¿Quieres que te cuente el Cuento del gallo capón? Con esa pregunta se inicia una parodia de mamagallismo Caribe, narrada por García Márquez, en la que tras la respuesta afirmativa o negativa, del expectante oyente, el bromista interpela con un: "yo no te pedí que me dijeras que sí, ni que no, ni que qué es eso, ni que bueno, ni que más tarde, yo te dije que si quieres que te cuente el cuento del gallo capón y así, tras reiteradas preguntas sobre el gallináceo animal, se burla y deja sin respuesta concreta y solución al esperanzado interlocutor.

Con evasivas, como en el cuento, está tomando el gobierno la respuesta negativa a la pregunta formulada en el plebiscito democrático para aprobar o improbar los acuerdos de la Habana con las farc. Que no te pregunte que si o que no a los acuerdos sino a la paz, que no dije que iba a renegociar, sino a ajustar y precisar, que sí, pero que no. Así, ambiguo, disperso, impreciso, con afirmaciones y rectificaciones, con dudas, con vacíos recibidos por un país expectante, como el escucha del cuento, ha sido deliberadamente la posición gubernamental en este proceso.

Bajo la premisa de que lo etéreo por estar allí, en la nubosidad de lo incierto, no puede ser confirmado ni desmentido diseñó el gobierno su estrategia de imposición que pretende mantener activa, a pesar del no con el que el plebiscito tumbó los acuerdos.

Presidente “el cuento del gallo capón” queda bien solo en la narrativa de García Márquez. Sea serio; el país necesita respuestas y posiciones concretas, pues la respuesta plebiscitaria fue un no rotundo que no admite dilaciones ni mamaderas de gallo. Mamando gallo no se votó el no, fue con mucha decisión y firmeza y así debe continuar.

Ricardo Buitrago C.