La reunión de Ayer fue una retrospectiva edificante de momentos y vivencias escolares que nos permitieron ver, nuevamente, que han pasado y pasaran años pero nunca los suficientes para que, los recuerdos de Juventud se borren, los sentimientos de amistad se marchiten, el niño que llevamos dentro de nuestros corazones se sepulte, o los diferentes derroteros tomados por cada uno en la vida nos distancien.
Pudimos constatar que esa Irreverencia de juventud que ayer sacamos a relucir nuevamente no es otra cosa que la sinceridad en su pureza extrema, desprovista de los disimiles ropajes que estructuras y Situaciones azarosas de la vida imponen.
En casa de Jorge García y Margie, su esposa, a orillas del mar Caribe, que ellos con amor llaman “Rincón de mi Viejo muelle”, Descubrimos que seguimos siendo los mismos jóvenes y que lo único que el tiempo ha puesto viejo es precisamente ese muelle, que Jorge un día construyó, porque como decidimos transparentar, como jóvenes, nuestras almas, no pudimos ver signos de vetustez en ninguno de los cuerpos que a cada una de ellas arropa.
No fuimos a ese maravilloso convite a añorar ni tiempos ni momentos pasados pues tomamos cada uno la decisión, sin expresarla, de seguir viviendo esas situaciones pues la juventud, descubrimos, es un estado del alma independiente de las apariencias del cuerpo.
Muy pronto vamos celebrar un “jurgo” de años (45) de habernos graduado y lo vamos a hacer con el espíritu de juventud, irreverencia, espontaneidad, sinceridad, y amistad indisoluble que en reuniones preparatorias, como la de ayer y las que nos faltan, hemos decidido imponer como sello distintivo de nuestra promoción.
Ricardo Buitrago C.
