Por: Ricardo Buitrago C.
Mesura, sindéresis, y discusión informada, en el análisis de lo divulgado sobre el proceso de paz, pide el diario El Tiempo en su editorial, “Un debate sereno e informado”, siendo que el Gobierno de Colombia, con excesiva rimbombancia, salió a celebrar un Acuerdo que, dice el editorialista, solo contiene el marco de lo pactado pero que encierra, –esta afirmación si es mía- una gran ambigüedad -como ha sido en todo este proceso- sobre la que, en el claro oscuro de lo vago y difuso, se alcanza a vislumbrar la figura grotesca de un sapo, trajeado con hiriente vestidura, que transita en contravía de la institucionalidad, la dignidad nacional, y el estado de derecho.
¿Para qué carajo Mostraron la cabeza del anfibio si luego no quieren aceptar criticas u observaciones sobre la figura amorfa con que se percibe su cuerpo?
A la mente humana no se le puede pedir que renuncie a pensar, analizar, o a ser suspicaz, cuando en su grandeza y perspicacia percibe que esa ambigüedad podría estar convirtiéndose, exprofeso, en la vaselina con que se pretende deslizar el gigantesco batracio gestado por aleves y dolorosas violaciones a la constitución, la democracia y a la facultad de pensar y disentir en su ejercicio.
La forma como se está actuando es perversa pues lo etéreo por estar allí, en la nubosidad de lo incierto, no puede ser confirmado ni Desmentido. Y como oficialmente no se conoce casi nada sobre el contenido de los que, la gran prensa dice es solo, el marco del acuerdo, hay excusa para afirmar que poco se puedo debatir, confirmar, o contradecir, así en lo abstracto parezca haber mucho.
La vaguedad ha sido la perfida estrategia de imposición de unos acuerdos nefastos para el país. Avanzamos, sí, y esto es un decir, hacia un destino impreciso plagado de dudas y contradicciones entre tímidas posiciones del gobierno y un incesante desmentido de los Terroristas, matizado, con desvergonzada irreverencia.
Para la muestra un botón: no ha terminado el país de digerir la divulgación del acuerdo y los medios de pedir mesura mientras, decían, se conociese el contenido total de lo que falta por concretar cuando las Farc, más rápido que enseguida, salieron a afirmar que "el denominado acuerdo Jurisdicción Especial para la Paz está cerrado" y que no requiere “precisión adicional o un desarrollo que implique aclarar lo que no necesita aclaración alguna, porque lo escrito y recogido en el texto es totalmente trasparente” y para enrostrarnos la impunidad que están seguros haber logrado agregan: "en el acuerdo no se habla de concentración de tropas de las FARC-EP ni de lugares de confinamiento para quienes brinden verdad plena y exhaustiva".
Sobre el insolente desmentido de las farc el gobierno seguramente, como lo ha hecho en el pasado, callará con el pretexto de “no sostener un debate mediático”
Esa ha sido la constante para dejar en un perverso limbo algunos temas esbozados por los terroristas, o propuestos por algunos miembros del gobierno, por congresistas, o aseveraciones de cabezas de importantes instituciones como el Fiscal que denotan la realidad de un ánimo retaliativo escondido en una paz a la que están convirtiendo, quien lo creyera, en vehículo generador de inquinas, odios y resentimientos carentes del aglutinamiento como esencia de una existencia pacífica.
Nos Mostraron Solo la cabeza del sapo pero ya está saliendo a flote el cuerpo del batracio nadando en la corriente de etéreos, dudosos, e inciertos acuerdos que en la realidad constituyen una clara claudicación en favor de los terroristas.
