no decir de Dios, con el fruto de su creación cuando avanzan los años.

Es una edad en donde la imprudencia y la desfachatez se confunden y no pocos con algunos resquicios de facultad mental perversamente la aprovechan. Esa fue la sensación que sentí de la intervención del otrora hábil senador. ¡O está gagá o sigue siendo perverso!

Serpa confirmó que la venta de Isagen había sido un craso error y por ello miembros de su colectividad, y en particular el, habían instaurado la correspondiente Demanda. No obstante ese reconocimiento se negó, por disciplina de partido, -yo la llamaría mermelada- a votar a favor de la moción de censura que busca castigar, precisamente, a quienes en ejercicio de su cargo cometen irresponsabilidades, errores garrafales, omisiones o desfachateces, que terminamos pagando todos los colombianos.  ¿Quién entiende eso?

Sí la demanda de Serpa prosperase la venta se anularía, pero vendrá una demanda de proporciones incalculables en contra del Estado Colombiano por cuenta de un ministro a quien el gagá o perverso Serpa, -no me atrevo a determinar cuál actuó- se negó a censurar. ¡Claro en ese momento ni él ni quien ahora dio la mermelada estarán ni en el gobierno ni en el congreso y quizás ni en este mundo!

Ricardo Buitrago C.