La sublimación de la Belleza y donaire de la mujer Caribe y colombiana no solo permanece indemne ante el mundo, sino Acrecentada después del ridículo protagonizado por el presentador Steve Harvey y la organización del concurso Miss Universo que originó sentimientos de indignación, rabia, frustración, y desconsuelo.
Perplejos vimos como a nuestra bella representante, Ariadna Gutiérrez, proclamada Miss Universo, después de haberse tragado con ese desparpajo y seguridad propio de las féminas del litoral norte del territorio patrio las pasarelas del concurso, le era removida la Corona que ya había sido colocada sobre sus sienes aduciendo un error en la lectura e interpretación del veredicto del jurado.
El oso fue monumental, el desconcierto inenarrable, la indignación brutal, pero al tiempo esas inevitables recordaciones, reforzadas por filmaciones, del trasegar del certamen que por las desafortunadas circunstancias venían a la mente, sublimaban y de qué manera, la belleza, el donaire, y la grandeza de la mujer colombiana.
El bochornoso espectáculo hizo que para nosotros Ariadna, aun sin corona, sea Miss Universo. Pero a la bella filipina, quien recibió atónita y también desconcertada la distinción, le crearon un fantasma que le hará sombra durante su Reinado. Será inevitable que durante él se proyecten en la mente, o en los medios de comunicación, las imágenes de esa despampanante, cautivadora, y arrolladora mujer sucreña que se ganó la admiración del mundo y que por inconcebibles circunstancias, errores, o como quieran llamar al bochorno, fue Miss Universo por escasos cinco minutos.
¡Un reinado efímero pero una sublimación, de la belleza colombiana, acrecentada y perenne!
Ricardo Buitrago C.
