El que ad portas de firmarse un pacto con las Farc para su desmovilización el número de hectáreas dedicadas a los cultivos ilícitos, de acuerdo a monitoreo de Naciones Unidad, se haya incrementado considerablemente, y el que el contubernio entre traficantes y terroristas sea un hecho evidente y reconocido, denota que demasiadas ruedas sueltas y equivocaciones pudieran existir en el proceso de paz y en las Acciones del gobierno en cuanto a la aplicación de la represión, constitucional, de los desafueros.
No es precisamente con un “llamado a la reflexión a los hombre de Timochenko”, como lo sugiere el editorial del diario El Tiempo “Un problema y una solución”, como se deberían tomar acciones correctivas del caso sino, independiente y sin reñir con los diálogos de La Habana, ejerciendo el Estado las facultades que la Carta Magna tiene previstas para combatir las situaciones que se vienen presentando sobre las que, no nos digamos mentiras, se ha bajado la guardia en forma por demás Equivocada. ¡Ahí están las pruebas; la paz se construye, no se mendiga, y no es válido para obtenerla renunciar a deberes constitucionales!
Ricardo Buitrago C.