El cartel político es quizás, tras el pensamiento puro, escrito creador de ideología, la primera herramienta de educación/persuasión política a la que los partidos políticos y movimientos sociales tuvieron acceso masivo.
No voy a hablaros del famoso Cartel soviético o de la estética nazi, tampoco abordaré el caso norteamericano, famoso por aquel “Tu país te necesita”, hoy quiero abrazar tiempos modernos, tiempos de imprenta digital y carteles que se proyectan para nuestras carreteras y para nuestras pantallas.
Y para tal cometido, no hay mejor ejemplo que echar un vistazo a lo hacen nuestros mas civilizados vecinos de norte, esos que siempre son puntuales, Dios salva a su Reina y que a las 5 toman el te.
Pero, antes de ello, debemos pararnos y analizar cuales son las características propias del cartel. En primer lugar, el cartel es un soporte limitado, es estático, cerrado y hermético, sin ningún feedback posible. Es además Caro, empapelar una ciudad con la cara de nuestro producto cuesta mucho dinero. Es un soporte clásico, al que el consumidor se encuentra ya habituado, por lo que su impacto es menor. Es mas, por la misma naturaleza fugaz de su lectura, el mensaje debe ser breve, inequívoco, visual y sencillo (muy sencillito).
Y sin embargo sigue ahí, vivito y coleando, pero; ¿Como es posible? ¿Como una plataforma publicitaria tan pobre, deviene tan esencial?
La respuesta es triple; Por un lado, al ser una plataforma tradicional perfectamente consolidada, abandonar su uso podría suponer enviar un mensaje erróneo o contraproducente a la ciudadanía. En segundo lugar, el cartel, pese a que por lo general tiene un poder de persuasión nulo si se muestra una herramienta razonablemente efectiva para posicionar a un candidato, en otras palabras, el cartel te permite poner la cara de tu candidato en la mente de los transeúntes. En último lugar, la no desaparición del cartel electoral tiene una explicación legal, pues las severas limitaciones que en muchos de los países de nuestro contexto se han establecido sobre la propaganda audiovisual, han permitido la superveniencia de esta modalidad de comunicación politica.
Pero, volvamos con los ingleses. En la campaña de 2010 (la misma que catapulto al medio ingles de Clegg a
La campaña en si, se articulaba en torno a dos ejes, uno centrista y positivo, donde primaba el candidato y un mensaje conciliador, cuya línea de flotación quería mostrar a unos tories amables, pseudoverde y muy sociales, la idea que querían trasmitir a la ciudadanía debiera ser algo así como: “oye tío, que no somos tan malos, te prometo que no recortar prestaciones de mas”.
El otro eje, era agresivo y se limitaba a mostrar a un sonriente Brown exponiendo alguno de sus grandes logros. Se centraba por tanto en el antagonista de la historia, poniéndolo en el foco, haciendo único responsable al premier.
La maquinaria del partido Socialista Británico, ah perdón del partido Laborista , no quiso quedar rezagada y lanzó un anuncio donde se podía ver a un joven líder conservador en una actitud displicente en su antiguo Quattro, bajo el lema "No les dejemos volver a los años 80", el golpe, que buscaba hacer mella en la imagen de Cameron, por aquello de su origen etoniano especialmente privilegiado y ese cierto aire de esnob verdejeta blarizado. Pero la jugada disto de ser efectiva, mas al contrario, resulto contraproducente, ya que los conservadores se lo tomaron con humor y pasaron a utilizar la imagen (tras un pequeño retoque estético) como arma, confirmando el dicho britanico de que la ultima broma gana. http://bit.ly/cwIa3M.
EDIT: Y no se te olvide que vivimos en la era de Internet y de Photoshop, mas ejemplos en http://www.mydavidcameron.com/cameron/
