En el día internacional del Agua el contrapuntear parangones, que bien podrían desencadenar contradicciones, puede resultar útil para analizar la posición de Barranquilla en torno a la disponibilidad del esencial líquido y a la forma como se está utilizando, ignorado, o desaprovechando.
Hoy en el diario EL Heraldo un experto agrónomo limeño, pondera la utilización de pozos profundos en la ciudad como una alternativa para mitigar la sequía. Eso “ya se hace en los parques Suri Salcedo, Las Nieves y La Paz” dice el informe.
Se argumenta para ello que una de las principales bondades de ese sistema radica en que “el 97 por ciento de agua dulce a nivel mundial se encuentra bajo tierra”, por lo que únicamente el 3% restante está contenida en lagos, lagunas y ríos”, el subrayado es mío, y agrega, “Barranquilla no tiene ni el 30% de los pozos con que cuenta la sabana de Bogotá”. “Es un recurso extremadamente desaprovechado”, advierte.
Lo que no dice el experto, quien además es el contratista distrital para las perforaciones, es que Barranquilla está entre ese privilegiado 3% del mundo que cuenta con recursos hídricos suficientes no provenientes del subsuelo.
Les refresco este dato que tercamente hemos querido ignorar: Naciones Unidas, para identificar regiones con capacidad de desarrollo, considera adecuado un índice de disponibilidad anual de agua per cápita, mínimo de 2000 m3. Barranquilla tiene la bicoca de 192.633m3/año de oferta por habitante. Un parangón envidiable ¡en el mundo! Europa ofrece apenas 4.200 y Bogotá, con quien absurdamente en este ámbito se nos pretende comparar, tan solo 160.
Esa asombrosa disponibilidad es posible por estar, la ciudad, a orillas del Rio Magdalena, con un caudal promedio de 7.200 metros cúbicos de agua por segundo, mientras que su consumo y el de su área metropolitana es de escasos 5 m3/seg lo que la sitúa como una de las urbes en el mundo con privilegiada oferta per cápita del precioso líquido.
Más claro no canta un gallo. Es absurdo copiar sistemas para su utilización en regiones en donde no la hay, ignorando los medios de uso en situaciones en donde existe en abundancia. La carta más importante de presentación de la ciudad, como polo de desarrollo, es el agua que impávidos vemos pasar y nos negamos a utilizar.
Les doy este otro dato: El Country Club, para el riego de su cancha de golf en Sabanilla, transporta el agua cruda del Rio Magdalena ocho kilómetros. ¿Cómo es posible que en Barranquilla no hayamos diseñado un sistema de transporte y utilización de agua cruda para el riego de parques y zonas verdes?
Ahora solo falta que el riego del nuevo gran parque a construir en terrenos donde funciona el Batallón, tan cerca al rio que hasta en totuma se podría llevarle agua, se haga al estilo capitalino de la escasez. Vale decir perforando pozos y no mediante una corta tubería desde el rio.
Años y años estuvimos convencidos de que el problema de los arroyos era insoluble. Estas administraciones lograron romper ese mito. ¿Por qué no romper ese otro de que no podemos tener una ciudad verde y florida si tenemos una disponibilidad de agua envidiable en el mundo?
