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El discreto encanto de Barnechea

Iván A. Budinich Castro

Me considero un conservador devenido desde lo que alguna vez fue un liberal desengañado. En mis días estudiantiles –a falta de un partido liberal- y por ser en esencia lo que me parecía más cercano a lo que debería serlo -a pesar de los propios acciopopulistas-, fui un activo militante y dirigente acciopopulista que paso por las diferentes instancias desde el Comité de Juventudes hasta el Comité Ejecutivo Nacional pasando por diferentes encargos que diversas dirigencias tuvieron a bien asignarme. Fue una bonita etapa de la que conservo invaluables amigos y todavía mi carnet acciopopulista del que nunca pude desprenderme del todo a pesar de diversos desacuerdos y hasta decepciones de una Acción Popular que más de un quinquenio parecía una entidad a la deriva gobernada por intereses que le apartaban cada vez más de sus fuentes originales.
Alfredo Barnechea

Quizás por esa razón, en primera instancia la candidatura de Barnechea no me motivaba en absoluto. No se puede negar que el candidato en cuestión es una persona preparada hasta el extremo, pero dudaba de su capacidad para engancharse con las masas y más todavía de la habilidad para manejarse frente a la aceitada maquinaria de sus rivales internos. Sin duda esta ultima una de las razones por las cuales ingresa de manera tan tardía a la contienda electoral.

En ese orden de cosas, había decidido no apoyar para nada en ninguna campaña. Es más, al principio de escuchar el discurso de Barnechea me pareció estatista. Guiado por los prejuicios, renegociar los contratos del gas, me pareció chavismo puro. Entiéndeme querido lector, yo viví mi infancia a la sombra del alanato. A la primera mención de regulación recuerdo la escasez, las colas, el cierre de negocios, el robo descarado de los ahorros en dólares de las familias, la inflación, la corrupción y otras perlas de AGP I.  Sin embargo Barnechea es un hombre culto y bastante enterado, siempre que se puede es un placer escucharlo. Como digo, viví mi infancia a la sombra del alanato y desde que aprendí mis primeras letras soy asiduo lector de todo lo que caiga en mis manos, así que Barnechea de larga trayectoria en diarios y revistas no me es desconocido para nada. Dicho esto, entenderás porque decidí escucharlo y entonces comprendí que sus ideas no eran para nada estatistas, su propuesta no es la de un mercado libérrimo, pero tampoco es la de un Estado omnipotente, lo suyo es un punto de quiebre con respecto al Estado actual ineficiente, por uno que esté al servicio de los ciudadanos y no sea presa de intereses mercantilistas.

La propuesta de Barnechea es en esencia simple y para nada no-liberal o algo que les puede mover el piso a conservadores que no sean ultramontanos.  Un Estado que funcione al servicio de los ciudadanos y que regule el funcionamiento del mercado. El propio Adam Smith estaría conforme con ese tipo de Estado, porque el sabia y  todos lo sabemos, que el interés del capital le llevara tarde o temprano a confluir para conspirar contra los intereses del ciudadano-consumidor a menos que un Estado fuerte este ahí para regularlo y nosotros los ciudadanos estaremos ahí para regular al Estado, porque como dijo Thomas Jefferson, “el precio de la libertad es la eterna vigilancia”.

Escuchar a Alfredo Barnechea no es lo mismo que leerlo. No es que sus columnas no sean un lúcido despliegue de visión y erudición sobre los diversos temas que aborda. Las objeciones que pueden hacerse en base a ideas preconcebidas pueden deshacerse cuando se ve la convicción, el énfasis y la tranquilidad que existen en sus planteamientos. Estamos ante una visión de país respaldada por un pensamiento añejado en décadas de reflexión y hoy también por una organización pequeña todavía en términos electorales, pero grande a la vez en lo que se refiere a  ideario y compromiso, que cuenta además con una enorme trayectoria de servicio al país como es Acción Popular a la cual los planteamientos de Barnechea le dan un nuevo aire, una renovación si se quiere a la recordada doctrina acciopopulista y el legado de Don Fernando Belaunde tan injustamente dejado de lado en los últimos avatares de la política peruana. A estas alturas, es muy claro y casi no tengo ni que mencionarlo, -para sorpresa de muchos de mis amigos –muchos de ellos verdaderos talibanes del ultraliberalismo-, Barnechea ha logrado reencontrarme con un acciopopulismo que ya veía como un punto lejano en mi biografía.

¿Cuál es el aporte de Alfredo Barnechea en esta campaña?

Independientemente de si las cifras le son favorables o no y sospecho que le van a alcanzar tanto como para recolocar a Acción Popular de vuelta en una posición expectante dentro de la política peruana y a su propia persona como un referente político a tener en cuenta; el aporte de Alfredo Barnechea es el de haber demostrado que si se puede hacer una campaña en base a una visión de país y sobre propuestas, no solo sobre imágenes gaseosas carentes de sentido como han hecho la mayoría de los llamados pitufos.  Su emergencia –todavía en ciernes- no se debe solo al hartazgo del electorado o al hecho de ser una cara nueva –que no lo es tanto- su fortaleza es saber posicionar propuestas claras sobre un escenario electoral por demás gris y aburrido donde los actores solo compiten por exhibir quien representa el hit del verano.

Barnechea ha demostrado que se puede cuestionar el sistema sin buscar demolerlo y más bien si proponiéndose mejorarlo. No se trata de lanzar por la borda todo lo avanzado, sino de construir un segundo piso sin dejar de lado los aspectos benéficos del actual modelo que a pesar de sus muchos defectos, ha demostrado ser capaz de manera efectiva ser capaz de elevar las condiciones de vida de un gran número de peruanos para hacerlo mucho más inclusivo, justo y humano.
La izquierda podría tomar el ejemplo del acciopopulismo y tratar de renovarse en algo más que en sus actores. No lo harán, de ello estoy seguro. Pero al menos un partido de vieja cuña ha demostrado que modernizarse si es posible ¿Lo lograra? ¿Pasara Acción Popular por sobre el monstruo de la valla electoral? Lo sabremos pronto. Mientras tanto ¡ADELANTE!!!










*Catarsis y Harakiri no se solidariza necesariamente con los planteamientos de todos sus autores. No somos una dictadura bolchevique ni queremos serlo.




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