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Banalización del Holocausto y Anti -sionismo: Los primeros pasos del Antisemitismo


Finalmente, en Chile se pasó la Ley Anti Discriminación tan necesaria, pero a la que tanto se opusieron. ¡Gracias, Christian Larroulet! Dicen los diretes que si se pasó esta ley fue porque el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, estaba harto de ser blanco de ofensas respecto a su religión.  En Chile, a raíz de un incendio forestal provocado accidentalmente por un turista israelí se desató toda una teoría de conspiraciones sionistas, y en la Argentina han causado polémica unas caricaturas en las que se burlan del Holocausto. ¿Son esas muestras de antisemitismo o exageramos los judíos al verlas como tal?

Comencemos por el caso de Página 12 que tanto ha dado que hablar. Una fuerte polémica se ha desatado en redes sociales y medios a raíz de una caricatura de Gustavo Salas en el diario mencionado. En esa caricatura titulada “Las aventuras de David Gueto”, Salas reconocido por su “humor progre”, mostraba un grupo de judíos en un campo de concentración. Puse la tira cómica encabezando esta nota para que ustedes la juzguen.

Como todo artista “progre” Salas busca irritar mas que hacer reír. Efectivamente, estas caricaturas han provocado una tremenda controversia. Hay gente que sin ser judía las repudia y las tilda de antisemitas. En cambio, hay judíos que dicen, que aunque crueles y vulgares, esos dibujitos no son anti judíos. Yo me tengo que alinear junto al segundo grupo.

El chiste de Gustavo Salas no tiene pizca de gracia, es un insulto gratuito y provocador. Es una manifestación de mal gusto e insensibilidad con la tragedia ajena, pero si nos ponemos a pensar todo el humor progre es así: iconoclasta, irrespetuoso, despiadado.

¿Si tanto crítico la tira  por qué no la tacho de antisemita?  Pues por dos razones. La primera es que de alguna manera, el dibujante reconoce que sí hubo un Holocausto. Burlarse de esa tragedia, puede banalizarla, pero no negarla. Y para mí la mayor muestra de judeofobia de este siglo, incluso más que el ataque frontal a la existencia de Israel, es negar el Holocausto. La segunda razón es porque aunque los judíos de este  chiste fome se ven como unos pobres diablos, Salas no les adjudica características negativas y hace hincapié en su condición de victimas.

Como ya sabrán, una de mis licenciaturas es en Bibliotecología. Dentro de ella tengo una especialidad en Servicios a Minorías. Lo primero que se me inculcó fue que debía vigilar que no entrase en mi biblioteca ningún material que reafirmase o perpetuase estereotipos negativos respecto a ningún grupo minoritario, nacionalidad o etnia. Pero otra cosa que se me enseñó es que todo buen bibliotecario debe ser  flexible en el momento de juzgar el material discutible.

Hay muchas maneras de banalizar el Holocausto  pero ahí de nuevo entra en juego la óptica de quien la juzga. Tal como he oído a judíos tildar “Múnich” de Steven Spielberg de anti sionista, me he encontrado con quien considera que  “Bastardos sin Gloria” de Tarantino banaliza el Holocausto y muestra a los judíos como entes negativos. Como me gustan ambas películas discrepo (y tengo argumentos sólidos para apoyar mi tesis) con esas aseveraciones.

Sin embargo, el chiste de Gustavo Salas, por su misma ramplonería es una clara muestra de cómo se puede trivializar toda una hecatombe. Además, la banalización del Holocausto, de la que es culpable Salas, es un fertilizante que ya prepara el terreno para el antisemitismo, una puerta abierta para otras muestras mayores de judeofobia.

No voy a discutir si Rodrigo Hinzpeter es un buen o mal ministro. Basta decir que concibo que como personaje público esté expuesto a ser blanco de muchas  pullas. Que la Ultraderecha envuelva esas pullas en  toallitas antisemitas es inevitable. Pero cuando Derecha e Izquierda unen fuerzas e integran la figura de Hinzpeter a un discurso antisemita se cae en un desmán mayor. Decir que todos los judíos son como el Ministro del Interior es una generalización racista. ¿Por qué no dicen que todos los judíos son generosos como Leonardo Farkas? Porque no les conviene.

Cuando El “Roto” Gajardo dijo que Hinzpeter en sus métodos represivos se parecía a los israelíes, opresores del pueblo palestino, estaba siendo más antisemita que anti-sionista. Cuando dijo que Hinzpeter aprendió esos métodos en los colegios israelíes, fue racista y calumniador. En los colegios israelíes  no se enseñan ese tipo de asignaturas, pero si se enseñan mas cosas útiles que las que ha enseñado Gajardo en su vaga carrera de docente.

Si a un a persona fácil de influir y medianamente educada le dicen que a los niñitos israelíes los entrenan a tirarle bombas lacrimógenas a gente de bien y a incendiar parques nacionales, esa persona lo asimila y se convierte en anti-israelí que es lo mismo que ser anti-judío.  Ese cuento de que hay un diferencia entre ambos términos ya no se lo cree nadie. Todavía no he encontrado a quien me explique cuál es la diferencia entre ambos.

En estos últimos quince años he visto muchos malos ministros en Chile y muchos pésimos gobernantes, varios de ellos tienen apellidos extranjeros. Nunca he visto que se asocie su mal comportamiento con su origen. Cuando la Izquierda se enojaba con la Coca Van Rysselberghe sacaba a colación que era católica (eso en un país que nominalmente es católico) pero no decían “los belgas son todos así” o “es así porque es de origen flamenco”. Yo tengo poca simpatía por la “Mami” Bachelet y casi ninguna por Andrés Allamand. ¿Voy a decir que todos los descendientes de franceses son así? Ridículo. Mi abuela paterna era francesa.

Esa asociación culposa, ese odio visceral, ese nivel de calumnia, y esa creencia de que los judíos  planean conspiraciones para apoderarse del país pueden parecer risibles, pero que contribuyen a un sentimiento de antisemitismo es innegable. Me ha gustado mucho el blog queJoaquín Garcia-Huidobro escribiera al respecto en El Mercurio, pero disputo  su conclusión que cito. “Tampoco hay que exagerar en sentido inverso y considerar que el solo hecho de ponerse nervioso por la cantidad de jóvenes israelíes que visitan Chile, transforma a una persona en antisemita. El antisemitismo es algo muy serio, gravísimo, y no debe ser confundido con cualquier comentario absurdo o especulación infundada”.

García-Huidobro dice la verdad. El antisemitismo es más grave que especulaciones absurdas, pero éstas son un peldaño al primero.



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