En marzo, de 1981, Ronald Reagan se granjeo, con un solo incidente, una leyenda que le acompañaría durante el resto de su vida publica, a saber, la de ser enemigo de las clases trabajadoras.
Reagan decidió acabar con un Sindicato,
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Probablemente por esta razón y sintiéndose fuertes y pensándose que el recién presidente estaba en deuda con ellos, presentaron un documento con mas de 100 Demandas entre las cuales se incluía una demanda de un aumento salarial del 100% y la reducción de la jornada laboral en 5 horas semanales, en un momento delicado, en el que Reagan para afrontar la crisis, había congelado los sueldos de los funcionarios.
“NADIE, NUNCA, en NINGÚN SITIO, tiene derecho a ir a una huelga perjudicial para la seguridad publica” y “Los que no se presenten hoy al trabajo están vulnerando la ley, y si no se presentan en las próximas 48 horas habrán perdido su puesto de trabajo y serán despedidos”
Además impuso severas multas, como contraprestación a los retrasos ocasionados deliberadamente y procedió en el plazo de 2 meses a inhabilitar legalmente y para la eternidad al citado sindicato.
En España, en febrero del 2010, Pepe Blanco se enfrento a una situación similar, en una coyuntura económica francamente precaria, los controladores aéreos amenazaron con huelga y bajo la sospecha de la existencia de una huelga encubierta, presentaron unas demandas que el conjunto de la sociedad considero excesivas.
Pepe Blanco, no solo no cedió a sus demandas sino que les redujo el sueldo y amenazo, con contratar a profesionales de otros Estado o sustituirlos por personal militar capacitado, sino cejaban en su empeño.
Acertada o no la medida, tanto la del español como la del americano, nos dejaron un mensaje, con un gobierno serio no hay bromas ni chantajes, en el caso de Reagan, el Politburó soviético se hizo eco, en caso de Pepe Blanco, esperemos que esta lección haya servido a su líder de partido y nuestro Presidente José Luís Rodríguez Zapatero.