Casi simultáneamente, mis lecturas han hecho coincidir la descripción de Dos Visiones parecidas y muy distintas al mismo tiempo. En la primera lectura de la Misa del martes pasado, correspondiente a la trigésimo tercera semana del tiempo ordinario, leemos la visión del rey Nabucodonosor de una estatua con «la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce,