Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Las Vegas, la ciudad que nunca se apaga

Tags: vegas ciudad

Cuando el 19 de octubre Hillary Clinton y Donald Trump se enfrenten en lo que será el último debate de la alocada carrera presidencial estadounidense, Las Vegas se cobrará su pequeña revancha. Elegida como sede del esperado duelo político, la urbe más grande del estado de Nevada será finalmente considerada, como repiten los funcionarios locales, “una ciudad en serio”.

Tildada durante años capital del pecado (Sin City), la ciudad arrebatada a los indios mexicanos, fundada a principios del siglo XX en una zona húmeda del desierto de Mojave, catapultada a la fama con la legalización del juego en 1931 y conquistada poco después por la mafia, cimentó su mística enraizada en la ruleta, el alcohol y la permisividad.

Más de 50 años después de que capos del crimen organizado, como Bugsy Siegel o Lefty Rosenthal, forjaron el carácter de Las Vegas, una encuesta de 2013 indica que apenas el 15% de los que viajan hasta aquí lo hacen para apostar. El resto simplemente se deja llevar por la oferta inagotable de espectáculos, shopping, gastronomía y un cúmulo de récords que sólo un enclave que sabe reinventarse en un pestañeo puede ostentar: es la ciudad con mayor capacidad hotelera de Estados Unidos, la de más estrellas Michelin per cápita en el mundo y la que más creció en el siglo XX en todo el país. Sólo en los últimos 25 años, pasó de 500.000 a dos millones de habitantes (y cada año llegan 75.000 migrantes más).

Con nada menos que 42 millones de visitantes al año, las novedades en Las Vegas no dan tregua. Entre las últimas se encuentran la inauguración de un estadio con capacidad para 20 mil personas (el T-Mobile Arena, fundamental para el creciente número de espectáculos multitudinarios ), el restaurante del mediático chef británico Gordon Ramsay (Fish & Chips) o The Park, un bienvenido descanso con cascadas de agua y ¡árboles! bajo un sol inclemente, en medio de la jungla de cemento.

Porque el corazón de Las Vegas, The Strip -la arteria principal-, es una sucesión de rascacielos y hoteles, a cual más delirante. Primero surgieron simplemente como hoteles-casino, y hasta el día de hoy la mayor parte de los alojamientos tiene el casino incorporado en pleno lobby. A cualquier hora del día, mientras uno hace el check- in, se escucha el ding- ding de los tragamonedas, mientras los jugadores pululan en ojotas y camisas hawaianas.

Después vinieron los hoteles estilo Disney, es decir, los temáticos. Con réplicas grotescas y alucinantes a la vez de las pirámides y la esfinge de Giza, de la torre Eiffel, de la Estatua de la Libertad y del Empire State Building (con montaña rusa incluida), y hasta de los canales de Venecia, con gondolieri que cantan en italiano y todo.
Hasta el cielo es artificial en la réplica de los canales de Venecia
Hasta el cielo es artificial en la réplica de los canales de Venecia. Foto: Grand Canal Shoppes

Sobre el filo de esta década llegarían los hoteles más lujosos, los que simbolizan la nueva sangre de Las Vegas. Como The Cosmopolitan, con sus obras de arte que decoran los pasillos y la espectacular araña de 2 milllones de cristales Swarowski; el Wynn, con sus jardines tropicales, decoraciones de flores naturales (sólo el carrusel en tamaño real lleva 110 mil flores frescas), cancha de golf de 18 hoyos o la escultura en vidrio Tulips, de Jeff Koons (también el restaurante Botero está poblado de obras del artista colombiano); el Mandalay y su acuario de tiburones o el Bellagio, con sus famosas fuentes de aguas danzantes, calificadas como el mejor espectáculo gratuito de Las Vegas. Está claro que en un lugar donde la ostentación desmesurada es la norma, los hoteles se desviven por subir el nivel con toques cada vez más espectaculares.

Lo último, de todos modos, son los llamados hoteles boutique que, a pesar de tener miles de habitaciones, ostentan la condición de ser “non gaming & non smoking resorts”, es decir, sin casinos ni fumadores. (Las Vegas se ha convertido en la última trinchera de los adictos al tabaco por razones obvias: la industria del juego se muestra más que complaciente con sus visitantes para que suelten billetes). Ejemplos de esta tendencia son el Delano, el Vdara, The Cromwell , The Signature , The Four Seasons, Mandarin Oriental o el Trump International (difícil creer que el magnate devenido político resignó la ganancia del juego…).

Y así como los hoteles fueron mutando de perfil, también la ciudad se alejó del rótulo pecaminoso para posicionarse como capital del entretenimiento, con shows que vienen rompiendo taquillas desde hace ya más de 20 años. Sólo el Cirque du Soleil tiene hasta siete espectáculos al unísono en distintas partes de la ciudad, y algunos, como el 0 (sobre agua), son exclusivos de Las Vegas. Love, el show con música de los Beatles, es acaso el que despliega el mejor diseño de producción de la historia del circo, con una banda sonora de excepción.

Le siguen un rosario de espectáculos, musicales, presentaciones y apariciones de viejas glorias tan disímiles como atractivas: en lo que queda de 2016 desfilarán desde el Blue Man Group hasta Jerry Seinfeld, Elton John, Santana, Enrique Iglesias, Whoppie Goldberg. Mike Tyson, David Copperfield, Lionel Richie o Jay Leno. Sin nombrar a parte del “staff permanente” de Las Vegas, como Jennifer Lopez (con su show All I Have), Britney Spears (Piece of Me) o Celine Dion. Incluso el próximo 22 de julio, la selección argentina de básquet disputará un amistoso con el Dream Team, en esta ciudad.

Más allá de los shows o el deporte (desde jugar golf en alguna de las 50 canchas de Las Vegas hasta practicar escalada en el cercano Red Rock Canyon), la ciudad de la sobrestimulación permanente también invita a vivir otros programas, lejos del despilfarro lumínico. Entre ellos:

AUTOS. Los fanáticos de la Fórmula 1 pueden ir calentando motores: inaugurado a principios de este año, Speed Vegas es un nuevo circuito de US$ 30 millones que permite a los aficionados a las carreras despacharse al volante del auto de sus sueños. Ferrari, Lamborghini, Porsche son algunas de las marcas de la flota, aunque manejar estos superautos tiene su precio: entre US$49 y US$ 89 sale la vuelta a toda velocidad por la pista. Sólo hay que contar con más de 18 años y licencia de conducir vigente del país de origen (también se puede ir como acompañante, pero tiene la mitad de gracia y de adrenalina). Para tentar a los más fierreros, se puede comprar más vueltas a medida que uno está manejando, mediante un reloj conectado a la tarjeta de crédito.

EL GRAN CAÑÓN. Las Vegas es una de las ciudades más cercanas a esta maravilla natural. Está a 190 km en línea recta, pero por la ruta la distancia se multiplica a 390 km o casi cuatro horas de viaje. Aunque el cañón se puede explorar también a caballo, a pie o incluso en rafting por el río Colorado, una de las excursiones más populares es la que se hace en helicóptero. Desde la pequeña ciudad de Boulder, a 43 km de Las Vegas, levantan vuelo unos 14 helicópteros por hora.

Los colosales pliegues de piedra colorada no tardan en aparecer, justo después de la represa Hoover, que permitió la creación del lago Mead, con aguas del río Colorado (el embalse genera parte de la enorme cantidad de electricidad que necesita Las Vegas para convertir las noches en días). También se sobrevuela el Skywalk, la plataforma semicircular transparente que permite caminar sobre el abismo de 1300 metros (fue inaugurada en 2007 por el astronauta Buzz Aldrin, y aún genera polémica por sus altos precios y porque no permite sacar fotos ).

En las estrías de esta gran rajadura del desierto de Arizona (sí, se cruzan las fronteras del estado de Nevada) está escrita la historia natural de los últimos 2000 millones de años, la mitad de la vida de nuestro planeta. El piloto, Andrew, sintoniza música de Cold Play mientras emprende el regreso, tras una media hora de vuelo. “La próxima vez -sugiere- contraten la excursión que incluye aterrizaje y brindis con champagne en medio del cañón.”

Excursión en helicóptero, desde US$ 259 (con traslados desde el hotel). El único día del año en que no hay tours es el 25 de diciembre.www.Papillon.com .Reservas en [email protected]

LAS VEGAS VINTAGE . La revista Time alguna vez describió a la calle Fremont como cool y deprimente a la vez. Las cuatro cuadras techadas y peatonales del viejo downtown (de The Srip, son unos 15 minutos en auto… o en limousine, otro típico medio de transporte local) son un despliegue de música, letreros brillantes -entre ellos el famoso cowboy de neón-, negocios de tatuajes, casinos, casas de souvenirs mediocres y los mismos personajes que abundan en las veredas de The Strip: desde un decadente Michael Jackson hasta Darth Vader o los incontables émulos de Elvis, pasando por veteranos de guerra y homeless que sólo piden alcohol (“Para qué mentir. Necesito cerveza”, reza un cartel).

Pero lo mejor está arriba. En la bóveda, con sus más de 12 millones de luces led, que por las noches es también pantalla de video (con música de Queen, KISS o The Doors), y en la gente que pasa prácticamente volando en tirolesa. Se trata de Slotzilla, el zipline para colgarse de un arnés y viajar suspendido por el aire, a una altura de 36 metros. Debe de ser la única tirolesa en la que, en lugar de ver lagos o montañas, se ven cabezas (sale US$20 deslizarse por el nivel más bajo, US$40 el más alto).

La llamada Fremont Street Experience ya lleva varios años y forma parte de una iniciativa de hoteles y casinos cercanos para reactivar el turismo en la zona vieja de Las Vegas.

De todos modos, la apuesta más grande de la antigua ciudad fue la que hizoTony Hsieh, un emprendedor del comercio electrónico que amasó su fortuna al vender su sitio online (Zappos) a Amazon en 2009, a los 38 años. Poco después, Hsieh desembolsó 350 millones de dólares de su propio bolsillo con un único y ambicioso objetivo: revitalizar el centro de Las Vegas a través de un plan de recuperación urbana llamado Downtown Project.

El downtown es donde todo comenzó en Las Vegas: el primer hotel (el Golden Gate, 1906), el primer ascensor (en el Hotel Apalache, 1932), la primera calle asfaltada (1925), la primera licencia de juegos (otorgada al hotel y casino Northern Club). Cuando en los años 90 las luces y la movida se mudaron a The Strip, el downtown cayó en un agónico abandono.

Para lograr su objetivo, el Downtown Project cubre varios frentes. Desde festivales como Life is Beautiful -tres días de recitales gratuitos en septiembre- hasta la convocatoria de muralistas que plasman sus obras en paredes ruinosas (al mejor estilo Wynwood de Miami), pasando por la apertura de pizzerías veganas o librerías independientes, el proyecto busca cambiar la cara al lugar. También el Container Park, una plaza con tiendas -artesanías, peluquería, cafés- instaladas en containers reciclados, en medio de una plaza con juegos para chicos (pero diseñados para que los padres también puedan participar) es parte del proyecto. A eso se suma el hecho de que Hsieh mudó sus oficinas de San Francisco a Las Vegas, invirtió en start up tecnólogicas y abrió un hospital y una guardería. Todavía falta mucho por hacer, pero el downtown vale una visita.

MUSEO DE LA MAFIA . Es cierto que los museos no ocupan los primeros lugares de la lista entre quienes visitan Las Vegas por primera vez. Pero al clásico Museo de Neón (que traza una semblanza de la ciudad a través de más de 150 letreros luminosos de casinos, moteles, restaurantes y hasta lavanderías, verdaderos monumentos kitsch al dinero y el vicio) se sumó el imperdible Mob Museum, o Museo de la Mafia, que busca reflejar la influencia que el crimen organizado ha tenido en Las Vegas .

Inaugurado en febrero de 2012 en el downtown, el museo funciona en el antiguo juzgado de la ciudad. Fue en este edificio de estilo neoclásico donde se destaparon las actividades ilícitas de muchas figuras de Las Vegas, la mayoría proveniente de las familias más importantes de la costa Este.

Además de fotos y documentos, los visitantes pueden disparar -de modo virtual- una ametralladora ligera Thompson típica de la época o escuchar grabaciones realizadas por el FBI. Entre sus piezas también figura parte del muro acribillado de la llamada Masacre de San Valentín, en Chicago (cuando fueron fusilados siete enemigos de Al Capone en 1929), o la silla de peluquero en la que fue asesinado en 1957 el mafioso calabrés Albert Anastasia.

El ex alcalde de Las Vegas, Oscar Goodman (que se interpretó a sí mismo en la película Casino, de 1995), defendió como abogado a unos cuantos mafiosos. “La mafia verdadera desapareció hace mucho tiempo -dijo alguna vez-. Por eso me hice alcalde. No tenía más clientes”.

Este post Las Vegas, la ciudad que nunca se apaga fue publicado primero en Metro Noticias Las Vegas.



This post first appeared on Metro Noticias Las Vegas - Noticias De Las Vegas,, please read the originial post: here

Share the post

Las Vegas, la ciudad que nunca se apaga

×

Subscribe to Metro Noticias Las Vegas - Noticias De Las Vegas,

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×