Por: Ricardo Buitrago C.
Sí, así como título este comentario, poco importa la noticia publicada por El Heraldo de que se “reducen ritmo de obras en Puente Pumarejo por deuda del Gobierno”.
El hecho no es para entrar en depresión pues esa obra va camino a ser, por ahora, como la Avenida del Rio: bellísima y de ensueño; cumple la vía con el primer calificativo por su construcción, ubicación y entorno, y con el segundo porque es para soñar pero, por fantástica que sea y lo es, no tiene ninguna utilidad inmediata. Sirve para conocerla y para nada, para nada y para nada. No comunica ni facilita la comunicación con nada, ¿Qué a futuro lo sea? Eso es otra cosa pero, hoy, su existencia es meramente decorativa. “Se adquirió la silla antes de tener la bestia”
La imponente mole de concreto que sobre el Magdalena se construye, va camino a emular La Avenida del Río. Lo digo, amigo lector, porque la utilidad de un puente no está en la capacidad de tráfico vehicular que por sí mismo pueda albergar, sino en su concatenación y simetría con las vías que se propone unir y es allí, en la disparidad de esas características, en donde me nace la indiferencia sobre su inmediata y no complementada construcción.
¿Para qué sirve una monumental obra con dos calzadas de tres carriles cada una -eso creo que suma seis- si la víaBarranquilla-Ciénaga a la que va a estar unida y a donde se trasladará el tráfico, por él soportado, solo tiene dos míseras y angostas vías y su ampliación no solo se ve lejana sino incierta?
Mientras no se concrete la Doble Calzada con un costoso pero muy útil viaducto el nuevo puente servirá para magnificas e imponentes fotos que, en forma mentirosa, darán la impresión de un desarrollo e infraestructura de transporte pero a la larga ineficaz. La Ruta del Sol llegará de Bogotá a Ciénaga y de allí a Santa Marta, en doble calzada, y dará un brinco sobre el tramo de Ciénaga a Barranquilla, en donde no hay definición y se transitará allí en calzada simple, para aterrizar a la doble calzada del Nuevo Puente Pumarejo. Se crea así un embudo, ¡un gran cuello de botella! que da al traste con el beneficio que esas obras deberían generar.
¿Es eso entendible, es aceptable? Ah pero tranquilos que, funcionarios del gobierno, nos han prometido que esa doble calzada será una realidad y nosotros les creemos a pesar de que no hay presupuesto, que no está resuelto el problema ambiental, que no hay factibilidad, -hay una pre-factibilidad anunciada- y que la situación económica del país hoy es diferente.
Nos estamos dejando enredar de un gobierno promesero que crea expectativas que se derivan luego en confusión y terminará, la afirmación es mía, en frustración sino nos hacemos sentir.
A nuestra dirigencia política no le parece injusto que el Gobierno Nacional construya, como quien compra la silla sin tener la bestia, el Puente Pumarejo pero que no defina nada sobre la vía Ciénaga-Barranquilla, mientras destina obras por entre 13 y 15 billones de pesos para las autopistas de la montaña en Antioquia.
Es esa la razón por la que el hecho de que se atrase el nuevo Puente Pumarejo, mientras no exista definición sobre el tramo Barranquilla Ciénaga, a mi poco me importa. ¿Para qué esa mole imponente pero inútil sino se complementa con la embolata doble calzada Barranquilla-Ciénaga? Diremos tenemos un gran puente ¿y?
