La ingesta de realidades democráticas adversas a muchos editorialistas y medios de prensa les causa diarrea. No son capaces de digerir el que resultados democráticos retraten realidades geopolíticas bien diferentes a las que su ideología les antepone como únicas premisas válidas.
Ese empacho lo refleja el editorialista del diario El Tiempo cuando, en editorial "El tiempo de Trump", concatena los recientes sucesos acaecidos en la elección presidencial estadounidense con lo sucedido con el plebiscito nuestro y afirma: “es más el reflejo del profundo descontento que hay en la sociedad con la clase política y las instituciones tradicionales, y que de alguna forma se hizo presente tanto en el 'Brexit' británico como en el triunfo del No en el plebiscito por la paz en Colombia” y remata con esta fétida diarrea: “es claro que los populistas –el subrayado es mío- saben decir lo que la gente quiere escuchar, y en ese sentido las iniciativas y los partidos progresistas y garantistas –también este- deben volver a escuchar a las gentes”.
Que irrespeto, perversidad, y desfachatez en el que incurre el autor del escrito cuando trata de mancillar un Inobjetable Triunfo del No, en las urnas de la democracia colombiana, calificando la decisión soberana de una mayoría como producto del seguimiento de millones de compatriotas, cual borregos, a prácticas y dictámenes “populistas”.
Y se explaya más el escribiente en su ofensa cuando trata, como única alternativa viable, de “progresista y garantista” a un gobierno y partidos que lo respaldan, como el nuestro, el que precisamente ha carecido de eso; de garantías hacia una democrática oposición.
Que se tome un antidiarreico el editorialista para que finalmente pueda digerir el inobjetable triunfo del No y acepte como un hecho el que las realidades geopolíticas de América, hoy, son diferentes y hacia ellas debemos ir ajustándonos.
Ricardo Buitrago C.