Esta semana pasada he asistido a dos actos solemnes de clausura de curso de sendas escuelas de iniciativa social. Son tres si ampliamos la horquilla al mes. Las tres instituciones educativas llevan 70, 43 y 15 años de existencia, aportando valor -mucho valor- a la sociedad en la que trabajan, en los ámbitos universitarios y de formación profesional. En los tres casos, sobre todo en los dos