«Ante tantas situaciones personales rotas, el trabajo nos ofrece la oportunidad de progresar en otra de sus dimensiones: la capacidad de Acogida y apertura a los demás. En la confluencia entre ruptura y acogida resurge la nostalgia de trascendencia, de ir más allá de uno mismo, de cuidar y ser cuidados, de ayudar y ser ayudados, primeras consecuencias del reconocimiento de la vulnerabilidad. Un