Rajoy ha perdido la Batalla de las ideas a la que hacia eco Doña Esperanza Aguirre en el foro de ABC, en uno de los discursos más brillantes de los últimos años en esta España nuestra de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, donde los primeros espadas son los Salieri y los Mozart meros escuderos.

Dicho discurso adquiere una mayor relevancia por dos razones:

1. La primera por su indudable poder de atracción y que supone todo un espaldarazo para aquellos que entiende la política y la vida desde el prisma liberal. Todo un espolón contra el conformismo que mora en las filas populares.

2. Y en segundo lugar porque cualquiera que haya hecho ha bien leerlo completo, encontrará un texto que jamás hubiera podido leer el propio Rajoy (ni se le espera). Cuyo viraje y reacción después de salir derrotado en los últimos comicios generales ya sido añadir más Rajoy a la mezcla, edulcorado con algo de Soraya y de centrismo de nuevo cuño (del que daría como para un seminario monográfico). Como diría mi madre si no te gustan las espinacas, aquí tienes dos tazas.

Decía, que Rajoy ha perdido la batalla de las ideas, al conminar a liberales y conservadores ha formar parte de sus respetivos partidos, tan desafortunada bravuconada demuestra la importancia que el grupo liderado por don Mariano otorga al papel de las ideas, la resignación acerca del modelo ideológico que debe impregnar el discurso del partido dan buena cuenta de ello.

Son varias las apremiantes preguntas que deberán ser contestadas, en el próximo congreso del partido popular y que plantearé de la forma más simple y apolítica posible: ¿Quién somos? ¿Qué queremos conseguir?