Sí que es verdad. Mucho escozor e indignación causa que estando aún inmersos en la tragedia personal del ex arquero Miguel Calero, una tuitera decida burlarse del sufrimiento de una persona y de las expresiones de solidaridad de los demás. 

Es muy raro que esto suceda, porque a la tuitera no le es extraño el ser víctima del cyberbullying cada de vez en cuando. Pero debo haberme confundido. Lo que yo confundía hace ya mucho tiempo con integridad y autenticidad, y luego con altivez y soberbia, es simple y pura vergajada: Una actitud miserable, ruin, perversa, abyecta y canalla en contra de un enfermo grave y de quienes sí tienen consideración por él.

¿Que la desdichada individua no crea en cadenas de oración? Magnífico, que con su pan se lo coma. Al fin y al cabo está en su derecho. ¿Pero que lo exprese en un momento en que la gente expresa su dolor? Eso sí es ser muy infeliz en la vida.

Y es que no cabe otro calificativo: la #TuiteraVergaja pidiendo plata porque no le gusta que la gente malgaste su tiempo en cadenas de oración. Y más atrás, ejército de sicofantes dispuestos a justificarla. ¿Qué tal? Con semejante comportamiento, que la #TuiteraVergaja no pida consideración el día de su muerte o hashtags de apoyo. Y que tampoco salga después con la babosada de que era una broma.